Lo que vale un padre

Lo mismo es que no lo entiendo. O tal vez es falta de imaginación. Quizá es que no presto la debida atención. O puede que yo no forme parte del público objetivo.

En la radio uno de ellos es algo así:

«Voz 1: A ver ¿Lo tienes todo? El billete, el móvil, el…, Voz 2: Que sí, Papá… Voz 1: ¿Y cuántas veces te he dicho que te pongas la cartera en el bolsillo de delante? Voz 2: Diecisiete millones, papá, diecisiete millones…Locutor: Extra del Día del Padre de la Once, este 19 de Marzo un premio de 17 millones de euros. Un premio casi tan grande como el amor de un padre»

Y yo descodifico. Y me sale un padre bastante pesado, aunque luego me dicen que es muy grande y que vale casi diecisiete millones de euros. Bueno, él no, sino su amor. El amor de un padre, un padre coñazo, para más señas, debidamente tasado. ¿Pero qué me quieren decir? ¿Que aunque es un pesado se merece que le compres un boleto? ¿Un boleto de tres, cuatro, cinco euros? ¿Eso es un regalazo? ¿ O que le compras un boleto para que se calle y te deje en paz? ¿Con un boleto de tres euros? ¿Es tonto, tu padre, que se cree que le estás regalando 17 millones? ¿El tonto eres tú? ¿O es que te tienen que explicar con un ejemplo práctico y despacito lo que son 17 millones? ¿O tal vez lo que te tienen que explicar es lo que vale tu padre (más de 17 millones)? Uf…

Uno de los spots de la tele es similar. Vean:

Me desconcierta la cara de aburrimiento de ella cuando el padre le dice que se abrigue, porque no parece a punto de ir a darle una sorpresilla. Pero me desconcierta más la naturalidad del padre cuando la hija le da el boleto. Y el abrazo me vuelve a desconcertar.

Tampoco entiendo si los anuncios se dirigen al padre o a los hijos. Porque son los hijos los que compran el boleto pero luego el premio le tocará al padre, que me figuro que con ese dinero le pondrá un guardaespaldas a la hija y una nany al hijo, si es tan plasta y protector como lo pintan. Mal negocio van a hacer. O no, porque quizá la intención del hijo es que el padre coja ese dinero y se dé cuatro o cinco vueltas al mundo, o se case con una jovencita que le meta otras cosas en la cabeza, o que le ponga otra cabeza, directamente. Pero para todo hay que suponer que toque. Desear suerte es una bonita costumbre que en España empezamos a sustituir por ir de compras al lotero y hacer una demostración hortera.

Bah, un buen padre  lo que diría sería algo como: ‘hijo, deja de tirar el dinero, que yo ya tengo la vida encaminada y no necesito tanto ¡Y tú tampoco, si lo piensas bien! tú ponte a estudiar, y a prepararte para ser un hombre de provecho, y para trabajar, y para ser feliz, y buena persona, y querer a tus semejantes, que el dinero no cae del cielo. Tú lo tienes todo, pero algún día serás padre como yo y te darás cuenta de lo que cuesta sacar a los hijos adelante, lo que hay que luchar y lo que hay que trabajar. Gracias por el boleto, pero mejor ahórralo, no lo gastes en quimeras’.  

Al menos los de la Once hacen obra social, así es que es menos quimera, pero el anuncio nos habla de ganar 17 kilos, no de hacerles la vida más fácil a los ciegos. Yo cuento dos errores. Con tres euros regalas 17 millones, que es casi lo que vale un padre. Y ahora cuento dos engaños.

Entonces, la Super Bowl

Futbol americano Tom BradyAsí es que voy a hablarles de la Super Bowl, que es la final del campeonato de fútbol americano. El domingo por la noche me topé con ella en la tele. Y me dije que nunca lo había visto, así es que me quedé un rato. Yo no sé nada de fútbol americano, como sin duda comprenderán si siguen leyendo, así es que me dispongo a contarles lo que yo entendí del juego. Pero si quieren saber más, pueden buscar en Google por Reglas juego fútbol americano.

