«España pagará el sueldo de Garzón para que trabaje en Colombia»
¡Qué idea tan pelotuda!
¿Y qué costaría mandar a Gallardón a Novosibirsk?
«España pagará el sueldo de Garzón para que trabaje en Colombia»
¡Qué idea tan pelotuda!
¿Y qué costaría mandar a Gallardón a Novosibirsk?
In short: que petróleo y calma sólo hay en Noruega. Un fastidio esto de las revoluciones. Así que todos despacito, que tiene que cundir la gasolina.
La medida es realmente creativa para el poco rato que han pensado. Que por eso prohiben, por falta de tiempo, no crean. Un par de horitas más y se les hubiera ocurrido algo imaginativo de verdad, por ejemplo una subvención. ¿Para qué? ¡Qué pregunta! Pues para que compremos un buen serrucho, hombre, y así poder adaptar el suelo del coche.
Les dejo con el libro de instrucciones.
«Let’s ride with the family down the street. Through the courtesy of Fred’s two feet…»
Señores y señoras.
Este blog si tiene algún género, será el género tonto.
Pero, en fin, le pueden llamar ustedes y ustedas tanto blog como bloga.
Alguien ha llegado aquí buscando «la bloga de curra» en un buscador.
Sospecho que se trata de la Consejera de Iguardá de la Junta de Andalucia…
Pobre Curra, no se merecía esto…
Ya dije en una entrada anterior que tengo un i-pad. Tenía ya un e-book (me refiero a otro dispositivo), regalo de Navidad de unos estupendos compañeros de trabajo. Son cacharros muy distintos con prestaciones diferentes. A favor del e-book “normal”, es que se ve a la luz del día… el i-pad se lleva mal con el sol. Pero para lo esencial, que es no tener en las manos un libro en papel, me valen el uno tanto como el otro. Este es el arranque para llegar donde quiero. Hoy estoy muy cansada, así es que será largo.
Voy a tomar como ejemplo el libro “Riña de gatos”, de Eduardo Mendoza. Es el último Planeta, de manera que está en promoción, y debe haber mucha demanda. No es un libro raro, es muy fácil de encontrar. Un libro normal, que busca una consumidora normal.
El libro en papel cuesta 21,50 euros, da igual si es un gran distribuidor o una librería de barrio. Si lo compras por Internet cuesta lo mismo. Bueno, no: por Internet debes pagar los gastos de envío (6,5 € en el caso de un gran distribuidor muy guay y muy céntrico de Madrid). Yo debo esperar 48 horas a que me llegue el libro y el acto de búsqueda, selección, compra y pago lo realizo yo misma. Claro que me ahorro ir al centro, el autobús, el parking…. Ah, no, que voy en autobús. Bueno, da igual, acepto que es un fastidio lo de ir de compras. Si vamos por el lado de los costes, nuestro distribuidor se ahorra algo en personal y locales si vende por Internet. Pero tiene que invertir en la web, y eso es caro. Y aunque la eficiencia llega, se necesita volumen y tiempo. Así es que me como la rueda del molino y comprendo que sea el mismo precio. Primera incursión de una consumidora en el mundo mágico de internet, y primer descarte del mundo mágico de internet de la consumidora.
Como estamos en internet, se me ocurre que igual es buena idea leer Riña de gatos en uno de los dispositivos que tengo. Para el que no lo sepa, un e-book (el libro, me refiero) no es de papel. Uno aprieta un botoncito en una web, espera unos segunditos, y le aparece un ficherito en su ordenador que luego pasa, arrastrándolo de manera muy natural, al dispositivo e-book. Fantástico y comodísimo. Sigamos.
Como no quiero piratear, porque no soy ninguna delincuente (aunque me hayan cobrado el canon siempre que han podido), entro en las webs que venden e-books. Y me encuentro con que bajarme legalmente “Riña de gatos”, me cuesta 15,49 euros. Quince euros con cuarenta y nueve céntimos. Objetivamente es más barato que el papel. Lo que yo me pregunto es si de verdad los costes de producción (fabricar el libro), los costes de distribución (llevarlo al punto de venta y venderlo), los costes de estocaje, y otros gastos generales específicos del punto de venta (locales, personal, mantenimiento) son tan bajos, tan bajos que sólo se puede trasladar al consumidor un 30% de ahorro sobre del precio de venta del libro físico. Del autor no parece la culpa, porque se lleva un 10% del precio de venta. Quizá es que el botoncito cuesta un congo… Un congo adicional a la inversión de la web que ya habían montado para la venta por internet del libro en papel (la de los 6,5 euros de los gastos de envío).
