Un reloj y tres correas

Paso por la relojería de El Corte Inglés a comprarme una nueva correa para el reloj. Compro una buena, negra. Y ya que estoy, me encapricho de una roja, muy barata, «para darle fantasía al reloj«. Pues sí, cuando compro compulsivamente me salen estas frases tan vanity dissipate. Y además, hoy es lunes y ayer leí el «Hoy Corazón» del ABC, que me empija un huevo.

A lo que voy. La dependienta, muy amable, se ofrece a cambiarme la correa. «Ah, qué bien, pues póngame Vd. la roja«, le digo. Coge una navajita, chas-chas, cambiada. Y me dice: «¿No quiere cambiar el broche?».  Coge la navajita, chas-chas, quitado. «Le dejo el broche de la antigua en la bolsa, para cuando decida en qué correa lo pone». Qué maja, la dependienta chas-chas. Llegando a casa me encuentro con mi hermana. Sonriente, le enseño el reloj con la nueva correa roja y me suelta:»¡Qué espanto! Anda, pon la correa negra y da por tirados 10 euros, que pareces tonta».

Los lunes tengo la personalidad poco combativa, y cualquier opinión tajante me deja sin liderazgo. De manera que al llegar a casa he cogido una navajita. Chas-chas y chas-chas y chas-chas y, ¡HARTA!, me he puesto a escribir este post. Mañana me pondré el Bulgari.

Real Madrid 6 – Racing 1

Oigo en la radio unas declaraciones del Sr. Portugal, entrenador del Racing. Ha venido a decir algo así: «Claro, es que encontrarse con 2 goles en 15 minutos, eso ya nos ha roto todos los planes que traíamos preparados».

Pues casi mejor que se los rompieran, los planes, porque muy buenos no parece que fueran. Eso o que no se lo habían preparado bien…

El viaje de Curra

Pues contaré el viaje de Curra, que ha estado un par de días en Murcia.

Resulta que una tía mía tenía que ir a Murcia – desde Madrid – para recoger un certificado de defunción. ¿Por qué? Qué pregunta tan tonta: porque hubo un fallecimiento en mi familia, porque éste se produjo en la provincia de Murcia y porque necesitábamos una copia compulsada para solucionar un asunto que no viene al caso. ¿Que por qué se tuvo que ir hasta Murcia personalmente para recoger un papelito, en una época en donde hay fax, internet, correo electrónico y en un país con 2.698.628 funcionarios? Pues porque que en nuestro muy caro Estado de las Autonomías, una Comunidad no es capaz de enviar una copia compulsada de un certificado de defunción a otra administración.

Así es que mi tía se llevó a Currita para que le hiciera compañía, puesto que esa es su misión en la vida aunque no cobre por ello. Me refiero a Curra, naturlich. Correteo por la playa, comió arena, se pinchó con un rosal, hizo un agujero en el césped, ladró a un vecino, le hizo fiestas a otro, y ha vuelto contenta aunque cansada.  Mi tía también ha vuelto cansada, jurando en arameo, con los nervios de punta y considerando seriamente la objeción fiscal.

Cuánta riqueza tiene la lengua española con la que se puede decir, y está bien dicho, que cuantas más competencias tienen más incompetentes son.

El océano autonómico

Por razones de trabajo, he tenido que viajar en varias ocasiones a Casablanca. «Casa«, como le llaman los franceses. Si tú te sitúas en la Corniche, un suponer, y le haces a un paisano algún comentario sobre «la mer«, el paisano te mira muy serio y te dice «Ça, ce n’est pas la mer. C’EST L’OCÉAN!«. «Océano» es una palabra que inspira mayor grandiosidad que «mar». También un mayor misterio. Más profundidad. Mayor lejanía, incluso. Ah, l’océan, l’océan, oh, l’océan, quelle grandeur, quel mystère, quelle profondeur, quelle «leyaní»,  ah, l’océan… Empiezo así para ponerme muy cursi y meterme en ambiente.

Leo ayer en el periódico el siguiente titular: «CC pone su precio: que Canarias tenga aguas territoriales propias«. El precio es la contraprestación para apoyar los supuestos previos del Plan A,  o sea, estos presupuestos del demonio.

