Schiaparelli en Marte

crater-schiaparelliPasado mañana llega a Marte la primera misión europea, lo que permite al ABC el campanudo titular de «Europa desembarca en Marte». Ya era hora de ir para allá, hombre, porque al parecer ya ha habido más de 40 misiones a ese planeta, además de otros proyectos entre los que se cuenta el famoso programa holandés Mars One, que proponía una misión de ida sin vuelta del que les hablé a ustedes allá por 2013 (aquí).

La misión tiene dos objetivos: el primero es averiguar cuánto y por qué hay tanto metano en la atmósfera marciana y el segundo es comprobar, sin ningún género de dudas, si hay vida allí. Esto último me parece prudente y hasta higiénico, porque ya está en marcha la misión de 2020 que consiste en enviar un artefacto que recogerá muestras y se las traerá de vuelta a la Tierra. Y marcianos con piernas no se han avistado, pero nadie hoy puede garantizar que no haya algún bicho microscópico por ahí escondido que se cuele en la misión de 2020 y venga a colonizarnos inesperadamente. Que se traigan un alien sin querer, vaya. Y no sé si han visto la película de Ridley Scott: miren, yo sí, y no me apetece nada que nos hagamos un Teniente Ripley colectivo.

Como toda misión europea, cada país ha puesto algo de su parte. España, por lo que leo, ha aportado una estructura deformable que sirve para amortiguar el previsible castañazo que se va a pegar el módulo que va a aterrizar allí. No sé yo, no me parece que los españoles seamos muy buenos en esto de evitar castañazos, pero, en todo caso, creo que es una aportación muy útil. Eso sí, lucida no es, porque el éxito consiste en que no pase nada, y normalmente las flores se las lleva aquel que consigue que pase algo, aunque sea después de que no pase nada. No sé si me siguen. La cuestión es que la nave en cuyas posaderas se asienta la ingeniería española se llama Schiaparelli. Así que no pregunten quién ha puesto el módulo. O sí, pregúntenselo y, si lo averiguan, me lo dicen. De momento los italianos han puesto el nombre, lo que demuestra su enorme capacidad para avistar el reconocimiento. En este caso, el de la superficie marciana. Claro, que se podría esperar que los europeos hubieran elegido el nombre de algún francés, aunque sólo fuera por que dejaran de dar la lata -que seguro que la habrán dado- pero entiendo que no hay por qué preocuparse: la Grandeur se habrá reservado el nombre del artefacto que volverá de allí en 2020. En cuanto a los alemanes, seguramente no se han postulado para bautizar nada, si bien me malicio que el resto de la peña les reserva ese honor en caso de que aparezca el temido microbio marciano. Europa, o sea.

¿Y quién era Schiaparelli? Pues como yo no lo sabía (perdónenme esto y no haber leído a Bob Dylan), me he ido a la Wiki y he encontrado dos entradas que hacen referencia a dos personas: Giovanni y Elsa. El primero era un astrónomo y la segunda era una diseñadora de moda, sobrina del anterior.

Ecco!

PS: Schiaparelli da tambien nombre a un hemisferio en Marte y al cráter que ilustra esta entrada. De nada.

 

Apogeo y perigeo

Pues leía yo esta mañana un artículo en el periódico que venía a tratar de las novedades astronómicas que nos esperan en los próximos días. Recien entrado septiembre se pueden encontrar artículos de este tipo, una vez que ya han dejado de publicar los suplementos veraniegos (que vienen a ser como las crónicas pedorras) y antes de que vuelvan la plantilla al completo.

El artículo se llamaba «Camino del equinoccio» y explicaba que este año, el momento preciso en el que entra el otoño será el 23 de septiembre a las 4:29 de la madrugada, hora de Madrid. Y dice que ese día será el día del equinoccio, que es cuando la noche y el día tienen exactamente la misma duración. Y a mí me surge una duda, porque no sé si es la suma de los dos periodos de noche del 23 de septiembre el que se iguala al periodo en el que ese día es de día, o si hay que tomar como referencia el último ocaso o el siguiente orto, en cuyo caso el equinoccio empieza el día anterior o el siguiente.

Se lo dibujo:

Tontada equinoccio

El asunto es baladí, y mucho. Y de hecho no creo que le importe a nadie, salvo a algún astrónomo friki con mucho tiempo libre y a mí, que no sabía qué contarles hoy. Aunque no crean, que he dudado hasta el último momento si contarles esto o hablarles del perigeo y el apogeo. Y si siguen leyendo, comprobarán que al final no he optado por nada en concreto.