Como no lo termino de entender, he comprado «Riña de gatos» en la librería de una buena amiga (cuya visita recomiendo vivamente). He sido lista, porque me he pasado a última hora y me ha invitado a una caña. Qué maja. Y además, de este modo se lo puedo pasar a mi hermana, que lo quiere leer también, sin tener que desprenderme de mi i-pad durante dos semanas. Esto, prestárselo a mi hermana, de momento ni me convierte en pirata, ni está tipificado por ninguna ley . De momento…
Estamos gobernados por idiotas que por no saber, no saben ni sumar dos y dos. En cuanto a la industria del libro, debería hacérselo mirar. Y los autores, espabilar un poquito. Los libreros de barrio y especializados… creo que pueden seguir tranquilos un buen rato, al menos por este asunto concreto.
Yo, consumidora, seguiré leyendo y seguiré racionalizando mis compras, no se preocupen por mí. Sobre mis tentaciones de delincuencia electrónica y lo que leo en esos cacharros ya les hablaré otro día.
He tenido un fin de semana bastante aburrido. Y suponiendo que hubiera sido divertidísimo y apasionante, seguramente no se lo contaría. Pero es que no tengo gran cosa que contar. Pensándolo bien, nunca les he contado lo que he hecho un fin de semana. Pensándolo bien, nunca les he contado nada…
Miro la prensa y tampoco me animo. Puedo caer fácilmente en la indignación y el enfado a poco que recuerde alguna ignominia nacional (el caso Faisán, por ejemplo), un gran tema internacional (la que se está liando en el Magreb, con los barbudos agazapados), o cualquier asunto económico (el recorte de las pensiones, por ejemplo).
Y si miro el cuore, resulta que Cayetano se casa.
Hasta mañana, señores, a ver si tengo un día más animado.
PS: sí diré algo cortito del caso Faisán. Resulta que el mismo tipo que era portavoz cuando la policía asesinaba etarras es portavoz ahora que la policía comparte confidencias y teléfonos con etarras. O sea, que o los matan o los achuchan, la cuestión es llevárselos al oscuro. Soportar la halitosis argumental y la desvergüenza inmunda del portavoz nos lo reservan a los votantes.
PS2: ¿Ven como me acabo indignando?
Lo cierto es que sólo significa ¡Atención!
Y sin embargo, cada vez que lo leo tengo sentimientos encontrados.
Una parte de mí se asusta. A la otra parte le pica la nariz…
Tenía pensada otra entrada para hoy pero, señores, he cambiado de idea. Hoy voy a escribir a propósito de un artículo que leí ayer sobre una cosa nueva que se llama smirting.
El smirting es una palabrota que resulta de juntar smoking y flirting, o sea, fumar y ligar al mismo tiempo. Por lo visto, la nueva ley anti-fumadores es una bendición, porque permite conocer a gente y entablar relaciones a partir del inocente «¿tienes fuego?» que se produce ahora en las puertas de los bares de copas. Yo hubiera pensado que antes de esta ley tan tolerante se hacía smirting dentro del bar de forma corriente, natural y sin necesidad de hacer contorsionismos con el inglés, pero yo estoy equivocada. Una sexóloga (de nombre Vampirella) afirma que al estar todos proscritos, se produce mucha complicidad entre los fumadores y de ahí al amor, solo hay un paso. Pues lo que le faltaba a la Pajín: ahora también la acusarán de alcahueta. Menos mal que los condones también son de su negociado…
Una tal Sara Gómez afirma en el artículo que se está planteando empezar a fumar, porque el porcentaje de éxito fuera del bar de copas, con el pitillo, es mayor que dentro, sólo con las copas. No viene foto de Sara, de manera que no podemos saber si será más atractiva a oscuras en el bar o amoratada por el frío a la luz de las farolas. Pero en todo caso, yo tomo nota y meto el lápiz de labios en la pitillera, por lo que pueda pasar.
Y hay más más neologismos, no solo smirting. Hay también smorking, que es fumar y hablar de trabajo; smarrassing, que es fumar y cotillear; smurfing, fumar y navegar por internet; smoring, fumar y contar penas (esta debe ser Sara). Yo también propondría el smholding, que es cuando sales tú solo; el smdirty, que es cuando es muy rápido y el smpooring, que es cuando no tienes tabaco. Y luego un sencillo y genérico smjoding: les invito a que le encuentren vds el glamour.
PS: Ni una broma con mi madre ¿eh Babu? que te veo venir…
Si dices que «los talibanes son unos bestias» estás cometiendo un error.
Talibán es plural.
Pero no siempre hay que hacer caso de la gramática.
