Lo del Atleti-Real Madrid

escudo-futbol-madridVamos a ver si nos aclaramos, señor Carletto, que me parece que la Décima le ha nublado a usted el sentido. Al Atlético de Madrid se le gana, y ya está. No le pido yo a usted ni que el equipo juegue bien, ni que usted vaya bien vestido, que plancharse la ropa para jugar en el Calderon con el Cholo y el Mono Burgos al lado es una pérdida de tiempo. Ni siquiera le pido una goleada (del Madrid, se entiende). Pero al Atleti se le gana, y punto y ya y se acabaron las bromas.

Comprendo que salir a ese campo al lado del río Manzanares, con el frío que hace y sin que parezca que haya calefacción ni en el palco dé un perezorro de tomo y lomo. También puedo entender que falten jugadores clave, y que oiga, que el otro equipo también juega. Pero una cosa es que nos ganen de vez en cuando y otra que se tomen esto como una costumbre. A ver, que estos han bajado a segunda no hace tanto, que les llaman el Pupas y que lo de perder es como su ADN más reconocible, aparte de dotarles de ese aura de equipo humilde y como del pueblo llano, en favor de la igualdad, los pobres y de acabar de una vez con las guerras y el hambre del mundo. Un poco de Podemos, vaya. Pues a ésos se les gana sin piedad, que total ya están acostumbrados y les da lo mismo. Y hala, luego ya nos ponemos a esperar al Elche, que por ahí es por donde de verdad se pierde la liga.

Es verdad que EL partido que había que ganar lo ganó el Madrid al Atleti en Lisboa. Nunca se lo podremos agradecer lo suficiente a usted y a aquellos jugadores y ese EL partido estará en nuestra memoria y en nuestros corazones hasta el día en que nos muramos. Pero recuerde lo que cantaba usted mismo: historia que tu hiciste, historia por hacer. Por hacer, señor Carletto, por hacer. O sea, que hay que seguir ganando, y a estos de rayas más. Y siempre. Que a mí la Copa del Rey también me importa un pimiento, pero la Copa del Rey se gana y si hay que caer eliminados, se cae en primera ronda con el Alcorcón, y así por lo menos se lleva una alegría alguien verdaderamente humilde y solidario. Y lo mismo la liga. Se gana en el Bernabéu y se gana en el Calderon. Y a otra cosa.

Otro que ha entendido regular lo de la historia que tu hiciste, historia por hacer es Casillas. Va a hacer historia como el héroe que fue y el villano en que se ha convertido. Se irá por la puerta pequeña, amado y halagado por periodistillas comprados, y aplaudido en otros campos con compasión. Está acabado, y es de un patetismo irremediable, pero mientras tanto hace daño. Y sobre el resto ¿qué decir? Pues que hoy no ha funcionado nadie, ni siquiera Isco, un tipo en mi opinión muy sobrevalorado (alguien adorado por los del Plus despierta mi sospecha automáticamente, como un resorte).

En fin, que seguimos de líderes después de perder en el Calderón, sí. Pero al Atleti se le gana, y punto, y ya, y se acabaron las bromas. Y nada más, Hala Madrid.

Entonces, la Super Bowl

Futbol americano Tom BradyAsí es que voy a hablarles de la Super Bowl, que es la final del campeonato de fútbol americano. El domingo por la noche me topé con ella en la tele. Y me dije que nunca lo había visto, así es que me quedé un rato. Yo no sé nada de fútbol americano, como sin duda comprenderán si siguen leyendo, así es que me dispongo a contarles lo que yo entendí del juego. Pero si quieren saber más, pueden buscar en Google por Reglas juego fútbol americano.

Estaban los blancos y los azules, o sea, los Patriots de Nueva Inglaterra y los no sé qué de Seattle. Unos tipos con cara de muy malas pulgas que para jugar se tienen que poner unas hombreras que ríete tú de lo que llevábamos las chicas en los 80, y unos cascos que ríete tú de lo que llevaba Gladiator cuando le venían mal dadas. Luego, el resto del outfit es muy ajustadito, supongo que para que no les puedan agarrar, aunque viendo cómo se desarrolla el juego tal vez debajo lleven una cotte maille, a lo Godofredo de Bouillon (la cotte maille taille) cuando se iba de jerusalenes. Y no me extraña, porque al cuarto de hora uno ya se había dejado el brazo en el cesped. Yo no les pongo la foto aquí, que me da dentera, pero la pueden encontrar en la red con poner en  Google Jeremy Lane brazo superbowl 2015.

