Desdramatizar

Tengo una buena amiga que a las reuniones les llama saraos y que cuando tiene que hacer una presentación dice que se va a hacer unos bolos.  Cuando son otros los que presentan le llama asistir a una performance. Leer y contestar el correo es literatura (tengo mucha literatura, me espera la literatura, cuando acabe esta literatura). No dice hacer los cálculos, sino echar números: es una expresión muy corriente, pero tiene razón cuando explica que los cálculos los hace el ordenador, ella sólo «echa los números». 

No me sorprende que se cuide mucho de utilizar este vocabulario delante de algunas personas. Yo, que la conozco bien, sé que su intención no es combatir la jerigonza ovejuna – batalla perdida de antemano – sino quitar solemnidad a lo cotidiano, interpretar el trabajo como un juego, amortiguar la gravedad con imágenes sabrosas. Es decir, desnudar el rito y desdramatizar el poder. Podríamos discutir si pone significados a las palabras, o palabras a los significados, pero lo que es seguro es que ignora a Humpty Dumpty: ella tiene el poder de mirar distinto.

Imperdonable.

Keep walking… on the right path

 

El otro día alguien me dijo que si sólo usáramos la razón cuando compramos, tardaríamos más de tres horas en hacer la compra diaria en un supermercado. Sin  emoción no hay futuro. Es el hombre libre que sigue su camino. Con K de keep walking. 

 

Why? Why try and be unique? When that avenue is full of difficulty…suspicion…and adversity. A new idea is delicate, it can be killed by a sneer or a yawn; it can be stabbed to death by a quip and worried to death by a frown on the right man’s brow. Lucky for me… insults are the MOST inspiring. Take a hike go, fly a kite get…lost. After all, how else would I know I’m on the right path? (La música es Fortune days, de  The Glitch Mob)

Lunes tontorrón

Hoy he empezado el día interviniendo en una reunión sobre nuevas tendencias de consumo y redes sociales… poniendo el foco en el poder adquisitivo de los ancianos. A mitad de mi razonamiento me he dado cuenta de lo inoportuno de mi comentario, he tratado de rectificar y lo he empeorado.  He quedado fatal. No. He quedado horrible.

Eso por hablar.

Al mediodía y por casualidad me he encontrado con mi jefe que me ha pedido, como de pasada, que formalice la rectificación de la base presupuestaria de un proyecto que no he realizado yo (ni el proyecto, ni el presupuesto, ni, por supuesto, la rectificación). Me he pasado la tarde rebuscando entre aparatosas hojas de cálculo, inacabables actas y procelosas presentaciones. 

Eso por callarme.

Hay lunes que valdría la pena darse dos duchas en vez de una. 

Los otros

Leí el librito de Hessel cuando salió en Francia. Se tarda una horita y puede combinarse con una película con anuncios. Quiero decir que no requiere una concentración enorme, ni mucho tiempo libre, ni un bloc de notas al lado. Pero lo leí porque había tenido éxito en Francia, un país en el que la Constitución europea se debate en reuniones vecinales y en el que son capaces de reflexionar colectivamente sobre la identidad de su nación. O sea, políticamente un Ferrari si lo comparamos con España, más parecida a un Logan. Me sorprendió porque lo encontré un  texto tonto, muy de los tiempos que corren: propaganda superficial, ideología de supermercado, soluciones de brocha gorda. Le iba a dedicar un post pero me dio pereza, la verdad…

Ahora tenemos indignados en España, de pronto. Justo antes de unas elecciones, y justo después de unas elecciones. Y zarandean a los políticos, que son culpables hasta de la muerte de Manolete. Y sí, no les está mal lo que les pasa. Pero, en mi opinión, ellos son sólo la consecuencia. 

La gente. Las víctimas de los mercados. Los que hacemos cálculos sobre si es mejor cobrar el paro o aceptar un trabajo. Los que no queremos trabajar de cajera en un súper, pero luego nos quejamos de que haya una sudaca quitándonos el puesto de trabajo. Los que estábamos encantados de que nuestro alcalde nos firmara un PER falso. Los que nos desgravamos las cenas de los sábados con los amigos. Los que hemos consentido que nuestros hijos dejen de formarse para ganar 2.000 euros a pie de obra con un contrato eventual. Los que hemos especulado con nuestra vivienda. Los que hemos firmado un crédito sin evaluar nuestro propio futuro y mintiéndonos a nosotros mismos. 