¿Saben lo que es el perigeo? pues es el momento en el que la Luna está más cerca de la Tierra. Y esto pasa en septiembre, y este año en concreto sucederá el día 8. Así es que la luna de este mes, que será el 9, va a ser una luna enorme: un 16% de apariencia mayor y un 30% más brillante. A la luna más cercana al equinoccio se le llama la luna de la cosecha, porque brilla tanto tanto que permite faenar incluso de noche. Bueno, yo supongo que esto era antes y que ya no pasa, pero me parece muy bonito y por eso lo recojo, ya que no lo he cosechado.

Lo contrario del perigeo es el apogeo, que es el punto de la órbita de la Luna más lejano de la Tierra. También es ese momento de los conciertos de Raphael en los que canta Escándalo, o sea, un momento culminante, pero esa es la tercera acepción. Y fíjense lo que son las cosas: no acabo de entender qué tiene que ver Raphael con una órbita, y sin embargo me parece muy comprensible que cuando canta Escándalo se produzca el apogeo del concierto.

En fin, casi que lo dejamos aquí. O mejor, les dejo con el enlace (CLICK), que seguro que tiene mejor interés que este post.

 

Indicador de personalidad

mtbi1El martes pasado fui a una formación de MBTI. Esto es un indicador de personalidad que se basa en tus preferencias, y mide cuatro rasgos para determinar los comportamientos con los que te sientes más cómodo. Esto no significa que no puedas adaptarte, sino de saber en qué situaciones vas a tener que gastar una mayor energía. Nos ponían el ejemplo de escribir con la zurda si eres diestro. Con entrenamiento, puedes llegar a escribir bien con las dos manos, pero tu preferencia siempre será la misma. O sea, que tú puedes mejorar tus habilidades, pero no puedes cambiar tus preferencias.

En realidad, esto del MBTI ya lo había hecho yo. Esto y los Insights, también interesantísimo, aunque de eso ya les hablaré otro día. Y es que hace unos años, unas compañeras de Recursos Humanos se iban a certificar, necesitaban una cobaya y me llamaron. Lo que hace la confianza, porque no creo, desde luego, que pensaran que yo era un caso raro y difícil de estudiar. En todo caso, fue una mañana muy divertida. Imaginen que dos buenas compañeras primero te hacen un test y luego discuten contigo lo que ellas habían supuesto sin test de por medio, que es la diferencia entre lo que eres y lo que puedes llegar a parecer. Este año, han vuelto a poner la formación, que en el fondo no es una formación, sino un medio que te dan para conocerte mejor comprender algo más las motivaciones y las reacciones tuyas y de los otros, y asi tener la oportunidad de vivir la vida con menos sobresaltos y sobre todo, con mejor rollo. Cuando llegué el martes, pensando que se trataba de otra cosa (algo de conexiones neurológicas), al decir que esto de MBTI yo ya lo había hecho y que por qué me habían apuntado, tuve que escuchar esto de boca de una de las que me habían diseccionado hace cuatro años:

Carmen, lo de las conexiones neurológicas, como tú dices, fue el mes pasado y no viniste. Y esta del MBTI me dijiste que te apetecía un montón porque no te acordabas, y que te apuntara. O sea, que harías como haces siempre: hacer que escuchas, ir y volver a la luna, decir que sí para que te dejen en paz y luego ponerte a pensar en otra cosa. Que ya nos vamos conociendo…

Esto es falso, pero a lo que iba. El test como les decía mide cuatro cosas, que son las que están en la ilustración de arriba: dónde enfocas tu atención y tu energía (E: extraversión o I: introversión), cómo prefieres obtener la información (S: sensación- realidad o N: intuición), cuál es tu proceso preferido para tomar decisiones (T: pensamiento o F: sentimiento) y finalmente, qué estilo de vida prefieres (J: organizada o P: espontánea). Combinando los cuatro rasgos, obtienes 16 combinaciones: ESTP, o INFJ, y así. Luego, cada rasgo es más o menos acusado, y la formación consiste en conocer cada caso y ver cómo eres en situación relajada y, sobre todo, lo que te pasa cuando te estresas, que es el horror en todos los casos. Y todo esto combinado con la gestión de equipos, que no saben ustedes la de peligros que hay.