El juego consiste en llevar el balón a uno de los extremos del campo, que se llama la zona N. Cuando digo llevar el balón es ir con el balón en la mano, o más bien en el brazo (Jeremy Lane ya no hará nada de eso durante un tiempo), como si fuera un melón. O sea, que el tanto lo marca el balón y el jugador, porque si sólo va el balón no vale y si llega el jugador solo tampoco. Tienen que llegar los dos juntos. Como es natural, los del otro equipo tratan de impedirlo. Y ahora pensarán ustedes que la forma de impedirlo es tratando de parar el conjunto «jugador+balón» pero no. Eso es el rugby. Aquí si un jugador va por el campo sin balón, uno del otro equipo le puede parar, o bien agarrándolo, o placándolo o arrollándolo. ¿Qué por qué lo hace? Pues porque un jugador puede salir corriendo corre que te correrás para que otro de su mismo equipo le lance el balón desde atrás, y entonces va, se escapa, llega a la zona N, marca y la liamos. ¿Comprenden? En rugby ningún jugador puede ir por delante del balón, pero aquí sí. Esto no es rugby, en el rugby no van vestidos de marcianos…

Entonces hay muchas caídas y muchas montoneras, pero el juego sólo se para cuando el balón cae al suelo o el jugador que lo lleva se sale del campo, cosa que hace a menudo si ve que le van a embestir. O sea, que el juego se para cada medio minuto. Entonces tienen que volver a sacar. La forma de sacar es evidente: una fila de blancos, enfrente otra de azules, balón volando y sálvese quien pueda. Pero hasta que el árbitro manda que se coloquen, se reúnen, piensan la siguiente jugada, se lo cuentan entre ellos, se colocan, se caen, se vuelven a colocar, piden tiempo muerto… pasan dos o tres minutos. Con lo cual, el juego real es un ¿20%? El 80% restante lo pasé mirando tuiter, leyendo un periódico atrasado y escuchando a tres tipos del Plus, uno de los cuales era un pedante insoportable. Es verdad que al menos no chillaban histéricos, como los del fútbol, aunque lo de hablar correctamente y no decir demasiadas majaderías, qué quieren, para eso el Plus no ha encontrado todavía remedio.

Avanzar dos yardas (algo menos de dos metros) es un enorme triunfo. Yo viendo aquello pensaba que no marcarían jamás pero sí, sí marcan. Muy a lo bestia, pero marcan. Cuando uno lleva el balón hasta la zona N son 6 puntos, y luego les dejan tirar entre dos palos y si aciertan les dan un puntito más. Yo lo dejé en 14-14 y me fui a dormir. Por lo visto, el partido quedó en un 28-24, así es que hay algún otro tipo de puntuación que se puede hacer y que yo me perdí. Para la próxima, a ver si me entero y puedo contárselo.

Parece ser que este partido lo vieron 144 millones de personas, así que no me extraña que se cotice tanto la publicidad del evento. Hay tiempo más que de sobra para poner dos o tres mil anuncios de 20 segundos, y teniendo en cuenta el precio que debe tener el espacio, se gastan mucho en la producción, además de las ideas. Yo no los vi (ya digo que en su lugar aquí ponían al pedante) pero pueden buscarlos en Google por Super bowl 2015 anuncios. Bueno, no, venga, les dejo el enlace.

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/02/television/1422870739_158924.html

Y así, hasta la próxima Super Bowl.

 

Quedar para pegarse

Madrugaron un domingo en Madrid y no precisamente para ir a comprar churros de desayuno.

Habían quedado a las ocho de la mañana para pelearse, para currarse, para darse de hostias, vamos. Los de un bando habían recorrido más de 600 kilómetros para el evento, porque es bien sabido – incluso para mentes elementales como las suyas – que para romperle las piernas al enemigo hay que acercarse. Los del otro bando los esperaban al lado del río, con las bengalas listas para dar la señal de salida. Eh, tíos, cuando suene PUM, ya podemos darnos, pero hasta entonces prohibido tocarse la cara.

