El impreso

Se trata de renovar un certificado, en este caso de familia numerosa. Mi hermana viene a mi casa porque necesita un impreso, tiene cita mañana y no le funciona su impresora. Así es que nos disponemos a obtenerlo, y así puede pasar por el banco, pagar las tasas y luego ir a la administración a presentar la carpeta de papeles.

Primero encontrarlo, que no es moco de pavo. La página de la Comunidad de Madrid sirve lo mismo para un roto que para un descosido y es un perfecto batiburrillo lleno de cosas inservibles.Y luego, que ya podrían enterarse estos señores de que no todos los ciudadanos tenemos las versiones y los programas concretos que ellos desean. Incluso que no todos los ciudadanos tenemos los mismos ordenadores. Porque la administración española y Apple son, a lo que se ve, enemigos irreconciliables, por más que cualquier cargo público, incluyendo sus muchos enchufados, vayan por el mundo con iphone e ipad de última generación.

Hemos llamado a la Comunidad porque no había forma de visualizar en pantalla e imprimir el puñetero impreso. La señorita realmente era un help desk de informática. Muy amable, eso sí, pero sus soluciones no eran «vaya a una oficina de correos y allí se lo dan«, sino «tiene que desactivar la ventana emergente de su pantalla» o «¿está segura de que ha instalado correctamente el Acrobat Reader 7?».

Al final mi hermana se ha ido sin su impreso. Por lo visto, hay unos puntos de información al lado de la administración donde puede obtenerlo. En este caso, tendrá que ir, buscar un banco, pagar, volver, presentarlo… y probablemente volverá a faltar algún papel. Vueltas, más vueltas, tiempo, tiempo, más tiempo, más tiempo mío…

Francamente, yo creo que la administración nos lo pone complicado para que desistamos de obtener cualquier cosa que implique un menor pago de impuestos. Las Administraciones están para servirnos a todos, pero hay personas sin ordenador, sin impresora. O lo pueden tener roto. O no pueden usar el de su oficina. O no saben usarlo, personas que se pierden en internet, de éstas hay muchas. Me parece bien que haya facilidades telemáticas, pero hay una capa de la población que debería tener una respuesta tipo «en la misma oficina le dan el impreso, lo rellena a mano, paga la tasa y ya está».

Y sobre todo, yo me hago una pregunta: todo esto que se ahorra la Administración en tiempo y en papel que ponemos los pacientes ciudadanos ¿por qué no nos lo ahorramos en impuestos?

T

Pues claro que me importa

Lo peor no es lo que cansan estos cansinos. Agotan con sus charlotadas, con sus aspavientos, con sus exageraciones. Y además molestan con su arrogancia, su desagradecimiento, su desprecio permanente, sus desplantes y sus burlas. Irritan con su manipulación continuada de los gestos, de la historia, del presente y del futuro. Hostigan con sus palabras desábridas, con sus ideas rancias y retrógradas, alejadas de la modernidad. Ofenden con su iniquidad.

Cataluña forma parte del entramado político, social y económico de España hoy. Esto es así y no es discutible. Por lo tanto, yo, que soy madrileña, tengo exactamente el mismo derecho a decidir que cualquier catalán sobre lo que suceda en Cataluña. No tengo más derechos, pero tampoco tengo menos. Y ya.

Claro que me importa Cataluña. Si no me importara no me molestaría, no me cansaría, no me sentiría hostigada ni ofendida con estos payasos del independentismo, con estos caciques horteras, con esta gentuza que sólo vive del cuento y de la manipulación.

Yo también tengo algo que decir ante el atropello del nacionalismo, ante su desparpajo rampante, ante el albur moral que representan.

Claro que me importa ¿Pero cómo no me va a importar?

Libres e Iguales

14 millones de gritos

Sigo un blog que se llama Le lieu de mes rêves, en el que la autora, Keykoa, nos va contando su peripecia parisina. Y su post de hoy me ha dejado sobrecogida.

El título: 14 millones de gritos. El tema: las niñas que son obligadas a casarse en el mundo con hombres mayores, viejos, que las compran a sus familias, o que cumplen con un rito que forma parte de la costumbre social. Como son de otra etnia, de otra religión, de otro lugar, nos parece lejano… A veces, para hacernos cargo de lo incomprensible, hay que vestirlo con nuestra piel.