Estaban los blancos y los azules, o sea, los Patriots de Nueva Inglaterra y los no sé qué de Seattle. Unos tipos con cara de muy malas pulgas que para jugar se tienen que poner unas hombreras que ríete tú de lo que llevábamos las chicas en los 80, y unos cascos que ríete tú de lo que llevaba Gladiator cuando le venían mal dadas. Luego, el resto del outfit es muy ajustadito, supongo que para que no les puedan agarrar, aunque viendo cómo se desarrolla el juego tal vez debajo lleven una cotte maille, a lo Godofredo de Bouillon (la cotte maille taille) cuando se iba de jerusalenes. Y no me extraña, porque al cuarto de hora uno ya se había dejado el brazo en el cesped. Yo no les pongo la foto aquí, que me da dentera, pero la pueden encontrar en la red con poner en  Google Jeremy Lane brazo superbowl 2015.

El juego consiste en llevar el balón a uno de los extremos del campo, que se llama la zona N. Cuando digo llevar el balón es ir con el balón en la mano, o más bien en el brazo (Jeremy Lane ya no hará nada de eso durante un tiempo), como si fuera un melón. O sea, que el tanto lo marca el balón y el jugador, porque si sólo va el balón no vale y si llega el jugador solo tampoco. Tienen que llegar los dos juntos. Como es natural, los del otro equipo tratan de impedirlo. Y ahora pensarán ustedes que la forma de impedirlo es tratando de parar el conjunto «jugador+balón» pero no. Eso es el rugby. Aquí si un jugador va por el campo sin balón, uno del otro equipo le puede parar, o bien agarrándolo, o placándolo o arrollándolo. ¿Qué por qué lo hace? Pues porque un jugador puede salir corriendo corre que te correrás para que otro de su mismo equipo le lance el balón desde atrás, y entonces va, se escapa, llega a la zona N, marca y la liamos. ¿Comprenden? En rugby ningún jugador puede ir por delante del balón, pero aquí sí. Esto no es rugby, en el rugby no van vestidos de marcianos…

Entonces hay muchas caídas y muchas montoneras, pero el juego sólo se para cuando el balón cae al suelo o el jugador que lo lleva se sale del campo, cosa que hace a menudo si ve que le van a embestir. O sea, que el juego se para cada medio minuto. Entonces tienen que volver a sacar. La forma de sacar es evidente: una fila de blancos, enfrente otra de azules, balón volando y sálvese quien pueda. Pero hasta que el árbitro manda que se coloquen, se reúnen, piensan la siguiente jugada, se lo cuentan entre ellos, se colocan, se caen, se vuelven a colocar, piden tiempo muerto… pasan dos o tres minutos. Con lo cual, el juego real es un ¿20%? El 80% restante lo pasé mirando tuiter, leyendo un periódico atrasado y escuchando a tres tipos del Plus, uno de los cuales era un pedante insoportable. Es verdad que al menos no chillaban histéricos, como los del fútbol, aunque lo de hablar correctamente y no decir demasiadas majaderías, qué quieren, para eso el Plus no ha encontrado todavía remedio.

Avanzar dos yardas (algo menos de dos metros) es un enorme triunfo. Yo viendo aquello pensaba que no marcarían jamás pero sí, sí marcan. Muy a lo bestia, pero marcan. Cuando uno lleva el balón hasta la zona N son 6 puntos, y luego les dejan tirar entre dos palos y si aciertan les dan un puntito más. Yo lo dejé en 14-14 y me fui a dormir. Por lo visto, el partido quedó en un 28-24, así es que hay algún otro tipo de puntuación que se puede hacer y que yo me perdí. Para la próxima, a ver si me entero y puedo contárselo.