Las tribus se diferencian por colores, que a su vez identifican equipos de fútbol. A veces dicen representar una ideología, un partido sin fútbol, y protestan a base de romper mobiliario urbano, acorralar policías o tirar adoquines. Gente que se organiza en manadas, en recuas, en fin todo muy pedestre.

Cabe pensar que si los clubes consiguen sacarlos del Estadio, entonces la montarán fuera, porque esa gentuza se divierte así. Y sin embargo, no es neutral eso de que «si consiguen sacarlos del estadio». Porque para conseguir una cosa, hay que intentarla. Hay que ponerse a ello. Hay que hacer cosas. Cosas concretas. Cosas contundentes. Cosas útiles. Que ya no estamos en primero de fútbol como para decir que si son cuatro descontrolados, que si no me representan, que el club tomará medidas, y bla, bla, bla y unas palabritas de condena. Si se quiere, se hace, hombre. Pero no se quiere hacer. Por desidia o por algo peor que tiene que ver con la conveniencia.

Coger un autobús y recorrerse 600 kilómetros con 43 tacos para zumbar a unos tíos de Madrid no es una chiquillada, ni un error de juventud. Tirar a un tío al Manzanares después de abrirle la cabeza no es un asunto de cuatro chavales descontrolados. Este espectáculo, sea fuera o dentro de un estadio de futbol, es un asunto de orden público. Y eso es una cosa muy seria como para dejarlo en manos de dirigentes que ya han demostrado sobradamente lo que dan de sí.

Unos no son aficionados sino vulgares delincuentes, de acuerdo. Pero hay otros que no son dirigentes, sino vulgares forofos. Me parece que hemos entendido lo primero, pero conviene tomar conciencia de lo segundo. Y entonces igual se puede arreglar algo.

Una selección de estatuas de sal

No quisiera parecer ventajista, ni vengo hoy a hacer leña del arbol caído. Yo escribí hace un año (AQUÏ) que la selección española se merecía darse una buena bofetada para salir del ensimismamiento. Para escapar de ese clima de peloteo, de embobamiento acrítico de periodistas vendidos, de correveidiles babosos, de aficionados conformistas y de complacencia suicida. Necesitábamos una buena bofetada que nos enfrentara con el espejo de una selección realizada a partir de méritos que tienen que ver más con el pasado que con el presente, y que ha ignorado, con una indolencia casi criminal, cualquier exigencia por seguir ganando títulos. Estatuas de sal paralizadas por mirar al pasado y sin ninguna ambición por el futuro, más allá de los tópicos de rigor en rueda de prensa.

Ya nos la hemos pegado, y de qué forma. Pero, a lo que parece, no se puede criticar, porque estos jugadores y este entrenador deben ser venerados. Pues bien: venerémosles, pero hagámoslo correctamente. Construyamos una estatua enorme en cada plaza de pueblo y pongámosles muchas flores. Hagamos duque al marqués y nombremos caballeros de alguna orden a todos los seleccionados. Ya tienen un Príncipe de Asturias (incluso hay quien tiene dos), pero démosles el Cervantes, y la medalla del Congreso, y hagamos fiesta nacional el día del cumpleaños de Casillas. No sé, hagamos obligatoria la asignatura de Educación para la ciudadanía-campeona-del-mundo. Pero para jugar el próximo campeonato, por favor, pongamos a otros que ganen partidos y vamos a dejarnos de homenajes.

Yo no reniego de lo que han hecho estos jugadores y este entrenador, claro que no. Ni les falto al respeto si los critico. Es justo al contrario: ha faltado crítica y exigencia. A un campeón del mundo se le debe exigir mucho más que a uno que no ha ganado nada. Porque cuando se ha ganado una copa del mundo, lo que está en juego, además del torneo, es el ridículo.

La idea de Del Bosque era romántica, no hay duda. Llevemos a aquellos a los que debemos todo lo que hemos sido. No importa si no han jugado apenas este año, no importa si su estado de forma es alarmante, no importa si para llevarlos tenemos que dejar en casa a jugadores mejor cualificados y con más hambre. Ellos nos dieron todo, y hay que recompensarlos. El problema es que a Del Bosque los jugadores no le han seguido. La idea de Del Bosque no era el tiqui-taca, sino el canto del cisne, y les ha salido un graznido horroroso, como de pato noqueado con un sartenazo. Porque vale que los lleve, pero es que encima los ha puesto a jugar y claro, se les ha visto el plumero. Cua-cua.