Yo os dejo el enlace a su blog y os pido que leáis la entrada y veáis el vídeo que ha colgado. El vídeo está en francés con subtítulos en inglés, pero se entiende incluso sin sonido. No esperéis nada truculento. Simplemente, como Keykoa dice, no os va a dejar indiferentes.

LINK: http://lelieudemesreves.wordpress.com/2014/03/13/14-millones-de-gritos/

 

Interpretar la factura de la luz

Al cabo de los dos años soñó el Faraón que estaba a orillas del río, y veía subir de él siete vacas hermosas y muy gordas, que se pusieron a pacer la verdura de la orilla; pero he aquí que después subieron del río otras siete vacas feas y muy flacas, y se pusieron junto a las siete que estaban en la orilla del río, y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete hermosas y gordas; y el Faraón se despertó. Volvió a dormirse, y por segunda vez soñó que veía siete espigas que salían de una sola caña de trigo muy granadas y hermosas, pero detrás de ellas brotaron siete espigas flacas y quemadas por el viento solano, y las siete espigas flacas y quemadas devoraron a las siete espigas hermosas y granadas y se despertó el Faraón. Este fue el sueño.» Génesis, 41.

electricidadEntre estas dos facturan que ven a su izquierda, median siete años. Misma potencia y un mismo consumo aproximado, pero un importe a pagar muy diferente.

Yo supongo que si el Faraón de Egipto hubiera soñado con kilowatios hermosos y gordos a los que suceden kilowatios feos y flacos, se hubiera despertado del sueño entre gritos y sudores.

Y también supongo que, al ver ¡EL 53% DE DIFERENCIA!, no hubiera necesitado llamar a José para interpretar nada.

Niños en la tele

Hace unos años, yo trabajaba como responsable de comunicación, y decidimos hacer un spot en el que salía un niño. Era arriesgado, siempre es arriesgado usar a niños en publicidad, y mezclados con ciertos productos es realmente un atrevimiento, pero la historia que había inventado el creativo era muy buena. Ahora tocaba ejecutarla, y ahí es donde se juega el tipo el artista. Te equivocas en el casting y un niño muy rico se convierte en un repelente, no das con el tono de la voz en off, eliges el decorado inadecuado, no cuidas el doblaje, el montaje, cada una de las palabras del texto y te llevas por delante una marca. La buena publicidad con niños es aquella en la que el niño aparece como un elemento natural de la historia y, precisamente por eso, no es una publicidad con niños, sino una publicidad en la que sale un niño. Un asunto delicado, desde luego, con el que hay que andarse con mucho cuidado.

La agencia nos recomendó buscar gemelos. Los tiempos de rodaje se acortaban considerablemente, porque tú no puedes tener a un niño de 4 años (esa era la edad aproximada del protagonista) durante 8 horas en un estudio en el que, normalmente, hace un frío de mil demonios. Al final no pudo ser, y elegimos a un niño realmente adorable, divertido y espabilado a más no poder, que nos hizo el trabajo bastante llevadero, teniendo en cuenta que un niño de esa edad lo único que quiere es jugar y entiende sólo a medias que tiene que hacer determinados gestos y decir ciertas frases. A esto último tuvimos que renunciar finalmente, porque entre la lengua de trapo y que había que montar imágenes para dar con la frase correcta, no se entendía una palabra de lo que decía. Una dobladora nos sacó del apuro. Por cierto ¿sabían que casi todas las voces de niños en la tele y en el cine son dobladas por mujeres?

De aquel rodaje recuerdo la incomodidad con los padres del niño. O más concretamente, con la madre. Estaba claro que ella no estaba de acuerdo con dejar que el niño saliera en un anuncio. Yo no me acuerdo de lo que cobraron, pero desde luego no era una gran cantidad. Y yo estoy convencida de que, en la mayor parte de las ocasiones, los padres no presentan a sus hijos como modelos para un anuncio por dinero, sino que lo que hay detrás es orgullo, una caída de baba que empieza y se satisface en el ego de los padres, no de las criaturas. Pero aquella madre estaba incómoda, algo avergonzada (finalmente, estaba alquilando a su hijo con fines comerciales), por momentos enfadada, y desde luego arrepentida. En cuanto al padre, apareció por allí cinco minutos, se mostró henchido de orgullo y vanidad, y se fue a su oficina, supongo que a presumir con sus compañeros, aunque me queda la duda de si no se quedó para no verlo.