Parece ser que este partido lo vieron 144 millones de personas, así que no me extraña que se cotice tanto la publicidad del evento. Hay tiempo más que de sobra para poner dos o tres mil anuncios de 20 segundos, y teniendo en cuenta el precio que debe tener el espacio, se gastan mucho en la producción, además de las ideas. Yo no los vi (ya digo que en su lugar aquí ponían al pedante) pero pueden buscarlos en Google por Super bowl 2015 anuncios. Bueno, no, venga, les dejo el enlace.

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/02/television/1422870739_158924.html

Y así, hasta la próxima Super Bowl.

 

Keep walking

Esta es una publicidad que ya puse hace tiempo. Para verla, había que entrar en la página de Johnnie Walker y poner la fecha de nacimiento y aun así, no era fécil de encontrar. Me figuro que está ya desactualizado. Por casualidad hoy la he vuelto a encontrar en Youtube, y aquí lo tienen de nuevo.

Me parece una publicidad maravillosa. La idea, el relato, el trabajo de Robert Carlyle, la ejecución… todo. Si es la primera vez que lo ven, lo disfrutarán mucho más que yo, sin duda.

Y revisando, también puse este otro clip de Johnnie Walker, mucho más emocional, pero también fabuloso, por si se quieren pasar.

Nochebuena y Navidad

Esta noche y mañana cenaremos y comeremos en casa. Y en Fin de año ya veremos. La peculiaridad de este año es que esta noche tendré a cuatro perros en casa y mañana tendré cinco.

A Curra, la titular, ya la conocéis. Una perra tranquilona, nada celosa y muy sentida. Luego Wilma, la co-titular, una gamberra que acaba de cumplir 3 añitos y que es un terremoto. Además está Jara, a quien yo llamo «ojos de ciruela». Sus dueños, amigos de una hermana, se han ido de viaje y la han dejado donde saben que la cuidan. Es muy miedosa y friolera, así que siempre está temblando. Y tendremos a Mara, que es la perra del novio de mi sobrina, una cachorra de Golden que espero que sepa comportarse y a quien todavía no conozco. Y mañana se une Gus, el perro de mi otra hermana que tiene pinta de golfo pero que es bien simpático. Rufo, que es el gato de mi tía, se lo va a perder. Mejor: ya está muy mayor y estos saraos no le molan mucho. ¡Alegría!

Os dejo con un video muy divertido que he visto en Tw esta mañana y que viene muy a tono con esto que os estoy contando. Aunque aquí son 13 perros y un gato cenando…

Y antes de dar por acabado el post, os deseo a todos una Feliz Nochebuena, y también una Feliz Navidad.

Ponga un KPI en su vida

Tranquilos, que no he vuelto a coger el libro de aves de mi padre. Hoy voy a tratar de los KPI’s, o Key Performance Indicators que es como se llama en el mundo moderno y anglófilo (o anglofiliciado, o anglofilíaco, o angloflipante) a los indicadores clave de seguimiento. Estos indicadores están fenomenal y aún sin saberlo, los usamos permanentemente, casi sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando usted se pesa en la báscula los lunes, o cuando mira su esmirriada cuenta corriente, o cuando abre la nevera y comprueba que sólo le quedan tres huevos.

Porque un KPI no es ni más ni menos que una medida de seguimiento que le permite conocer una evolución. Y así, kilos, euros o huevos es una medida tan válida como cualquier otra, siempre y cuando sirva como referencia para lo que se quiera medir. Dicho de otro modo, de nada le sirve a usted contar los huevos que tiene si lo que desea es conocer si ha engordado en el fin de semana o si este mes le queda algo para ahorrar. Claro que puede ponerlo en relación, y dividir el coste de un huevo entre los kilos que ha engordado y multiplicarlo por los pelos del bigote del comercial que le atiende en el banco, pero no parece que sea la clave para saber que tiene que tomar más ensaladas, gastar menos o ir a la compra si quiere hacer tortillas para cenar. No sé si me siguen.