Hoy se fallan los Goya, los premios del cine español, en el Teatro Real de Madrid. Una noche en la Opera. Las chicas irán guapas y me temo que los chicos no. Por regla general, los chicos son más… digamos iconoclastas, y aunque les han explicado que los calcetines son el principio del zapato y no el final del pantalón, insisten en llevar unas Geox rojas con un terno marrón y así no hay manera de combinar los calcetines. Ciertos estilismos de máquina de vending nunca dejarán de conmoverme. Yo, por mi parte, seguiré las andanzas de los chicos de Mou, que al menos pueden justificar los calcetines blancos…
Supongo yo que este año la agarrarán con la piratería – y no precisamente la del Indico – para no tener que avergonzarse con unas cifras patéticas que describen perfectamente en dónde están: 89 millones de euros de subvenciones en 2010, para recaudar 30 millones entre enero y septiembre (datos de la propia Academia). ¡Y tráigame dos huevos duros! Lo que no acabo de entender muy bien es por qué apoyan la Ley Sinde, esa que prohibe las descargas de películas. Yo creo, y lo digo seriamente, que deberían estar a favor de la libertad total de descargas de sus películas, e incluso promoverlas: ellos ganarían el mismo dinero, pero a cambio las vería mucha más gente. Es verdad que hay que suponer antes que alguien quiera descargarlas, pero sabiendo que ya hemos pagado y que lo del internete es gratis, quién se va a resistir…
En fin, señores, como diría Groucho: «He disfrutado mucho con esta obra de teatro… especialmente en el descanso».
Tenía yo un amigo, Hugue, que era fan incondicional de Serge Gainsbourg, y que fue quien me hizo descubrirlo cuando ya había muerto, en el año 93 ó 94. Gainsbourg, cantante provocador y muy gamberro es bastante desconocido en España, aunque todo el mundo es capaz de recordar el famoso Je t’aime, moi non plus que cantaba junto a Jane Birkin. Canción que por otra parte a mí me aburre y me espanta a partes iguales, incluso si se hubiera atrevido a cantarla Brigitte Bardot – Jane Birkin me aburre y me espanta ella sola, sin necesidad de cantar nada con Gainsbourg.
Gainsbourg compuso para muchas artistas de los 60, Françoise Hardy, Juliette Greco, aunque nada como las canciones que hizo a France Gall… Desde el Poupée de cire, poupée de son con la que la pobre mujer fue a Eurovisión a representar a Luxemburgo – mientras los luxemburgueses tan panchos con aquella inocente niña, toda Francia se avergonzaba delante de la tele, porque hubiera dado lo mismo que cantara soy tonta perdida y un poco golfa –, hasta el famoso Annie aime les sucettes, les sucettes à l’anis, que puso colorado hasta el último de los franceses mayores de 14 años. Para quien no conozca la historia, o no hable francés, les sucettes son piruletas, o chupa-chups, sucer significa chupar y… y ahí teníamos a la ingenua de France Gall creyendo de verdad que cantaba una pegadiza cancioncita para niños, tan mona ella, tan inocente, cuando en realidad era una especie de Lolita que iba derecha al top five de los sex shops… Teniendo youtube a mano, mejor me evito dar más explicaciones, que esto intenta ser un blog decente.
Hay también por ahí un vídeo muy divertido, con un Gainsbourg socarrón, acompañándola… De France Gall solo queda decir que sigue manteniendo que no sabía lo que cantaba, y de France all, que siguen estupefactos…
Pero, en fin, a mí me gusta el sinvergüenza de Gainsbourg, con todas sus provocaciones y gamberradas, o tal vez precisamente por ellas. Gainsbourg pasó a Gainsbarre con los años, la osadía intacta, mientras componía y cantaba y casi siempre sorprendía, haciendo juegos de palabras divertidos en sus canciones llenas de dobles sentidos, e inventando ritmos y músicas que luego otros ni han sabido ni han podido imitar. En el Poinçonneur des Lilas un taquillero del metro se vuelve loco haciendo agujeritos a los billetes; nos dice «qui est in et qui est out”; BB initials termina con un dolido ¡Almeria!, seguramente en recuerdo de unos buenos cuernos de BB – quién sabe; En el 69 ama todo el año hasta el 70; Black Trombone, monotone, dios perdone a la mignone que canturrea en mi cama; se sorprende de lo alto que es New York USA; le vuelve loco el efecto del couleur café, y promete una noche en blanco; la pauvre Lola, que sabe tumbarse sin desparramarse (y con nuestra France Galle de mártir, encore!); hombre educado “je suis venu te dire que je m’en vais”…
En fin, que tú pones un disco suyo y nunca sabes muy bien qué ritmo y qué tipo de música te vas a encontrar en cada salto de canción, aunque vale la pena prestar mucha atención y no tararearla a tontas y a locas porque lo mismo estás cantando cualquier disparate. También hay que decir que, aunque son las menos, tiene canciones realmente horrendas, que parecen escritas para Georgie Dann, como L’ami Caouette, o Elisa. Pero siempre reconocerás su voz grave, modulada, y… un poco perversa.
Aquí les dejo con una de mis preferidas.