En fin, después de todo este rollo, os diré que yo obtuve también, sin sorpresas por mi parte, mis cuatro letras. Eso sí, la gran mayoría encontró mis rasgos como verdaderamente inesperados, en especial uno de ellos. Algo como «huy, yo hubiera jurado que tú eras zurda…«. Bueno, es la diferencia entre las preferencias y las habilidades…

Y yo me pregunto dónde me colocaríais vosotros sólo por leerme en el blog. Supongo que también os llevaríais una sorpresa. O tal vez no, porque escribir es un ejercicio, en el fondo, muy íntimo.

Os dejo para que os divirtáis un rato.

PS: Los cuadros que veis en este post los he obtenido del blog coaching para emprendedores

mbti

Compra en Amazón y agáchate que viene el dron

Dron amazon unmundoparacurraLos que ya tenemos cierta edad, debemos estar muy pendientes del futuro y empezar a echar cuentas si queremos vivir nuestros últimos años sin demasiados sobresaltos. Teniendo en cuenta las noticias sobre los nuevos inventos que nos esperan, no sé yo si la esperanza de vida no se va a convertir para algunos en un periodo de tiempo demasiado largo como para no pensar en acortarlo abruptamente.

Pues sí, este mundo se está convirtiendo en un lío. Como si no tuviéramos bastante con las cucarachas teledirigidas, los planes para viajar a Marte (y no volver), o las Google glass, que convierten un coqueto guiño de ojos en un inesperado intro, ahora llega la entrega de paquetería con drones. Ya lo habrán oído o leído. El señor Bezos, dueño de Amazón, ha puesto en marcha un proyecto para realizar la entrega de las mercaderías a través de artefactos teledirigidos que van por el aire. De momento se ha topado con algunas dificultades de orden legal, pero esta clase de extravagancias suele salir adelante, aunque sólo sea por ganar minutos en la tele.

Yo imagino a mis lectores como personas con una cierta madurez, y a ellos me dirijo. Y ahora piensen en una apacible tarde de verano en la terraza de su apartamento en la playa. No hace falta que se hayan jubilado, sino que basta con que hayan decidido tomarse unas tranquilas vacaciones. Vds están en compañía de su familia y llevan en una bandeja unas limonadas. Huy, qué ricas, qué bien tomar una limonada al fresco, piensan. Y de pronto, zas, un dron inesperado pasa rozando la barandilla mientras se aproxima a la casa del vecino. Brrrrrrrrrrr, ruge el motor. Yo no sé vds, pero yo preveo un final bastante accidentado para la bandeja con las limonadas…

Ignoro el número de artículos que se distribuirán con drones, aunque no sé si prefiero que sean pocos o muchos. Porque si son muchos, nos acabaremos acostumbrando, y nos parecerá muy normal tener que agacharnos instintivamente mientras estamos cargando el coche con la compra de la semana en un centro Comercial, ante la presencia de un dron que imaginamos descontrolado. Pero si al final son pocos, y toparse con un dron se convierte en un fenómeno inusual, ya les digo que no vamos a ganar para Lexatin. Eso sin contar con que Iker Jiménez va a tener que bajarse el sueldo para invertir en centralitas, porque ver un dron y pensar en la guerra de los mundos va a ser todo uno.

Los eslóganes de Adidas (impossible is nothing) o de Nike (just do it) vienen que ni pintado para este asunto de los drones de Amazón. Pero una vez hecho realidad, yo me dejaría de chorradas aspiracionales y recomendaría algo más práctico al Señor Bezos: «Compra en Amazón, y agáchate, que viene el dron» puede ser una idea. Y también «si compras en Amazón y tienes prisa, que te lo traiga un dron, verás qué risa«.

Que tengan un buen puente.

Cucarachas robotizadas

Ayer leí un artículo que me ha dejado el corazón dividido entre mi amor por los animales y mi interés por el desarrollo de la ciencia, y también dividido entre la aprensión que me provocan las cucarachas y el espanto que me proporcionan los aprendices de brujo. Lo que ya no sé es si de resultas de esto tengo el corazón dividido entre cuatro, o se me divide una vez, se me regenera a lo Prometeo y se me vuelve a dividir, o sea, que no sé si las divisiones son simultáneas o sucesivas, pero poco importa. Yo les enlazo el artículo (CLIC) pero, a diferencia de otras veces, no les voy a recomendar que se lo lean, no sea que les pase lo mismo que a mí y se me convierta este blog en un poltergeist cardiaco y nos armemos todos luego un lío a la hora de recomponerlos y la tengamos. Ya saben: este trozo con amor es mío, este otro con odio es tuyo, esta arritmia con qué corazón iba, y a ver quién se ha dejado aquí una válvula tricúspide.