En una empresa se hace lo mismo que hace usted con su nevera o con su báscula, sólo que lo decimos en inglés para abreviar. No decimos «a ver, cuántos huevos te quedan», sino que tenemos algo que se llama reporting (que es un reporte que termina en «ing», ing de inglés, sin duda) en donde figuran los indicadores de seguimiento que se estimen oportunos. Y así uno sabe perfectamente cómo va en relación a cómo iba el mes o el año pasado. Ya ven qué práctico.

La clave de los KPI’s es la K, entre otra razones porque key es clave en inglés (no, aquí no hay que decir keying porque ya viene en inglés. Acabaría en ing si fuera en español, o sea, claveing, pero como ya se dice key no hace falta). Y así, uno podría pensar que KPI habrá pocos, porque clave, clave, no habrá muchas cosas que medir. Y no, esto no es exactamente así, porque el keypiar y el rascar, todo es empezar (que habría dicho mi abuela si hubiera sabido que los huevos eran un indicador clave). Sigo sin saber si me siguen. Y así te puedes encontrar con que hay departamentos que siguen 300 KPI´s repartidos entre 70 reportings. En fin, uno usa los KPI´s que le da la gana, que la libertad es un derecho constitucional, lo que ya no les puedo decir es qué pasa cuando deciden ir al detalle… Lo mismo les explota el ordenador, aunque lo corriente es que, además de KPI´s, acumulen dioptrías y lleven unas gafotas como las de Chus Lampreave.

Donde quiero yo llegar es que un KPI en muchos casos es pi ai pero no es key. Es un simple pi ai ennoblecido, eso sí, con una categoría que probablemente no le corresponde, pero la realidad es que es muy poco key. Entonces (atentos, que ahora viene lo mejor), para resumir y encontrar las verdaderas claves de seguimiento de un vistazo, lo que se dice in a glance si lo quieres decir in short, pues tienes que consultar un invento todavía más estupendo que los KPI’s que se llama dashboard, o cokpit, que es el resumen del reporting y que es donde están los KPI’s de verdad y no los del montón. O sea, tres ó cuatro numeritos y a correr. A correr porque si no te pilla el del reporting y ya tienes lío para toda la tarde.

La vida.

Un huevo en el cenicero

El BOE de la risa

Quizá lo hayan visto o leído ya. Se trata de este anuncio del BOE que ven abajo. Lean, lean.

Disparate BOE Defensa

Esquema boeEste disparate (que es real) ha circulado por la red estos días. Leyéndolo, uno puede pensar dos cosas. La primera es que han hecho un copia pega pero con varios pegas. Y la segunda, que el anuncio tiene todo el sentido del mundo, simplemente hay que invertir algo de tiempo en averiguarlo.

Y yo lo he invertido. Eso sí: he tenido que hacerme un pequeño esquema como el que ven a su derecha que no les aconsejo que miren mucho porque es un follón y está muy sucio.

Ha sido muy entretenido. Mucho mejor que hacer un crucigrama, dónde va a parar. Me he sentido un poco como Miss Marple, aunque la imagen de ir buscando el BOE anterior se parece más al cuento de Pulgarcito y sus miguitas de pan, con el señor secretario de la Junta de contratación en el papel de ogro.

Pero en fin, ya que me he tomado la molestia de leerme cinco Boletines Oficiales para entender algo, les voy a confiar mis averiguaciones. Resulta que la junta de contratación del ministerio de Defensa hace una licitación para el acuerdo marco del servicio de operador logístico en noviembre de 2013 (CLICK). Luego hay una modificación el 16 de diciembre de este  primer anuncio (CLICK). Hasta ahí, todo normal. Luego, el 7 de enero, se modifican tanto el anuncio original como la modificación (CLICK) y ya empieza el trabalenguas. Después, el 22 de enero se modifica la última modificación (CLICK) y ya para entonces el asunto es incomprensible. Y finalmente, el 18 de Junio, se vuelve a modificar la modificación anterior (CLICK) y ya tenemos a Groucho Marx en estado puro. Y de momento, no hay más modificaciones, pero oigan, vale la pena seguirle la pista a esta licitación, porque es divertidísima.

