Barcelona, campion

Ayer el FCB, o sea, el Barça, ganó su 4ª Copa de Europa. Hasta ayer tenían 3, como el Inter de Milán y el Manchester United. Ahora han subido un escalón y están, lógicamente, la mar de contentos.

Con esta 4ª Copa, el Barça se pone a la altura del Bayern de Munich y del Ajax de Amsterdam, lo que tiene muchísimo mérito.  Bien es verdad que tanto Ajax como Bayern tienen la copa en propiedad por haberla ganado tres años consecutivos, pero probablemente esto es un detalle sin importancia para un equipo que aspira a la Eternidad. 

Si ganan una Copa más, lograrán alcanzar al Liverpool, que tiene 5 Copas de Europa y por lo tanto, una en propiedad, al ganar cinco títulos en años alternos. 

Los seguidores del AC Milan observan con tranquilidad sus 7 Copas de Europa, una de las cuales reposa en las vitrinas de su Sala de Trofeos y adorna con su prestigio la corona de plata del centenario club en el Palmarés de la competición europea. Los milanistas seguro que contemplan divertidos el baile de los aspirantes. O quizá no, tal vez están más concentrados en lograr un par de  Copas  más, y ponerse con 9…

Felicito al Campeón de este año. La Eternidad le espera. Ánimo, Barça.

PS: son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas, son unos plastas…

De pedigrís y muelles en las patas

Se hace eco Babunita, en una entrada reciente, de una extraña raza de perros, el Labrahuahua, un cruce entre labrador y chihuahua. La entrada me recordó por un momento a Curra, que sin ser un labrahuahua – en todo caso sería un chuchogolden – sí es una mezcla extraña y difícil de comprender, conociendo a sus padres.

 Gilda, la madre de Curra, es la preciosa Golden Retriever a quienes vds pueden ver a su izquierda. No tuvo síntomas de embarazo, salvo por que se la veía algo cansadilla y apática. Hasta que un buen día su amo la llevó al veterinario, preocupado al ver que ni comer podía. En la clínica le dijeron que no era grave en absoluto: en cuanto pariera, se le pasarían todos los males. La sorpresa fue mayúscula, ya se pueden imaginar, puesto que Gilda no era ninguna golfa, no se le conocían novios y no la dejaban suelta por el mundo (ni por la urbanización). ¿Preñada?

– Pues sí, aquí los tiene: dos cachorrillos.

 

Lo cierto es que en la casa también vivía Benjamín, a quien vds. pueden ver a su derecha. El bueno de Benjamín era un pastorcillo de aguas, recogido de un paraje abandonado de los campos oscenses, de padre sospechado y madre desconocida, simpaticón, cariñoso, un saltarín con muelles en las patas, canijo y feo como un demonio. La dueña de Gilda, sintiendo lástima ante el desamparo del pobre chucho, lo recogió y lo acogió caritativamente y sin cuidado, pensando que aquel enano no podría montar a la princesa Gilda ni en el mejor de sus sueños, entre otras razones porque Gilda le podría haber comido de un solo bocado al menor atrevimiento, a poco que entreabriera las fauces. Tan es así, que las frecuentes escapadas del golfo de Benjamín se achacaban no tanto a sus orígenes montaraces como a sus elementales necesidades de desahogo, porque con aquel bellezón en casa el pobrecillo se limitaba a silbar y dar palmas mientras Gilda meneaba su preciosa cola delante de él al ritmo de Put the blame on Mame (boy!).

El caso es que, tras la estupefacción inicial, y sin dar del todo crédito a aquel cruce inaudito, la dueña de Gilda y de Benjamín empezó a buscar amo entre sus amigos conocidos, para no perder de vista las evoluciones del único cachorro que sobrevivió al parto y poder tener alguna pista cierta sobre el conquistador de la despistada reina perruna. Por aquel entonces, Benito, mi gato, había “passed away” después de una larga enfermedad y yo buscaba perro con cierta urgencia. Perro pequeño. No sé cómo, pero me convenció:

–   Un perro grande es más simpático. Los pequeños tienen muy malas pulgas. Y Gilda es una preciosidad.

–    Ya, pero ¿Quién es el padre? ¿No será Benjamín???