¿Por dónde iba?

roborach--644x362Ah, sí, el artículo. Pues resulta que unos mozos americanos, investigando sobre neurociencia o algo, han averiguado cómo controlar los movimientos de una cucaracha. Agarran la cucaracha, la ponen hasta arriba de cables, y la controlan a través de una aplicación durante veinte minutos, que es el tiempo que tarda la cucaracha en aprender cómo desobedecer el mando a distancia. Luego dejan que descanse y se le olvide, y, hala, otra vez a la carga, y así hasta que, al cabo de una semana la cucaracha aprende lo del mando, lo del descanso y lo del mentecato que hace su horripilante vida más horripilante todavía.

Estos chavales nos seducen hablándonos del gran avance de la ciencia y luego nos conmueven hablándonos de la educación de los niños, que así tiene una forma «facil» y barata para aprender a teledirigir una cucaracha, como si con el cochecito del scalextric no fuera suficiente. Finalmente, nos venden el invento por el módico precio de 18 euros la docena de cucarachas y 74 el kit para poner a la bestezuela como si fuera un samurai, con una especie de carcasa encima del lomo y las antenas pimpando de cables, después de literalmente operarla, lo que incluye cortarle alguna que otra pata. Una carnicería. Por cierto, que la operación corre por cuenta del cliente, con lo que yo me malicio que incluirán en el pack un bono descuento para la segunda docena de cucarachas, en el caso de malograr el experimento en los doce primeros intentos y las veinticuatro primeras arcadas.

Tal vez estas cosas permitan hacer avanzar la ciencia para después curar alguna enfermedad humana, aunque de momento, parece simplemente un negocio tirando a muy asqueroso. Sobre educar a los niños en ciencias, no sé si se logra eso o enseñarles la crueldad con los animales, algo que yo pienso que la mayoría de los niños ya trae de serie. Y sí, a mí también me dan mucho asco esos bichos, pero se empieza poniéndoles cables en las antenas a las cucarachas y se termina llenándole a mi pobre Curra las orejas de electrodos. Pobre animal.

Ir a Marte para no contarlo

Marte unmundoparacurraMe entero esta mañana de que una empresa holandesa está preparando una misión para colonizar Marte.  La idea es sencillísima: en 2016 envían un satélite de comunicaciones, en 2018 un robot para que elija terreno y vaya preparando la llegada en 2020 de las casitas y las provisiones y ya, con todo preparado, en 2022 mandan para allá a las personas, que podrán instalarse cómodamente en primavera de 2023. Lo de cómodamente es por poner un adverbio en algún sitio.

No llego a entender por qué pasan dos años desde que llega el satélite y mandan el robot, y otros dos hasta que mandan las casitas. Supongo que preverán que hay tres satélites que se estampanan y dos robots que cascan debido a la arena de aquel lugar, tan inhóspito. Pero eso lo supongo yo, que como soy española no aprecio el valor de la previsión. Y oye, que lo que no gastas en test, lo pagas en incidencias, así es que más vale asegurar el tiro, que aquello queda muy lejos y no estarán las cosas para andar llamando al técnico con bobadas.

En cuanto a la colonización, no hay ningún engaño: te vas para no volver. A ver, por mucho que te lo pinten de lugar fascinante, las fotos del sitio no son precisamente como para ponerlas de reclamo en un folleto del Politours. Ni una palmera, ni un mal arbolito, aunque sea despeluchado. Pero es que si encima no vuelves y no lo puedes contar, tampoco me parece un viaje de lo más sexy. Y los que van en 2023 vaya que te tira, pero la segunda tanda del 2025, menudo panorama: lo primero que tendrán que hacer será enterrar a la promoción del 23, y sabe Dios cómo se encontrarán los cuerpos con aquellas atmósferas tan rarunas. Habrá que confirmarlo con Grisom, pero no creo que haya mucho díptero cadavérico.  Ya me figuro que están trabajando en un plan paralelo para que puedan regresar, pero el reclamo es claro y no deja lugar a la duda: one way ticket, my friend.