Lo que es seguro es que la licitación no se ha concedido todavía. Y lo que es probable es que, con esta forma de redactar los anuncios, no se conceda nunca…

 

 

Niños en la tele

Hace unos años, yo trabajaba como responsable de comunicación, y decidimos hacer un spot en el que salía un niño. Era arriesgado, siempre es arriesgado usar a niños en publicidad, y mezclados con ciertos productos es realmente un atrevimiento, pero la historia que había inventado el creativo era muy buena. Ahora tocaba ejecutarla, y ahí es donde se juega el tipo el artista. Te equivocas en el casting y un niño muy rico se convierte en un repelente, no das con el tono de la voz en off, eliges el decorado inadecuado, no cuidas el doblaje, el montaje, cada una de las palabras del texto y te llevas por delante una marca. La buena publicidad con niños es aquella en la que el niño aparece como un elemento natural de la historia y, precisamente por eso, no es una publicidad con niños, sino una publicidad en la que sale un niño. Un asunto delicado, desde luego, con el que hay que andarse con mucho cuidado.

La agencia nos recomendó buscar gemelos. Los tiempos de rodaje se acortaban considerablemente, porque tú no puedes tener a un niño de 4 años (esa era la edad aproximada del protagonista) durante 8 horas en un estudio en el que, normalmente, hace un frío de mil demonios. Al final no pudo ser, y elegimos a un niño realmente adorable, divertido y espabilado a más no poder, que nos hizo el trabajo bastante llevadero, teniendo en cuenta que un niño de esa edad lo único que quiere es jugar y entiende sólo a medias que tiene que hacer determinados gestos y decir ciertas frases. A esto último tuvimos que renunciar finalmente, porque entre la lengua de trapo y que había que montar imágenes para dar con la frase correcta, no se entendía una palabra de lo que decía. Una dobladora nos sacó del apuro. Por cierto ¿sabían que casi todas las voces de niños en la tele y en el cine son dobladas por mujeres?

De aquel rodaje recuerdo la incomodidad con los padres del niño. O más concretamente, con la madre. Estaba claro que ella no estaba de acuerdo con dejar que el niño saliera en un anuncio. Yo no me acuerdo de lo que cobraron, pero desde luego no era una gran cantidad. Y yo estoy convencida de que, en la mayor parte de las ocasiones, los padres no presentan a sus hijos como modelos para un anuncio por dinero, sino que lo que hay detrás es orgullo, una caída de baba que empieza y se satisface en el ego de los padres, no de las criaturas. Pero aquella madre estaba incómoda, algo avergonzada (finalmente, estaba alquilando a su hijo con fines comerciales), por momentos enfadada, y desde luego arrepentida. En cuanto al padre, apareció por allí cinco minutos, se mostró henchido de orgullo y vanidad, y se fue a su oficina, supongo que a presumir con sus compañeros, aunque me queda la duda de si no se quedó para no verlo.

El resultado fue sensacional, aunque recuerdo ese rodaje como una pesadilla en toda regla. Y se te queda un poco cuerpo de bruja cruel «comeniños», todo hay que decirlo, porque el niño se cosifica, si tiene hambre, o sueño, o está cansado, te parece un fastidio y no acabas de entender que, en realidad, el niño no va a salir de lo que para él es cotidiano.