–  ¡ Nooooo! Es imposible. ¿Has visto el tamaño de Benjamín? Es imposible, Carmen, imposible. De todos modos, Benjamín es muy simpático…

–    Te recuerdo, querida, que TÚ le llamas “la hiena”…  Y además, es un golfo. Insisto: ¿ No será Benjamín? 

–    Noooo. Mira, lo más probable es que sea otro labrador que hay en la urbanización, tú no te preocupes…

Mientras Curra crecía, mi madre, a quien yo le había enseñado la foto de Benjamín, buscaba alguna seguridad genealógica ante el incierto, pero inevitable desarrollo de Curra: Hijahoy me han dicho que tal vez el padre es un pointer; un bretón; un collie; un pastor aleman; un dogo del Pirineo… Cualquier cosa. Finalmente, en casa entendemos de perros lo mismo que de cuadros: son bonitos y nos gustan, o no son bonitos y no nos gustan.

Un año después fui con Curra a casa de la dueña de Gilda, para que viera lo guapetona que había crecido aquel cachorrillo que me dio.

Al bajar del coche, Curra se puso a corretear y a dar saltos por el jardín. El dueño de Gilda salió entonces de la casa. Al verla, él no tuvo dudas: fíjate qué saltos da, también tiene muelles en las patas

PS: Hoy les cuento esto porque hay un nuevo habitante en la familia que se llama Gus, y del que les hablaré en cuanto me sea presentado.

Jornada de reflexión

Señores, con su permiso, yo empiezo ahora. 

Es que mañana tengo una fiesta y no voy a poder reflexionar convenientemente entre las 20:30 (hora a la que entraré en el cuarto de los milagros) y la medianoche. Luego, a partir de esa hora ya no hay que reflexionar más, por lo que prefiero anticipar la pérdida y no malgastar ni un minuto de esas valiosas 24 horas que la Ley nos concede (¡gratis!).

Hasta el domingo, pues.

Bostezo

Me voy a casa. Salgo al descansillo. Llamo al ascensor. El ascensor llega. Se abren las puertas.

¡Ding!

Dentro, un tipo al que sólo conozco de vista. Trabaja en la otra empresa que habita el edificio. El tipo está bostezando aparatosamente. Al verme, se pone la mano en la boca, y me dice:

– Ouauouf… ups, pardon

– Je vous en prie…

Que en francés significa «se lo ruego», pero que es la forma educada de decir «no importa, no pasa nada». La conversación que ha seguido no es muy típica de un ascensor, aunque sí de un fin de jornada de miércoles:

– Ah, no sabía que vd era francesa

– Y no lo soy, soy española

– ¿ Y como ha sabido que yo soy francés?

– Me ha parecido verle soñar en ese idioma. 

– Bueno, eso es algo que ya casi no me puedo permitir.

– Pues yo tengo días en que eso es algo que casi no puedo evitar.

– Eso fatiga

– Sí, eso fatiga

Y nos hemos deseado una bonne soirée, y así nos hemos ido, cada mochuelo a su olivo.

Propaganda electoral

Recibo en casa, a mi nombre, cuatro sobres con propaganda electoral. De IU, de UPD, del PP y del PSOE.

En el mejor de los casos, tres han tirado el dinero.

Me asombra pensar que soy el target de los cuatro partidos a la vez.  O soy un bicho muy raro, o soy transparente para cualquier analista que segmente cabalmente una base de datos. Aunque también cabe pensar que les sobra el dinero a estos señores que se anuncian como los mejores gestores posibles de mi Comunidad, mi Ayuntamiento y sobre todo, mi dinero.

Veamos qué me cuentan y cómo, ya que se han tomado la molestia de escribirme. 

El PP utiliza sobre con ventanilla y la carta personalizada. Se dirigen a mí como estimado/a amigo/a, de lo que deduzco que, o no tienen información sobre mi sexo, o no tienen muy claro cuál es el género que le puede corresponder a alguien que se llama María del Carmen.

