Ponga un KPI en su vida

Tranquilos, que no he vuelto a coger el libro de aves de mi padre. Hoy voy a tratar de los KPI’s, o Key Performance Indicators que es como se llama en el mundo moderno y anglófilo (o anglofiliciado, o anglofilíaco, o angloflipante) a los indicadores clave de seguimiento. Estos indicadores están fenomenal y aún sin saberlo, los usamos permanentemente, casi sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando usted se pesa en la báscula los lunes, o cuando mira su esmirriada cuenta corriente, o cuando abre la nevera y comprueba que sólo le quedan tres huevos.

Porque un KPI no es ni más ni menos que una medida de seguimiento que le permite conocer una evolución. Y así, kilos, euros o huevos es una medida tan válida como cualquier otra, siempre y cuando sirva como referencia para lo que se quiera medir. Dicho de otro modo, de nada le sirve a usted contar los huevos que tiene si lo que desea es conocer si ha engordado en el fin de semana o si este mes le queda algo para ahorrar. Claro que puede ponerlo en relación, y dividir el coste de un huevo entre los kilos que ha engordado y multiplicarlo por los pelos del bigote del comercial que le atiende en el banco, pero no parece que sea la clave para saber que tiene que tomar más ensaladas, gastar menos o ir a la compra si quiere hacer tortillas para cenar. No sé si me siguen.

En una empresa se hace lo mismo que hace usted con su nevera o con su báscula, sólo que lo decimos en inglés para abreviar. No decimos «a ver, cuántos huevos te quedan», sino que tenemos algo que se llama reporting (que es un reporte que termina en «ing», ing de inglés, sin duda) en donde figuran los indicadores de seguimiento que se estimen oportunos. Y así uno sabe perfectamente cómo va en relación a cómo iba el mes o el año pasado. Ya ven qué práctico.

La clave de los KPI’s es la K, entre otra razones porque key es clave en inglés (no, aquí no hay que decir keying porque ya viene en inglés. Acabaría en ing si fuera en español, o sea, claveing, pero como ya se dice key no hace falta). Y así, uno podría pensar que KPI habrá pocos, porque clave, clave, no habrá muchas cosas que medir. Y no, esto no es exactamente así, porque el keypiar y el rascar, todo es empezar (que habría dicho mi abuela si hubiera sabido que los huevos eran un indicador clave). Sigo sin saber si me siguen. Y así te puedes encontrar con que hay departamentos que siguen 300 KPI´s repartidos entre 70 reportings. En fin, uno usa los KPI´s que le da la gana, que la libertad es un derecho constitucional, lo que ya no les puedo decir es qué pasa cuando deciden ir al detalle… Lo mismo les explota el ordenador, aunque lo corriente es que, además de KPI´s, acumulen dioptrías y lleven unas gafotas como las de Chus Lampreave.

Donde quiero yo llegar es que un KPI en muchos casos es pi ai pero no es key. Es un simple pi ai ennoblecido, eso sí, con una categoría que probablemente no le corresponde, pero la realidad es que es muy poco key. Entonces (atentos, que ahora viene lo mejor), para resumir y encontrar las verdaderas claves de seguimiento de un vistazo, lo que se dice in a glance si lo quieres decir in short, pues tienes que consultar un invento todavía más estupendo que los KPI’s que se llama dashboard, o cokpit, que es el resumen del reporting y que es donde están los KPI’s de verdad y no los del montón. O sea, tres ó cuatro numeritos y a correr. A correr porque si no te pilla el del reporting y ya tienes lío para toda la tarde.

La vida.

Un huevo en el cenicero

4 pensamientos en “Ponga un KPI en su vida

  1. Odio los KPI!! Tengo que hacer un reporting asi cada vez que estrenamos una serie/peli y hay que cumplir, al menos, 3 de 5. Si no, a hacer encaje de bolillos para que salgan. Argggg!!!

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