En la parrilla de la tele, hoy, no hay día en el que no veamos a niños usados como monos titiriteros para distraer a un público adulto. Son utilizados como espectáculo, y da un poco igual que queden 10.000 ó 15.000 eliminados en el casting previo, con toda la carga de decepción que tendrán que sobrellevar esas criaturas a lo largo de su vida. Los niños cantan, bailan, guisan y muestran sus habilidades… Y si al menos fuera eso… Porque en mi opinión, no son llamados para mostrar su talento, sino que, en un reality dantesco, compiten salvajemente los unos contra los otros, porque sólo puede quedar uno, y el resto es desechado, eliminado, expulsado, enviado fuera de los focos y tratado como un niño peor frente a uno mejor. A la vista de 5 millones de espectadores, por los que las cadenas comerciales se matan entre ellas, sin pudor y sin ningún tipo de edulcorante que nos haga pensar que se trata de un juego para los protagonistas, o un programa amable en la que podamos enternecernos con la ingenuidad de la infancia (yo lo contrapongo a un programa muy divertido que se llamaba L’ecole de fans, en la TV francesa…), o simplemente, una publicidad en la que salen niños.

A mí me dan mucho asco todos estos programas, no puedo evitarlo. Paso por alto lo repelentes y marisabidillas que son la mayoría de ellos, y paso por alto a esos padres que echan a sus hijos al circo por unas monedas. O para satisfacer su ego, que me da lo mismo. Eso no es un juego, ni es un programa para otros niños. Eso es un circo en donde los monos son los niños, los gorilas son los padres, y las taquillas, pertenecen a la cadena correspondiente que nunca ha tratado de disimular su codicia. Y ahí está la población embrutecida, levantando el dedo o bajándolo, sin piedad, indicando a los jueces, pedorros venidos a menos que buscan promoción, quién se queda para vender más.

Todo en orden: si tiras cacahuetes, tendrás monos.

 

Fotos en Linkedin

No sé si antes de Linkedin todo era más fácil. Probablemente no, pero sin duda se enteraba menos gente, mientras que en Linkedin te ve todo el mundo. Me refiero a la foto que decides adjuntar cuando te presentas como profesional, ya sea en un curriculum o en la intranet de la oficina. Linkedin es una red básicamente profesional, en donde cada uno se muestra de verdad, es decir, sin nicks extraños y sin ocultar su identidad. Dicho esto, también diré que la identidad (es decir, nombre, apellidos y edad) es casi lo único verdadero que se pone en esta red. Yo diría que es básicamente una red de Directores de algo. Pero esto es como el jamón de Jabugo: es imposible que haya tanto cerdo en Huelva como para abastecer a tanto restaurante. Pero en fin, dejo para otro día la inflación curricular, para hablar de las fotos que la gente pone, que me parece a mí que no es algo que se cuide.

Es raro encontrarse con fotos profesionales, o sea, esas fotos que te hacen expresamente para aparecer en una memoria de actividad o para enviar a la prensa. Esas fotos se notan de lejos, y expresan a partes iguales lo que es el individuo y la empresa en la que trabaja. Pero esas son las menos. Las más son de otra variedad…

Hay quien cuelga la foto del carnet de identidad. Esto suele ser un error, porque la mayoría de las veces apareces con cara de susto o de delincuente, por no hablar de que, a ver ¿De verdad que no tienes otra foto para poner en Linkedin? ¿En serio que ésa es la foto en la que mejor estás? Aunque casi es peor no poner ninguna foto. En este caso, la impresión que dejas es que te has abierto una cuenta porque alguien te lo ha dicho, pero no tienes ni zorra de lo que estás haciendo ni para qué. Y que yo, que te estoy consultando, te importo muy poco. Eso, o que ni siquiera tienes papeles, o que eres un tímido o que te avergüenzas de ti mismo, o que quieres ocultar algo. Nadie pensará que eres feo: simplemente, pensará algo mucho peor.

Los hay que deciden demostrarnos que son muy deportistas. Y ahí los tienes, esquiando (con gafas y gorro), o vestidos de montañeros, rodeados de cuerdas; o con el casco de la bicicleta, su pasión, o en un campo de fútbol, con camiseta. Incluso hay quien aparece con el torso desnudo, en una piscina, en el colmo del mal gusto. Creen que su imagen es de persona natural y deportista, pero les sale un churro muy poco serio. Sobre todo si metemos en este capítulo a los que van de auténticos, o sea, en camiseta, desarreglados y en el salón de su casa. Y a los que aparecen con gafas de sol, muy guays ellos, ahí están tapándose la mirada (hay que ser muy cretino para hacer esto en una red que se supone profesional). En fin, otro churro.