El pueblo. Que votamos al alcalde que firma el PER falso. Que nos tragamos telediarios infames. Que aceptamos que se negocie con asesinos, porque los muertos fueron antes y fueron otros. Que mantenemos a un gobernante 20 años, sabiendo que roba y que nosotros nos empobrecemos. Que votamos a un partido pase lo que pase, y que merecemos, desde luego, un gobierno que nos mienta.  Que aplaudimos y damos vivas al hijo del Rey, que sólo será rey por ser hijo, sin compararlo a nuestros méritos. Que no nos inmutamos cuando la enseñanza es aldeana, y lo sabemos. Que protestamos por el bipartidismo y no porque las bisagras sean nazionalistas. Con z.  

Seamos serios: si a vd le ponen delante una lista abierta ¿Cuántos nombres conoce? Siendo generosa, se lo dejo en tres, y uno de ellos sólo le suena un poco. ¿Que solo nos preguntan cada cuatro años? ¡Pero si nos quejamos de que gobiernan a golpe de encuesta! Lo que pasa es que opinamos una cosa y votamos otra.  El pueblo, indignado o no, votará al mismo partido con y sin listas abiertas, porque son de los suyos. Y luego decimos que los sectarios son los otros. 

Un día el pueblo se ha dado cuenta que con saber a quién se folla el hijo de la Pantoja no se llena la nevera. Y protesta, claro. Porque la culpa es, a partes iguales, de la Pantoja y de la nevera.

¿Que no nos representan? Yo creo que los políticos nos representan muy bien.  Y ese es, precisamente, el problema.

Volare, ¡juo jo!

Airbus ha presentado en Londres el avión del año 2050. Según nos explica la prensa, este avión tendrá una interfaz neurológica, una estructura biónica, materiales biodegradables, una membrana y no sé cuántas cosas más para para que sea igualito que un pajaro y para que el pasajero pueda obtener una experiencia placentera del vuelo “a la medida”, sustituyendo la tradicional división de clases por zonas personalizadas con realidad virtual. Además de lo anterior, la cabina será transparente, y así el pasajero podrá disfrutar de vistas panorámicas. ¡Toma ya!

Como dice mi Tía Pilar, hay que ver lo que inventa el hombre blanco. Pero qué quieren que les diga, una vista panorámica del techo del avión a 35.000 pies debe ser un perfecto coñazo salvo que lo que pongan transparente sea el suelo, en cuyo caso la visión puede devenir entre pavorosa y espeluznante, especialmente en las maniobras de aproximación al aeropuerto. Por no hablarles de que si el avión va a ser igualito que un pájaro, aun suponiendo que tengan a bien ahorrarnos el espectáculo de las vísceras y los restos del buche, lo mismo salimos con plumas hasta en el colodrilo. 

Yo, la verdad, no sé muy bien qué experiencias se pueden desear vivir en un avión, si exceptuamos la de salir cuanto antes de ese ambiente tan opresivo como doloroso para las articulaciones. Pero, puestos a imaginar, se me ocurre que tal vez me apeteciera  hacer cualquier cosa que no haría jamás en tierra, como por ejemplo jugar unos hoyitos de golf, darme un garbeo en moto náutica o mantener una animada charla con George Clooney. Incluso algo más que una animada charla, pongamos que una partida de Parchís. O algo para lo que no se necesite hablar bien inglés ni animarse mucho con George Clooney presente, ustedes ya me entienden – y si no, no se lo voy a explicar porque este blog lo lee mi sobrino. Pero hay gente para todo, de manera que uno puede esperarse cualquier cosa de un cliente: les ofreces algo y van y te lo piden, son insoportables.

Y si se han entretenido en leer la noticia,  habrán visto que el ejecutivo de Airbus ya nos advierte que «probablemente nunca veremos una cabina como esa». No, si ya. Lo más probable es que todas esas posibilidades tecnológicas pasen por los filtros de los gafotas de turno de la Compañía aérea, que pensarán en términos de rotación, masa crítica y margen unitario (sin olvidar a los juristas), y reducirán las propuestas de vuelo personalizadas a dos “experiences”, tres como mucho. El comercial lo defenderá en aras de la simplicidad, la comprensión (propia) y la comunicación para el cliente y el CEO tan contento. Les suben el sueldo a los tres, y a freir puñetas las ideitas de Juaquinillo el Chispas, que se pasa el día enredando con estas tonterías del futuro.