Del Bosque nos exige respeto, y yo también se lo exijo a él. Ha construido una selección de funcionarios, de gente que ganó su plaza hace cuatro años y que no tiene que ya nada más que demostrar. Bueno. Yo le pido también que respete la ilusión que despierta la selección española. Los niños, que piense en los niños, esos niños ilusionados de los que tanto habla. Y en la cara de tontos que se nos ha quedado a todos, incluyéndole a él y a sus seleccionados desde el cariño.

Este es un país de gente con derechos y sin deberes. Y eso es la selección: derecho al aplauso, sin el deber de ganárselo cada día en cada partido. Derecho al reconocimiento por el pasado, sin obligación de ganárselo con el comportamiento y la actitud de cada día. Derecho a estar, sin necesidad de merecer. Una especie de “aquí estoy porque he venido”, y poco más.

En fin, seamos optimistas. No hay mal que por bien no venga. La selección se renovará, vendrán otros y nos darán nuevas alegrías porque en este caso, como tantos en la vida, la mejor motivación es el resultado. El tabú de no ganar nunca ningún campeonato se ha roto. Gracias a todos. Pero ya. Y que corra el aire. Desde el cariño, por supuesto.

Diez recuerdos de la Décima

Hoy hace diez días desde que el Real Madrid ganó su décima Copa de Europa. Diez días después, yo voy a elegir diez recuerdos.

1/ El cabezazo de Sergio Ramos. Realmente, este chico tiene cabeza para poco más que para atizarle a un balón. Pero ¿quién quiere más? Nos ha dado el pase a la final y nos dio la Décima, y ya tiene un hueco en la Historia del Madrid. Y mi respeto para siempre (bueno, o hasta que haga otra gansada).

2/ El gol de Bale. En realidad, fue medio gol de DiMaría, que hizo un partido excelente. Pero ahí estaba Bale, el de los 90 millones, el de la hernia, el de la galopada en la final de la Copa del Rey. Hizo un gol como de badminton. Pero un gol que vale la victoria.

3/ El gol de Marcelo. A mí Marcelo me gusta mucho, aunque siempre digo que tiene la cabeza de chorlito. Este gol suyo fue el que me permitió sentarme, que llevaba yo 45 minutos de pie. Y sudando. Pero de este gol no se acordará casi nadie en el futuro. Y no será justo, porque fue un gol merecido.

4/ Xabi Alonso corriendo por la banda. No tengo palabras. Para mí, la imagen de la final (goles aparte).

5/ La cantada de Casillas. En fin, yo quiero agradecer desde aquí a Casillas su contribución al Real Madrid a lo largo de estos años. Y también, quisiera desearle mucha suerte en una eventual nueva etapa en otro club, en donde seguro que también será muy querido.

6/ El gol de Cristiano.  Su gol era irrelevante y no había hecho gran cosa en el partido, probablemente porque no estaba pleno de forma. En cuanto a su celebración, estaba en su casa, quiso lucirse, y ya está. Esta Décima es 17 goles suya en 11 partidos, no hay que decir mucho más.

7/ El caso Illarra. Ancelotti había dicho que iba a jugar para sustituir a Alonso y luego puso a Khedira. Y hay quien dice que con esto le han podido hundir. No tiene por qué. Tal vez hubiera sido peor ponerle y que no hubiera estado a la altura. Es muy joven y tiene tiempo. Y si tiene carácter, saldrá adelante. Y si no, pues tendrá que irse a otro club con menos exigencia. Es la vida. Es el Real Madrid.

8/ El equipo. Aquí quedan escritos los que jugaron, por si lo quieren ustedes venir a consultar. Carvajal, Coentrao, Varane, Modric, Benzema, Isco, Morata, Khedira, Marcelo, Di María, Cristiano, Bale, Ramos y Casillas.