Luego también está el sector nocturno, entre los que incluyo a los gastrónomos. Claramente están en una fiesta y no se ve, pero en la mano llevaban una copa. O están en el restaurante, y ni siquiera están mirando a la cámara (¿miran el filete del plato?). Salen de algún sitio, o están en algún sarao, y se nota por la luz y por los brillos de la cara, incluso por el flash, que les ha dejado los ojos rojos (esto entra en la categoría de inaceptable). A veces, la celebración es familiar y están en una casa. Y no puedes por menos que imaginarte el contexto. Tela. Estas fotos son las típicas de «huy, iba monísima en aquella boda y voy a poner la foto para que la vea todo el mundo«. Siempre son fotos recortadas, aprovechadas para Linkedin, y normalmente es gente que da muchísima pereza.

Dejo en un apartado propio a los que salen con niños, se supone que sus hijos. Salir con niños en una foto profesional creo que sólo se lo pueden permitir los que trabajen con niños. Si no, me parece ñoño y fuera de lugar, aparte de que indica una dependencia del monotema «críos» que puede convertir el rato del café en un infierno. Y curiosamente, se encuentran más hombres luciendo retoños que mujeres. Un horror muy propio de gente plasta.

Ya termino con los que se hacen una foto a sí mismos, y no precisamente lo que se interpreta como un selfie. No, no: son los que han usado el photo booth, o la webcam del ordenador. Se nota porque la pose de los brazos es como si les escocieran los sobaquillos. Eso si no están en un cibercafé y se ve a un pelos por detrás en otro ordenador. O están en su casa, bien pegados a la pared de gotelet, una cortina verde a la derecha, autofusilándose con la cámara torpeflash. Si haces algo de esto, eres un cutre.

Hay mucho despropósito en Linkedin, aunque gracias a él, te pasas un rato de lo más distraído mirando si la foto está pensada o no, y si, estando pensada, quieren transmitir algo o simplemente han puesto una foto en donde están guapos. ¿De cuerpo entero o sólo la cara? ¿En un estudio o con un fondo de jardín, o de cielo, o de despacho? ¿Mirando a cámara o hablando en un acto público? ¿con chaqueta o sin ella?¿Corbata, pañuelo?¿Sonriendo o serio? Todo un mundo, y ese mundo te dice muchas cosas. Es como en Twitter, que alguien me dijo una vez «si quieres saber cómo es un tuitero, no mires sus últimos tuits, sino las fotos que cuelga». Pues esto es igual: la foto elegida dice mucho de ti. No por la foto, sino por la elección.

No es ninguna tontería esto. Desde luego, Linkedin vale para lo que vale, pero cualquiera que mire tu cuenta, antes de empezar a leer cómo produces impuestos, mirará tu foto, y esa impresión hay que controlarla. Yo creo que aparecer guapo es menos importante que parecer limpio, que para parecer simpático no hay que adornarse con fotos de situación, y que la confianza está en la mirada, no en la sonrisa. Linkedin no es Facebook, aunque parece que hay quien lo confunde.

¿Y tú? ¿estás en Linkedin? ¿Qué dice tu foto?

 

Atléticos

Pues es que mi padre era del Atleti. Y mi amigo Paco, y Carolo, y José Luis. Unos atléticos de primera. Pero es que los atléticos son siempre muy de primera. Ahora viene cuando digo que los del Atleti son muy de Primera salvo cuando son muy de Segunda, y entonces es cuando se me dan de baja 40 ó 50 seguidores del blog. Pero lo que yo quiero decir es que los del Atleti son muy del Atleti. O sea que no se puede ser un poco del Atleti, vaya.