Me ha intrigado tanto la noticia que he entrado en la página web para ver qué piden para inscribirte. No se emocionen, que no tengo la respuesta: he llegado a un formulario de registro y, francamente, me ha dado cuqui. Bromas las justas, que a ver si se confunden y me mandan a Marte y… en fin, que no, que no, que yo no pinto nada en un sitio sin dípteros ni lepidópteros. Sin embargo, en la página de Mars One hay un sitio en donde se pueden ver vídeos de los que sí se han registrado y es muy curiosa, se aprende mucho de la motivación humana. Por ejemplo, hay un chico, español, que ve una gran ventaja en eso de no volver. Dice textualmente: «No tengo nada particular que me ligue a la Tierra, aparte de mi madre y mis amigos, cosa que hace más fácil que me vaya a vivir a Marte para siempre«. Se comprende: si se tratara de la suegra, rellenaría el formulario para Júpiter.  Y luego otro chaval razona: «si pienso que el primer astronauta fue un perro y luego un mono, me veo con 27 años y me pregunto por qué no me voy a apuntar«. Este cuando cumpla 40 se compra un hámster para meterlo en una ruedecita y observarlo, ya verán. En fin, la mayoría lo que quiere es pasar a la historia. Os dejo el enlace por si queréis ejercer de entomólogos un rato.

La verdad es que yo ahora me río, pero supongo que si en la época de Cristóbal Colón hubiera habido blogs, alguna tontainas habría escrito una entrada con chorradas de este porte. Con todo, no saben cómo me alegro de no estar, en estos momentos, naciendo.

Blue eyes

¿Le gustaría tener unos ojos azules? Así empezaba un artículo que leí ayer en el periódico en donde se explicaba que un tipo, que no es médico ni científico, había inventado una técnica con láser que deshace la melanina del iris «de manera natural», y convierte los ojos marrones en ojos azules. Primero lo probó en conejos y luego en 17 mexicanos. La explicación que da es que en México las leyes son más comprensivas para la libertad de experimentación. Supongo que el hecho de que haya más facilidades para encontrar pobres de ojos negros que hagan de cobayas no habrá tenido nada que ver. El tratamiento costará unos 3.700 € y quiere comercializarlo primero en Europa y en Asia. O sea, que quiere seguir viajando de Ohio a Minnesota sin que los federales le pongan esposas.

Pero vamos a la parte de la demanda. Por lo visto, sigo leyendo, un 17% de los americanos se operaría de inmediato. Y un 35% se lo pensaría. Frank Sinatra, que estás en los cielos… En fin, olviden los riesgos y contesten: ¿creen que serían más guapos con los ojos azules? Yo recuerdo una buena amiga que me decía de un novio que tenía (con los ojos azules): «P. no es nada feo. Si le quitas la nariz..«. A lo que yo contestaba «Ya, querida, pero ¡es que le tienes que quitar la nariz!«. 

Unos ojos no son bonitos por el color, sino por la forma y por la expresividad. Y claro, si luego la nariz acompaña ¿Para qué queremos más? Miren si no a mi Curra: ¡Guapetona hasta con los ojos azules!.

PS: No se preocupen, que no ha ido a México últimamente. Es sólo un poco de Photoshop.

I saw a real bad blog about you

Esta mañana, antes de empezar mi jornada laboral – que hoy ha sido como para perdérsela – y mientras tomaba mi primer aguachirri del día, he mirado Twitter para después poder sumergirme dulcemente en el apasionante vaivén de números y de planificaciones que me estaba esperando, consciente de que hasta la hora de la comida los pajaritos seguirían piando en su mundo azul, sin que yo pudiera pararme a contemplarlos ni siquiera de camino a una parada técnica. Y entonces veo que me ha llegado el siguiente mensaje directo:

– «I saw a real bad blog about you, you seen this?» y un enlace.

Al leerlo deprisa, mi mente se ha ido directa a Paquita Rico y Vicente Parra, y con enorme consternación he pensado que debería haber eliminado el comentario de Awake de ayer, con su inserción desmelenada de la película ¡entera! de Donde vas Alfonso XII. Que manda narices las ocurrencias de algunas. Como es natural, ni se me ha pasado por la imaginación que nadie pudiera hacer la más leve crítica a la excelsa calidad interpretativa de Doña Concha Piquer, ni al buen gusto que destilan las historias de dos minutos que pergeñaban Rafael de León y Manuel Quiroga.