Así que lo dejamos en la  First Experience, en la que podrás viajar con las piernas estiradas porque ante la eventualidad de que el interfaz neuronal se vuelva loco, te ponen un asiento para seres humanos. También te dan zumo de naranja, unas galletitas de Fauchon, se puede elegir la película y te cuelgan la chaqueta. La experience consiste en vez de darte un papelito para que no te lo choricee algún político que venga de Bruselas, te mandan un What´s up al Messenger. Y luego estará la Tourist Experience, en la que te ponen Pretty Woman en varios idiomas para los vuelos de más de 3 horas y la temperatura no estará por encima de los 15 grados. Y te facilitan una dirección de Twitter (#mequierobajarpordiosya) para que cuelgues tu opinión sobre la película o en su defecto, sobre la temperatura.

En Air France pondrán dos experiences más: la Affaires Experience, que es como la Tourist pero con una dirección de Twitter personalizada (#etmoiconestospelos), y la Misery Experience, en donde los asientos son para dos personas y además dejan entrar a un mendigo que te vende pañuelos para la vela (la temperatura tampoco no subirá de los 15 grados) (Celsius).

En todo caso, me da a mí que me lo voy a perder, porque en el 2050 no creo que tenga yo la dentadura para muchos aviones… 

¿Cultura de empresa?

¿Quién crea la cultura de empresa? ¿Nace sola? ¿Un día llegas a la oficina y, zas, te encuentras con la cultura? ¿Viene entremezclada con las pelusillas del descansillo? ¿Sale de la máquina de café? ¿Se arremolina o camina sinuosa? ¿Llega de pronto o la ves venir de lejos? ¿La buscas o te la encuentras? ¿Habla, canta, susurra, grita? ¿Suena? ¿En qué trozo de mármol está escrita? ¿Ha pasado por la Compliance? ¿Cómo está documentada? ¿Cuál es el retorno? ¿Consolida? ¿La crean entre todos los trabajadores, democráticamente? ¿O es por asamblea? ¿Es una simple sucesión de anécdotas que van pasando sin remedio por la historia de la empresa? ¿Es una responsabilidad compartida? ¿Compartida por quién? ¿Por cuántos? ¿Conscientemente? ¿Votaron o asintieron con la cabeza? ¿Se discutió, se ha discutido, se discute, se está discutiendo? ¿Cuántos balaban?  ¿Quién debe cambiarla? ¿Entre todos? ¿Todos juntos? ¿Cómo de juntos? ¿A la vez? ¿Sucesivamente? ¿En grupitos de tres? ¿Por colectivos? ¿Nos ponemos en fila? ¿India o a mogollón? ¿En qué consiste? ¿De verdad crees que son sólo las costumbres? ¿No serán las formas? ¿No los gestos muy reconocibles y por tantos imitados? ¿No las ideas? ¿No los ejemplos? ¿No la realidad constatable? ¿No las directrices de la central (1)? ¿No las políticas reales frente a las escritas (2)? ¿Te pregunto en globaliceño?  ¿Es una estrategia pull o push? ¿Esto va top-down o bottom-up?

  1. Directrices de la central: entiéndase eso que hay que hacer muy rápido y que luego tardan mucho en pedirte
  2. Políticas reales frente a políticas escritas: entiéndase eso que no te puedes saltar frente a eso que no se suele cumplir

Cuando cuesta encontrar el crimen

  … Más tarde, cuando ya me habían metido en la cárcel, un ucraniano que estuvo en mi celda me contó en qué circunstancias había muerto Bogatko… Dos agentes del NKVD se personaron en su casa y lo mataron a tiros. Y nunca se descubrió quiénes habían sido los autores del crimen, un hecho sin precedentes en la historia de la criminología soviética. Siempre era al revés: costaba encontrar el crimen, pero se sabía muy bien quiénes eran sus autores…

Aleksander Wat, Mi siglo – Confesiones de un intelectual europeo