Y después está lo de Tito, que dice que es del Barça, pero Tomás y yo creemos que es una pose, y que en realidad no le gusta el fútbol y dice eso para provocarnos. Y con la provocación a veces llega lejos, como cuando se pone la camiseta para venir a tomar el aperitivo, y yo le digo a Ana, su mujer, que no le deje hacer eso, que se ponga seria.

Pero el resto, o sea, la mayoría, somos madridistas. Podría incluso considerar a Javier como madridista, porque ser del Madrid es la vía más rápida para desentenderse del resultado y darlo por hecho.

Una de las cosas que siempre he envidiado del Atleti son sus campañas de publicidad. Desde aquel «Papá, ¿por qué somos del Atleti?», o ese otro en el que el Mono Burgos emergía de una alcantarilla (prometo no volver a hacer referencia a aquellas temporadas en el infierno), o aquel cartel con Kiko celebrando un gol con las llamas detrás (¿sería una referencia al calor de la afición?), siempre me ha parecido que el Atleti tiene entre sus aficionados a los mejores creativos de España. Porque la publicidad del Atleti la hacen creativos de publicidad que son del Atleti. ¿No lo sabían?

¡Hala Madrid! para que no haya dudas.

 

Post dedicado a Juanjo, para que deje de soñar cosas raras.

A mi manera…

Lo habréis visto, seguramente, y si no ya os lo pongo yo ahí abajo. El de hazte extranjero y el del Curriculum de todos. Supongo que hay que tomárselo con humor, ese humor tan nuestro. Y con simpatía, esa simpatía tan nuestra…

Hay que sentirse orgullosos, hombre. ¿Qué sería de los españoles sin los abrazos, sin ese hablar a gritos, sin aquello tan característico que es invitar a tós sin tener de ná? Ese ser tan nuestro, tan mío, tan tuyo. Sin las paellas, las torrijas, sin el silbo gomero.

¡El bable, que se te olvida el bable!»

Somos valientes y generosos. Tanto que exportamos la generación más preparada de la historia al mismo tiempo que somos los últimos en educación. Olé, olé y olé. En realidad, somos los últimos en todo, pero qué le vamos a hacer. No, en serio, realmente ¿Qué podemos hacer? Y mola ser extranjero, pero mola más que nos echen de un bar para seguir la fiesta en la calle.  Es esa manera de ser y de sentir a la que no puedes renunciar porque va contigo siempre. A nuestra manera. Porque como se vive aquí, incluso cerca de Canaletas, no se vive en ningún lado… Claro que sí. Que inventen ellos. Y que aprendan. No somos los mejores, pero ¿Quién quiere ser mejor, siendo el más simpático? Como dice Fofito, tienes que mirar lo que has conseguido ¡Porque ya lo hiciste! ¿Quién dijo futuro?

¡Somos más listos de lo que creemos, más fuertes de lo que pensamos, y hasta más guapos!»

No falta nadie. Ahí está Chiquito de la Calzada. Y las Hurtado. Y el cameo de lo que debe de ser la comunidad intelectual, que sólo falta Almodovar. Y el currículum de todos (supongo que el mío también) lo hace un payaso olvidado, el último de una vieja saga inolvidable. Un anuncio muy de actualidad, vaya, no hay más que ver el casting. Me ha faltado el pobre Manolo Escobar, que no ha llegado por muy poquito al anuncio. Como la recientemente recordada Lolita Sevilla, ay, si al menos hubieran tarareado aquello tan famoso…

¡Americanos, aquí venimos con alegría, olé mi madre, olé mi padre y olé mi tía…!»

Pero no. De fondo, los Gispsy Kings. Y Suspiros de España.

Un pueblo capaz de parodiarse a sí mismo al mismo tiempo que se enorgullece con fatalismo para no cambiar aquello que parodia es un pueblo que no merece extinguirse. Al menos mientras tenga chorizos para dar y exportar.

En fin, esto es lo que hay: un par de anuncios de embutidos. Y llegados a este punto, no se si quiero irme, pero a mí me gustaría deshacerme de española.