Pues no.
Se ve que no era por el threeparty.
Y no.
No se les había pasado el subidón…
Pues no.
Se ve que no era por el threeparty.
Y no.
No se les había pasado el subidón…
Catalunya, triomfant,
tornarà a ser rica i plena!
Endarrera aquesta gent
tan ufana i tan superba!
Yo quiero pensar que esto va por el threeparty y que a estas horas ya se les habrá pasado el subidón.
Más que nada porque en 10 minutos empieza el Barça-Madrid. Y el Puyol y el Piqué con el cop de falç al cinto,
puede ser un tremoli que te mueres…
En el XL Semanal hoy tenemos un hermoso reportaje sobre relojes.
La cosa empieza por «15 Iconos en la Muñeca«. ¿En la muñeca de quién? Pues de Steve McQueen, James Stewart, Harold Lloyd, Paul Newman, Alain Delon, Cary Grant, Marlon Brando, Yves Montand, Rodolfo Valentino, Sean Connery, Gary Cooper, Humphrey Bogart, Clint Eastwood, Michael Caine y Bob Dylan. Si no me equivoco, de los quince, diez están entre bastante y muy muertos. En cuanto a los cinco restantes, yo les regalaría un reloj de cuco porque no deben tener ya la vista para demasiadas tonterías.
El reportaje sigue por las «Esferas Espectáculo«, a cuyo tal espectáculo yo, particularmente, añadiría el adjetivo de «horripilante». Luego pasamos a una página dedicada a los «Muy Especiales» donde encontramos el famosísimo Bovet Amadeo Fleurier Tourbillon Jumping Hours – menudo lío de idiomas -, que cuesta la friolera de 236.000 euros. Ahora bien, como se puede usar de 8 formas distintas, digo yo que te sale en realidad a 29.500 por forma, o sea que te lo dan tirado.
Después nos enteramos de que los relojes pueden personalizarse hasta lo inimaginable: con la propia huella digital impresa en la esfera. Efectivamente, inimaginable.
Luego, en el apartado «Alta Complicación» encontramos el Omega Skeleton Central Tourbillon Co-axial Platinum, cuya jaula de titanio da un giro completo cada 60 segundos y compensa el efecto de la gravedad. No sé si lo último es consecuencia de lo primero: yo-solo-transcribo, yo-no-lo-sé. El precio es de 200.780 euros. Y aquí me paro: Hay que ser cutre para poner ese precio. A estos niveles se redondea, hombre, se redondea.
En fin, después de un publireportaje disimulado de Rolex, llegamos a la sección «El accesorio Rey«, título originalísimo que yo cambiaría por «Misery Clock», por ser más indicativo de los relojes que nos proponen: no se sabe si son baratos porque son feos o son feos porque son baratos…
El domingo que viene, ABC castigado, me da igual la película que traiga.
La fundación Everis ha presentado recientemente un documento, Transforma España, en donde se diagnostica la situación actual y se proponen las soluciones, iniciativas y caminos para llevar a nuestro país hacia la España admirada del futuro. El documento, una visión optimista pero contundente de la Sociedad Civil española, ha sido elaborado reuniendo el talento y la inteligencia colectiva de 100 grandes gestores, empresarios y expertos
http://www.fundacioneveris.es/Images/TransformaEspaña_tcm32-71088.pdf
No es una cháchara: es un análisis factual, desapasionado y profesional. Se define una estrategia como se hace en las grandes empresas y organizaciones en donde la gente se juega su futuro profesional y sus cuartos, en donde se compite por la excelencia, y en donde las promesas incumplidas y las mentiras te cuestan el puesto, el coche y el adosado. En estas grandes organizaciones ni nuestros políticos nacionales, ni mucho menos esos insectos nacionalistas que pululan por el Congreso, podrían acceder ni siquiera al puesto de limpiaventanas.
100 profesionales, 100 personas que no están ahí a dedo o por cuota, sino por méritos y por talento, han dado un paso al frente ya que nadie lo da. Y se aborda el futuro con realismo, con preocupación y sobre todo, con seriedad. Por fin, alguien toma la iniciativa de llenar el vacío gritón y mastuerzo en el que nos encontramos.
Se han ido con el dossier a ver al Rey. Empiezan bien: respetando las formas y acudiendo al último recurso de supuesta imparcialidad institucional que nos queda a los españoles. Y aunque de este rey impávido poco se puede esperar, porque es cómplice y parte de la situación agusanada de la política en España, al menos les sirve como reclamo para la prensa – pero éstos son un caso perdido: no harán el esfuerzo de leerlo y dirán sus majaderías interesadas, eso si las dicen.
Después de leerlo, da vértigo pensar en la tropa que nos «gobierna» y en la que nos puede «gobernar». En fin, pensemos en ello con realismo esperanzado y con optimismo responsable.
PS: ¿ Y qué fue de los «intelectuales»? ¿Hay alguien ahí?