9/Ancelotti. Ahí está la Décima y no se hable más. Y con el micrófono cantando el himno en la celebración del Bernabéu, a mí ya me ha ganado para siempre.

10/ La competitividad del Madrid. Ahora es facil decir «yo siempre creí», pero yo siempre creí. Cuando el árbitro dijo que cinco minutos, dije «hay tiempo». Y una vez marcó el gol Ramos, yo creo que ningún madridista tuvo ninguna duda. También es cierto que el que va remontando tiene más posibilidades de acabar con la victoria. Fue duro para los atléticos, pero emocionantísimo para los madridistas.

 

Y un extra final: el himno. La primera vez que lo oí me pareció algo albanés. Como leí en algún sitio, parecía que íbamos a invadir Polonia. Pero cuando, al apagar la tele, me oí cantando el estribillo… Tengo algunas dudas con la letra y hay cosas que no me acaban de resultar cómodas, pero ese Madrid, Madrid, Madrid, Hala Madrid, y nada más, y nada más, Hala Madrid…

 

http://www.youtube.com/watch?v=RTEj1-AC_1E

 

 

Y 10

xabi con la Décima

Xabi Alonso, después del partido en Lisboa, disfrutando del momento.

Ya es nuestra. Y van diez.

Hala Madrid.

Final en Lisboa: traed la Décima

escudo-futbol-madridEsta noche es el gran partido. Una final preciosa, con el otro equipo de la capital, del que son tantísimos amigos. Ellos también tiene ilusión, pero no es la misma ilusión de los madridistas. No puede ser.

El Real Madrid es el único club del mundo que puede ganar una décima Copa de Europa. Ser del Madrid es esto, es estar acostumbrado a ganar aunque se pierda un título, es que empiece la temporada y quererlo todo. Por eso soy del Madrid, no por tradición familiar.

Soy del Madrid porque es un equipo campeón, por su grandeza, por su autoridad, por su primacía, porque es blanco, porque es poderoso, porque es el mejor, siempre.

Soy del Madrid porque es un club mítico y legendario. Y su mito y su leyenda son inalcanzables, porque se alimentan cada año sin importar lo que suceda en la competición.

Por eso, ganar al Madrid es como matar al padre. Esos equipos que vienen al Bernabéu y se dejan la piel, e incluso ganan el partido, pero luego descienden a segunda. Y tú te dices que si jugaran siempre como contra el Madrid, no deberían ocupar el puesto que ocupan. Pero ganar al Madrid es ser un poco más grande, es robar un poco de su grandeza, quitarle un poco de su primacía, de su ciencia, de su sabiduría, de su autoridad. Matar al padre.

Los que ya tenemos unos años, recordamos la inigualable emoción de la Septima. Y París. Y el inolvidable gol de Zidane. Ganar una décima Copa de Europa sólo está al alcance de los madridistas. Por eso esta noche jugamos. Y que gane el Madrid. Y entonces, será: habrá ganado el mejor.

Traed esa copa. Hala Madrid.

 

Esperando la Décima

Estoy como en capilla. En un estado de espera latente, en un estado de letargo, como de silencio cauto, por temer que si digo algo lo mismo rompo un embrujo.

Hasta el sábado quedaba por saber quién ganaba la liga. El Madrid dejó de luchar, displicente, por estar a la espera de esa finalísima que lleva esperando tantos años. Tantos que prefiero no contarlos. Apenas sí ha habido algún reproche, que bastante tenemos con contener la respiración de aquí al 24 de mayo. En Lisboa.

Sea.

Felicité el sábado al Atleti. Y a mis amigos indios. Y me alegré por ellos. Y también me alegré por mí, qué coño. Me duró un par de horas. Y ya. Ayer ya había dejado de ser un equipo amigo. Hoy es El Rival.

No tengo la menor duda de que el sábado van a salir como lobos a por la Copa. Disfrazados de corderos, de equipo humilde que se conforma con la liga, que ya ha hecho su temporada. Pamplinas. No van a conformarse. Para ellos es una oportunidad que llevan esperando muchos, muchos años. Tantos que no voy a contarlos.

Es un rival digno. Puede que un rival extranjero tuviera más glamour, pero ¿ a quién le importa el glamour ahora?

