De pedigrís y muelles en las patas

Se hace eco Babunita, en una entrada reciente, de una extraña raza de perros, el Labrahuahua, un cruce entre labrador y chihuahua. La entrada me recordó por un momento a Curra, que sin ser un labrahuahua – en todo caso sería un chuchogolden – sí es una mezcla extraña y difícil de comprender, conociendo a sus padres.

 Gilda, la madre de Curra, es la preciosa Golden Retriever a quienes vds pueden ver a su izquierda. No tuvo síntomas de embarazo, salvo por que se la veía algo cansadilla y apática. Hasta que un buen día su amo la llevó al veterinario, preocupado al ver que ni comer podía. En la clínica le dijeron que no era grave en absoluto: en cuanto pariera, se le pasarían todos los males. La sorpresa fue mayúscula, ya se pueden imaginar, puesto que Gilda no era ninguna golfa, no se le conocían novios y no la dejaban suelta por el mundo (ni por la urbanización). ¿Preñada?

– Pues sí, aquí los tiene: dos cachorrillos.

 

Lo cierto es que en la casa también vivía Benjamín, a quien vds. pueden ver a su derecha. El bueno de Benjamín era un pastorcillo de aguas, recogido de un paraje abandonado de los campos oscenses, de padre sospechado y madre desconocida, simpaticón, cariñoso, un saltarín con muelles en las patas, canijo y feo como un demonio. La dueña de Gilda, sintiendo lástima ante el desamparo del pobre chucho, lo recogió y lo acogió caritativamente y sin cuidado, pensando que aquel enano no podría montar a la princesa Gilda ni en el mejor de sus sueños, entre otras razones porque Gilda le podría haber comido de un solo bocado al menor atrevimiento, a poco que entreabriera las fauces. Tan es así, que las frecuentes escapadas del golfo de Benjamín se achacaban no tanto a sus orígenes montaraces como a sus elementales necesidades de desahogo, porque con aquel bellezón en casa el pobrecillo se limitaba a silbar y dar palmas mientras Gilda meneaba su preciosa cola delante de él al ritmo de Put the blame on Mame (boy!).

El caso es que, tras la estupefacción inicial, y sin dar del todo crédito a aquel cruce inaudito, la dueña de Gilda y de Benjamín empezó a buscar amo entre sus amigos conocidos, para no perder de vista las evoluciones del único cachorro que sobrevivió al parto y poder tener alguna pista cierta sobre el conquistador de la despistada reina perruna. Por aquel entonces, Benito, mi gato, había “passed away” después de una larga enfermedad y yo buscaba perro con cierta urgencia. Perro pequeño. No sé cómo, pero me convenció:

–   Un perro grande es más simpático. Los pequeños tienen muy malas pulgas. Y Gilda es una preciosidad.

–    Ya, pero ¿Quién es el padre? ¿No será Benjamín???

–  ¡ Nooooo! Es imposible. ¿Has visto el tamaño de Benjamín? Es imposible, Carmen, imposible. De todos modos, Benjamín es muy simpático…

–    Te recuerdo, querida, que TÚ le llamas “la hiena”…  Y además, es un golfo. Insisto: ¿ No será Benjamín? 

–    Noooo. Mira, lo más probable es que sea otro labrador que hay en la urbanización, tú no te preocupes…

Mientras Curra crecía, mi madre, a quien yo le había enseñado la foto de Benjamín, buscaba alguna seguridad genealógica ante el incierto, pero inevitable desarrollo de Curra: Hijahoy me han dicho que tal vez el padre es un pointer; un bretón; un collie; un pastor aleman; un dogo del Pirineo… Cualquier cosa. Finalmente, en casa entendemos de perros lo mismo que de cuadros: son bonitos y nos gustan, o no son bonitos y no nos gustan.

Un año después fui con Curra a casa de la dueña de Gilda, para que viera lo guapetona que había crecido aquel cachorrillo que me dio.

Al bajar del coche, Curra se puso a corretear y a dar saltos por el jardín. El dueño de Gilda salió entonces de la casa. Al verla, él no tuvo dudas: fíjate qué saltos da, también tiene muelles en las patas

PS: Hoy les cuento esto porque hay un nuevo habitante en la familia que se llama Gus, y del que les hablaré en cuanto me sea presentado.

4 pensamientos en “De pedigrís y muelles en las patas

  1. Ohhhh!! Que entrada tannnnnn emocionante. ¡¡¡Cuántas cosas!!
    Yo también tengo muelles en las patas. A Hooker lo tenemos castradito. La mamá de Curra en preciososísima. Curra en guapa, guapa y castiza. ¿Gus es un gatuno?

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