El acabóse: tú me das el mail y yo te mando una multa. Una propuesta realmente hilarante. El actor elegido es de primera, desde luego, y qué decir de la agencia: grandes profesionales. Porque tuvo que ser difícil no caer en el realismo, especialmente tratándose de la DGT:
ACTOR: Antes, cuando venía el cartero, yo me escondía detrás de una horrible maceta del recibidor para no firmar la multa. Pero a partir de ahora, si les das tu correo electrónico, ya puedes despejar de plantas el recibidor.
Voz en OFF: Hemos puesto tantos radares que ya no quedan carteros. Por eso, y porque odias tu maceta, entra en degeté punto es y haz el pardillo. Recibirás las multas con rapidez, seguridad y comodidad. ¿Hay una manera mejor de ser multado? ¿Y de cagarla (con perdón)? Gobierno de España.
Qué mérito tiene la agencia (TBWA), ¡QUÉ MÉRITO!
Que este gobierno miente sobre casi todo, vale.
Que este gobierno miente casi siempre, de acuerdo.
Pero ante un riesgo de intervención de la economía a la griega y de ataque salvaje de los mercados, creo que conviene cerrar los ojos, defender el «casi» y no mencionar el «siempre». O en su defecto, estarse calladito, que se está más guapo y nos sirve para lo mismo.
Dudaba si escribir sobre el cólera en Haiti y el descontrol de las ayudas humanitarias. O sobre el Sahara y el pollo que hay montado. O sobre la diferencia entre la publicidad-escándalo de Benetton y los anuncios para retrasados mentales de las elecciones catalanas. O sobre el 4-0 de Portugal ayer a la selección. O sobre la deuda de Madrid y el muy merecido «hasta aquí» de Zapatero. O sobre la bronca que me ha echado esta mañana la saltimbanqui del semáforo de Cuzco por no reconocer su bello trabajo (he llegado a entender que quería un aplauso, no que le negara dinero).
Me he estresado y he decidido relajarme.
Uno va leyendo un libro en el metro, un suponer. Cuando termina de leerlo, lo deja sobre un buzón por la calle. Entonces pasa otra persona, lo agarra, se lo lleva, lo lee y cuando lo acaba, lo deja en un banco en la calle. Entonces pasa otra persona, recoge el libro, lo lee y cuando lo ha terminado lo deja, pongamos, al lado de un árbol cuidadosamente. Y así hasta que alguien se queda con el libro – o el libro sale huyendo por tanto manoseo, que todo es posible. Y esto se llama bookcrossing.
Y como esto se hace en Estados Unidos, hemos querido implantarlo en Madrid. Nuestro alcalde, tan reacio a suponernos modernos, avanzados y espontáneos, y al mismo tiempo tan enterao y enrollao que es él, nos ha organizado la moda y ha dejado por ahí tirados – es un decir – 30.000 libros. Algunos dedicados, uno de ellos incluso por el mismísimo Mario Vargas Llosa. Nuestro compromiso como madrileños es, una vez leído el libro, dejarlo otra vez en algún lugar público para que lo disfrute otro madrileño. Seguro que el dedicado por el último premio Nobel da muchas vueltas. Seguro.
Qué bonito. Qué cultural. ¡ Y qué trendy!
Espero que no exista el shoecrossing…
Leído en una revista «people» a propósito del «ordinary shopping» que ha tenido que hacer una hija de la Preysler con motivo de su reciente emancipación:
«Primero fue a por comida y bebida, vital para sobrevivir. Un dato curioso: Tamara come arroz.»
Solo encuentro una explicación a esta tontería: Tamara se lo comió directamente del paquete en el mismo supermercado. Cronch, cronch. Ciertamente chocante.
Claro que hay otra posibilidad: quien escribió esto es el mismo marciano que pone en el sumario de la revista: «Polifacético torero este Fran, que de las faenas sobre el alvero pasa a hacer el paseíllo por la publicidad y la televisión«. Y es que quien no sabe qué es el arroz, no puede saber qué es el albero.
Y luego dicen de los políticos…
No sé si abrir otro blog para hablar de asuntos cotidianos o recomendar un libro de Christian Morel que se llama “Les décisions absurdes, sociologie des erreurs radicales et persistantes”, que he visto hoy traducido al español. A través de casos reales, nos habla de las decisiones absurdas, es decir, de cómo actuar en un sentido exactamente contrario al objetivo buscado.
Recuerdo uno de los casos que analiza. Se trata de un avión que en la maniobra de aproximación a un aeropuerto detecta un problema en el tren de aterrizaje. Empieza a dar vueltas para poder hacer las comprobaciones pertinentes y estar seguros de que el tren está en perfectas condiciones. Como no acaban de estar seguros, siguen dando vueltas. Al final, el avión se estrella por falta de combustible.
El libro, como dice la contraportada, es un “análisis sociológico que se sostiene en múltiples facetas que van desde la interpretación cognitiva que muestra la potencia de los errores elementales de razonamiento, a la explicación colectiva que permite identificar modelos de encadenamiento hacia al absurdo, pasando por el análisis teleológico que examina cómo los individuos gobiernan sus intenciones…”
No merece la pena abrir otro blog, mejor os recomiendo el libro. Stephane (libros cortos) ya está en ello…