Hoy he visto este maravilloso vídeo de @luiscalles9 que me ha pasado @Elisa________ (ocho guiones bajos detrás del nombre). Se llama Real Madrid – Atlético de Madrid, UCL Final Promo 2014: El retorno del rey. Tres minutos que te ponen los pelos de punta.

Estoy como en capilla. En un estado de espera latente, en un estado de letargo, como de silencio cauto, por temer que si digo algo, lo mismo rompo un embrujo.

Véanlo, que yo no tengo nada más que decir.

 

 

 

 

Mi vuelta de semifinales

avatar championEsta entrada de hoy en realidad hablará en todo caso de cómo no vi el partido de vuelta de la semifinal de Copa de Europa en el que el Madrid le metió 4 al Bayern en su casa. De este partido he visto los goles por youtube (gracias a Hombre Revenido), he leído las crónicas de los periódicos (incluyendo l’Equipe) y los veinte primeros minutos en diferido.

Como les había dicho, yo ayer estaba en París, invitada a una fiesta de despedida seguida de una cena. Así es que sabía que no vería el partido. Un atasco fabuloso en París me cambió los planes, y sólo tuve tiempo para dejar la maleta en el hotel y salir corriendo, sin poder cargar el movil. Una penuria moderna que merece un tratado. Y como había que economizar, no me conecté hasta bien entradas las 9, con el partido empezado. Mi móvil murió con el 0-2, pero el caballero que cenaba a mi lado debía de tener la batería al 100%, porque me tuvo en un sinvivir buena parte de la cena, diciéndome que el Bayern estaba remontando… Tengo la sensación de que me he perdido un partido de los que hacen historia. Pero qué buen despertar, a pesar del despertador a las 6 de la mañana, qué buena mañana y qué buen día estoy pasando. Y eso que no lo vi.

Bueno, pues ya estamos en la final, paso imprescindible para ganarla. Ya será momento de calentar motores y de ponerme en plan prepotente, como dice ese comentarista equivocado que tengo. Me llamaron tarada por preferir al Bayern, pero al final, ha sido tan épico como estaba previsto, si no mucho más. Si se quiere ser grande, hay que estar dispuesto a perder con los grandes mientras se prepara uno para ganarlos. Algo como lo de «si vis pacem para bellum», que se me viene a la cabeza, aunque hoy estoy tan cansada que creo que no sabría explicar por qué digo esto.

Hoy queda la otra semifinal. Sigo prefiriendo al Atleti, por lo que dije hace unos post sobre una final con dos equipos madrileños. Es un rival que este año, desde luego está a la altura del evento. Pero veremos, que Mou es mucho Mou.

En todo caso y en el fondo, a mí me da igual. No se puede ganar la Décima, el Grial madridista, como le llaman, sin llegar a la final. Y esto está conseguido. ¿El otro finalista? A mí plin.

 

 

Tuiterland y la tensión competitiva

@MeryValver: Tensión competitiva OFF (foto de Neobrufén 600 mg)

@RocíoGlezMtez: Dame. Dos. O diez.

@MeryValver: ¡Y un Orfidal, que necesitamos dormir!

@RocíoGlezMtez:  yo me voy a hacer un cóctel… de lo que haya.

@MeryValver: Con un chorrico vodka.

@RocíoGlezMtez: Te lo cambio por bourbon que no tengo vodka, pero lo necesito así… ¡Qué nervios todo el día, qué dolor de cabeza!

@MeryValver: ¿Te das cuenta de la mala vida que llevamos por culpa del Madrid?

@RocíoGlezMtez: Nos tenía que becar el club o algo. Si esto no es amor…

@MeryValver: Endeluego que sí.

@RocíoGlezMtez: La semana que viene empezamos tres días antes con Diazepam…

@C_Jimenez10. ME DESLOLO.

@MeryValver: No te rías.

@RocíoGlezMtez: Pero si no hacemos más que DESUFRÍ hasta que ganamos una final. ¡Y sufrimos resaca al día siguiente!

@MeryValver: Eso es verdad: que llevo una semana sin dormir desde la final!! Hoy ya he ido a trompicones! Y tanoche me veo igual.

@RocíoGlezMtez: Somos un Pulp fiction madridista…

 

Tuiterland, tras la batalla… Y eso que sólo ganamos 1-0.