Una selección de estatuas de sal

No quisiera parecer ventajista, ni vengo hoy a hacer leña del arbol caído. Yo escribí hace un año (AQUÏ) que la selección española se merecía darse una buena bofetada para salir del ensimismamiento. Para escapar de ese clima de peloteo, de embobamiento acrítico de periodistas vendidos, de correveidiles babosos, de aficionados conformistas y de complacencia suicida. Necesitábamos una buena bofetada que nos enfrentara con el espejo de una selección realizada a partir de méritos que tienen que ver más con el pasado que con el presente, y que ha ignorado, con una indolencia casi criminal, cualquier exigencia por seguir ganando títulos. Estatuas de sal paralizadas por mirar al pasado y sin ninguna ambición por el futuro, más allá de los tópicos de rigor en rueda de prensa.

Ya nos la hemos pegado, y de qué forma. Pero, a lo que parece, no se puede criticar, porque estos jugadores y este entrenador deben ser venerados. Pues bien: venerémosles, pero hagámoslo correctamente. Construyamos una estatua enorme en cada plaza de pueblo y pongámosles muchas flores. Hagamos duque al marqués y nombremos caballeros de alguna orden a todos los seleccionados. Ya tienen un Príncipe de Asturias (incluso hay quien tiene dos), pero démosles el Cervantes, y la medalla del Congreso, y hagamos fiesta nacional el día del cumpleaños de Casillas. No sé, hagamos obligatoria la asignatura de Educación para la ciudadanía-campeona-del-mundo. Pero para jugar el próximo campeonato, por favor, pongamos a otros que ganen partidos y vamos a dejarnos de homenajes.

Yo no reniego de lo que han hecho estos jugadores y este entrenador, claro que no. Ni les falto al respeto si los critico. Es justo al contrario: ha faltado crítica y exigencia. A un campeón del mundo se le debe exigir mucho más que a uno que no ha ganado nada. Porque cuando se ha ganado una copa del mundo, lo que está en juego, además del torneo, es el ridículo.

La idea de Del Bosque era romántica, no hay duda. Llevemos a aquellos a los que debemos todo lo que hemos sido. No importa si no han jugado apenas este año, no importa si su estado de forma es alarmante, no importa si para llevarlos tenemos que dejar en casa a jugadores mejor cualificados y con más hambre. Ellos nos dieron todo, y hay que recompensarlos. El problema es que a Del Bosque los jugadores no le han seguido. La idea de Del Bosque no era el tiqui-taca, sino el canto del cisne, y les ha salido un graznido horroroso, como de pato noqueado con un sartenazo. Porque vale que los lleve, pero es que encima los ha puesto a jugar y claro, se les ha visto el plumero. Cua-cua.

Del Bosque nos exige respeto, y yo también se lo exijo a él. Ha construido una selección de funcionarios, de gente que ganó su plaza hace cuatro años y que no tiene que ya nada más que demostrar. Bueno. Yo le pido también que respete la ilusión que despierta la selección española. Los niños, que piense en los niños, esos niños ilusionados de los que tanto habla. Y en la cara de tontos que se nos ha quedado a todos, incluyéndole a él y a sus seleccionados desde el cariño.

Este es un país de gente con derechos y sin deberes. Y eso es la selección: derecho al aplauso, sin el deber de ganárselo cada día en cada partido. Derecho al reconocimiento por el pasado, sin obligación de ganárselo con el comportamiento y la actitud de cada día. Derecho a estar, sin necesidad de merecer. Una especie de “aquí estoy porque he venido”, y poco más.

En fin, seamos optimistas. No hay mal que por bien no venga. La selección se renovará, vendrán otros y nos darán nuevas alegrías porque en este caso, como tantos en la vida, la mejor motivación es el resultado. El tabú de no ganar nunca ningún campeonato se ha roto. Gracias a todos. Pero ya. Y que corra el aire. Desde el cariño, por supuesto.

3 pensamientos en “Una selección de estatuas de sal

  1. Tiene Vd. toda la razón, el comportamiento electivo del mister y el «ejecutante» de los seleccionados ha sido fidelísimo reflejo de la idiosincrasia más española…

    ¡¡¡¡Si es que hasta mamy corre más cuando juega con migo a la pelota… y no se le oyen tantos resuellos a pesar de su cuarterón de tabaco cada dos días!!!

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  2. Pingback: Gracias, Del Bosque | Un mundo para Curra

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