Ya estaba arrepintiéndome de no haber censurado el comentario de Awake cuando, a pesar de ser las 9 y media de la mañana y de que sólo me muevo a impulsos del cerebro reptiliano hasta las 11, me he acordado de una advertencia que alguien me hizo de pasada sobre ese tipo de mensajes en Twitter. Con más calma, me he dado cuenta de que el envío procedía de un buen amigo que habla español demasiado bien como para escribirlo así y que además es demasiado educado como para enviarme esa clase de escupitajo virtual. He mirado en internet y, voilà, era un virus. Así es que he dedicado media hora de mi jornada en avisarle a él, avisar al resto del mundo, comprobar que no me ha pasado nada y esperar respuesta. Y luego ya sí, ya me he podido zambullir plácidamente en mi honorable trabajo.

En fin, ya están vds avisados de que la jaula puede ser tan peligrosa como la jungla.

Let’s tweets again

He realizado una ingenua incursión por los mundos de Twitter recientemente, y me he visto a mí misma como una especie de aprendiz de brujo. Quizá alguno de vds haya reparado en un widget abierto a la derecha de esta página que ha estado activo dos semanas y que después ha desaparecido. Lo más probable es que ni se hayan fijado. Casi mejor…

¿Que qué me ha parecido? Para ser franca, un estrés. 

Les contaré mi historieta. Inicialmente, mi idea era completar este blog con las tontadas que se me iban ocurriendo a lo largo del día. Es decir, usar Twitter como lo que en principio es: una herramienta de microblogging. La gente te lee, te comenta o no, y hasta el próximo. También para seguir a blogueros con gracia en Twitter, que los hay, que los hay.

Pero Twitter no me ha parecido eso exactamente. Lo que me he encontrado es que, efectivamente, los post son cortitos, pero te llegan a paladas. En un 80% de los casos es imposible saber de qué demonios están hablando, porque son el requetetuit de una respuesta a otro requetetuit que comentaba una noticia a su vez requeteretuiteada. Del 20% restante, la mitad son enlaces, con el petardo que supone mirarlos en un teléfono. Y lo que queda son mensajes tipo «estoy en la cola del súper, que calorín XD«, o frases originalísimas tipo «No llores por la pérdida del sol pues las lágrimas te impedirán ver las estrellas, Gandhi«, e incluso «Gracias, María, quedamos el viernes sin falta, un abrazo a tu marido, bss XDDDD«. En fin, un patio de vecinas con todo el trapo tendido.

Sí, ya sé, ya sé, es que no lo sé usar. Y yo lo reconozco. ¿Puede vd por favor leer el principio de este post? Gracias, amigo. Pero he aprendido cositas. Por ejemplo, que no hay que seguir a tuitorreicos. Que hay quien está en Twitter para hacer negocios sin decirlo y que hay quién considera Twitter un barómetro de liderazgo. Que la mayoría se mueve mucho pero casi nadie va a ningún lado. Que hay quien lo usa para amar a los cuatro vientos, y que no caer en el patetismo con estas declaraciones publicas requiere algo más de 140 caracteres. Que las cáscaras de plátano están a la orden del día. Que hay mucho troll, mucho anonimous y mucha gente que da pereza. Que las ganas de decir lo que sea supera, con creces, a las ganas de decir algo.  Y que hay montooones de botoncitos que sirven para filtrar todo lo anterior.

Así es que volveré a mi idea inicial, cuando limpie un poco la casa. Y sólo tendré como ejemplo de tuitera de pro a Christine Lagarde: un tuit al día, seis tonterías cada semana y un seísmo mundial todos los meses.

PS: Pero abran una cuenta de todos modos, porque a veces se encuentra alguna perla, aunque sea raro. Hoy me ha llegado esta: @asiermarques: «si se va a cobrar más por el tabaco y el alcohol para financiar la sanidad, ¿por qué no se cobra por ver tele5 para financiar la educación?». No tengo ni idea de quién es Asier Marques, ni por qué me ha llegado su tuit (supongo que será un requetetuiteo), pero le reconozco el ingenio y le doy las gracias por la sonrisa que me ha provocado.