Estupefacta me pregunto: Bueno ¿Y para qué quieren eso, los canarios?.

Después de mucho pensar – naturalmente en el periódico no dan razón – llego a una conclusión a la altura de la tontería. Me digo: ¡Ya está! Es para promover el diálogo entre la cultura guanche y la goda. Porque si tú te sitúas en la Playa de las Alcaravaneras, un suponer, y le haces a un paisano algún comentario sobre «el océano», el paisano no se quitará la chola y te dará una cuerada, sino que dialogará contigo para decirte: «No, muyayo, eso ehel mar canarión, el oséano ehlo que se ve dehde Casablanca ¿no lo sabeh, mi amol?»«.

Muy práctico. La mère… Y el père, y el fils…

PS: Alejandro, si me lees, ¡no te me enfades!

El pasado en Alta Definición

Esto que ven ustedes aquí a su izquierda es una cría de tirano y un eructo de la Historia. Verán: va a hacer un siglo que en un bosque de Ekaterimburgo, unos soldados de una revolución popular acabaron con la vida del camarada Romanov. También acabaron con sus crías. Una chapuza a escondidas, pero eficaz. Hacía más de un siglo que otra revolución popular había guillotinado al ciudadano Capeto en la plaza pública. Su cría también murió. Eficiente y suficiente. Dos revoluciones, muerte al monarca, y un mismo principio: la sangre no da el derecho al poder.

La semana pasada, el papá de la cría de tirano abrió las puertas del país a las televisiones extranjeras, sin duda para que el mundo libre vea dos cosas. La primera es un desfile totalitario en Alta Definición. Hasta ahora, el mundo los había contemplado en blanco y negro y en ese color basto de tele antigua y tripona. La segunda cosa que quería papi es que viéramos los mofletes de su chaval. Y si bien la guerra ya la ganó el yayo, papi ha hecho general al niño con 27 años, aunque la Historia diga que para gestionar un genocidio sea suficiente con alcanzar el grado de cabo…

Este es el derecho de la sangre para alcanzar el poder. Lo de las monarquías sólo era hereditario. Corea del Norte, año 2010, anteriores y siguientes.

Abucheos comme il faut

Vivo cerca de la Plaza de Lima, por lo que no tengo que leer la prensa para saber que un equipo viene a jugar contra el Real Madrid, o que se acaba la Vuelta Ciclista, o que es el Día de la Patria. No me quejo en absoluto porque tiene la ventaja de que si te apetece ir solo tienes que acercarte.

Desde mi terraza no se oyen los goles del Bernabéu, pero sí los de la selección cuando pusieron la carpa aquella. Se oyen los vítores a los ciclistas y se distingue perfectamente cuándo pasa un tanque. Cuando pasa un F18 también se oye en mi casa. Y en Segovia, seguramente…

Hoy he sabido de manera precisa cuándo y quién había llegado a la tribuna del Desfile de las FFAA. Hay quien dice que los abucheos están mal, que no es lugar ni momento. Si es el caso entonces, una forma de evitarlos sería recibirlos en otro sitio. Pero nuestros presidentes en su segunda legislatura suelen comportarse como entomólogos cautivos y solo salen del Palacio para ir a sus propios mítines. Y así no hay manera de abuchear a nadie comme il faut.

PS: Igual un día de estos comento los desfiles coreanos. Pero tengo que esperar a que se me pasen las telarañas que se me pusieron en el cerebro después de verlo en la tele…

 

Tampoco es el lechero

He leído esto en unos breves de una revista: “Según publica el National Enquirer Jessica Biel quiere establecerse y formar una familia, pero Justin Timberlake no muestra intención alguna de compromiso. Al parecer, Biel ha amenazado al cantante con dejarle si éste no le pide matrimonio antes de Navidad.” Se ve que la Jessi ha oído en la radio a Doña Concha y ha decidido no cantar el «Let it snow» sin un anillo con una fecha por dentro.

Abajo los tópicos: en algunos lugares del mundo si suena el timbre de madrugada tampoco es el lechero, sino un funcionario del Registro con un par de alianzas.