En el anverso, el señor Rajoy, que no se presenta. En el reverso, Espe y Gallardón con unos retoques de photoshop que ya los quisiera yo para mi perfil en Facebook. Rajoy me habla del Gobierno de España, y tanto Espe como Gallardón me hablan de sus proyectos sin describir ninguno. Total, ¿Para qué? El que me quiera, que me compre. Manzanas traigo. Bueno, ojito que conviene leer bien: Gallardón me pide “confianza para seguir trabajando en la mejora de cada calle y cada plaza”. Si no lo dice, revienta, es socavomaníaco. En fin, que con tanta gente, he echado en falta a Mari Loli, arrebañando votos en las lindes.

El PSOE pone mi dirección en el sobre con el logotipo. Y luego hay dos cartas: una de Tommy y otra de Lissavetzky. Puede ser que hayan pensado que dos cartas tienen más efectividad que una. O pensarán que ya es bastante con compartir partido como para compartir también la carta. En fin, como la política hace extraños compañeros de cama, estos dos han llegado a aceptar lo de meterse juntos en el sobre… 

El Sr. Lissavetzky aparece muy normal en la foto, es hasta humano. Me dice querida vecina, querido vecino de Madrid, sin barras, asumiendo con naturalidad que no tiene ni idea de cómo me va a llamar Tommy en la otra carta. Luego, después de un texto bastante racional, lo estropea con la oferta promocional: eliminar la tasa de basuras. Eso le gusta a Curra, que ha dicho guau. Y me encanta cómo se despide: “espero contar con el voto de los que apoyeis mi proyecto pero también con el respeto de los que decidais no hacerlo”. Sr. Lissavetzky ¿Está vd seguro de que no quería decir algo distinto, siendo vd tan elegante siempre, por ejemplo, que me respeta vd a mí si no le voto? Ayayay, esto del respeto, vaya lío que se ha hecho el copy…

Tommy es fantástico. Carta a dos caras, en el anverso la foto suya, enorme, del cartel. ¡This is a man! Vuelve el hombre…En el reverso, con un tamaño de letra que no exige gafas, primero me dice para qué sirve la Comunidad (cosa que ya sé), y después me recuerda que ganó unas primarias (cosa que me importa un pito). Se despide de mí humildemente, diciéndome que no tiene grandes medios – a este pollopera compartir papel con Jaime en dos millones de envíos debe parecerle una cutrez -, y me da un teléfono y una dirección web: contigotomas.com. Les invito a repetir muchas veces seguidas contigotomascontigotomas así, sin acentuar…

En Izquiera Unida han optado por un sobre también personalizado y los nombres de los candidatos y el slogan (sobran motivos) impresos. Dentro no hay carta sino un tarjetón. No sé si es más barato, porque tiene sus buenos 120 gramos, pero se agradece el formato porque acabas rapidito. Va un candidato en cada cara y tengo que decir que menos mal que hay uno que lleva bigote y perilla, porque parecen clones. Los dos se despiden igual: “Te han recortado a ti, ahora ¡recórtales tú!, Sobran motivos”. Jo… ¡Jo! ¿Por qué se han parado ahí? ¡Ahora que venía lo bueno!. Porque, a ver ¿Qué les tenemos que recortar? ¿los cojones? ¡Pues dilo, hombre, DILO! 

UPD. Para empezar, un sobre rosa palo (ellos lo llaman magenta, no sé si en un alarde técnico o cultural) que destaca entre todo el correo que pueda llegarte. Carta a dos caras, cada candidato en una. El de la Comunidad aparece en la foto acompañado por Rosa Díaz, que no se presenta. Pero al menos, es más sutil y más fina que Mariano. 


Se dirigen a mí como “estimado ciudadano” y “querido conciudadano”. Usando el genérico, que para eso está. Y sin complejines. Se presentan: Soy Luis de Velasco, o Soy David Ortega, respetuosamente. “Esta carta no expone un programa electoral milagroso…”  Pero ¿Cómo va a caberle eso en un folio, alma de cántaro? ¿Vd sabe, querido amigo, todo lo que hay que arreglar? Aunque, luego sigues leyendo y te encuentras con dos palabras que, juntas, te hacen creer que sí, que estás delante de un programa electoral milagroso: Sentido común. ¿Se les habrá escapado?

En el mejor de los casos, tres han tirado el dinero.

En el mejor de los casos…