El resultado fue sensacional, aunque recuerdo ese rodaje como una pesadilla en toda regla. Y se te queda un poco cuerpo de bruja cruel «comeniños», todo hay que decirlo, porque el niño se cosifica, si tiene hambre, o sueño, o está cansado, te parece un fastidio y no acabas de entender que, en realidad, el niño no va a salir de lo que para él es cotidiano.

En la parrilla de la tele, hoy, no hay día en el que no veamos a niños usados como monos titiriteros para distraer a un público adulto. Son utilizados como espectáculo, y da un poco igual que queden 10.000 ó 15.000 eliminados en el casting previo, con toda la carga de decepción que tendrán que sobrellevar esas criaturas a lo largo de su vida. Los niños cantan, bailan, guisan y muestran sus habilidades… Y si al menos fuera eso… Porque en mi opinión, no son llamados para mostrar su talento, sino que, en un reality dantesco, compiten salvajemente los unos contra los otros, porque sólo puede quedar uno, y el resto es desechado, eliminado, expulsado, enviado fuera de los focos y tratado como un niño peor frente a uno mejor. A la vista de 5 millones de espectadores, por los que las cadenas comerciales se matan entre ellas, sin pudor y sin ningún tipo de edulcorante que nos haga pensar que se trata de un juego para los protagonistas, o un programa amable en la que podamos enternecernos con la ingenuidad de la infancia (yo lo contrapongo a un programa muy divertido que se llamaba L’ecole de fans, en la TV francesa…), o simplemente, una publicidad en la que salen niños.

A mí me dan mucho asco todos estos programas, no puedo evitarlo. Paso por alto lo repelentes y marisabidillas que son la mayoría de ellos, y paso por alto a esos padres que echan a sus hijos al circo por unas monedas. O para satisfacer su ego, que me da lo mismo. Eso no es un juego, ni es un programa para otros niños. Eso es un circo en donde los monos son los niños, los gorilas son los padres, y las taquillas, pertenecen a la cadena correspondiente que nunca ha tratado de disimular su codicia. Y ahí está la población embrutecida, levantando el dedo o bajándolo, sin piedad, indicando a los jueces, pedorros venidos a menos que buscan promoción, quién se queda para vender más.

Todo en orden: si tiras cacahuetes, tendrás monos.

 

Mujeres directivas y cuotas

mujer-directiva-grafico1-gEl porcentaje de mujeres universitarias es del 60%; entre alumnos de postgrado es el 56%; el de empleo cualificado es 43%; el de directoras funcionales un 19%; el de consejos de administración es del 11%; en la alta dirección, el porcentaje de mujeres es del 8%; hay un 5% de mujeres en la presidencia de las grandes compañías.

Como dicen en un informe de Mc Kinsey, la situación de la mujer para llegar al top management no es un techo de cristal, sino que se parece más a una tubería hacia la cumbre en la que se van perdiendo efectivos en cada punto de transición. Por cierto, que en este mismo informe se afirma que las empresas con mujeres en su comité ejecutivo mejoran de media un 47% su ROE y el 55% el EBIT. A esto hay que añadir que el 80% de las decisiones de compra las toman las mujeres.

En 2010, después de algunos años dándole vueltas, la Comisión europea adoptó el Women charter con el objetivo de aumentar de una vez la presencia de la mujer en los puestos de responsabilidad de las empresas y lograr un mayor equilibrio en los puestos de toma de decisiones. Se elaboraron una serie de recomendaciones, se hicieron estudios, se debatió y en septiembre de 2010 se elaboró un plan de acción con el objetivo de alcanzar un 30% de presencia de la mujer en los consejos de administración en 2015 y un 40% en 2020. La decisión, entonces, fue dejar todo en manos de los países, cuya mayoría optó por la autoregulación, esto es, hacer una labor de sensibilización y una cierta presión hacia la publicación de códigos de gobierno corporativo y para la instauración de políticas destinadas a favorecer la presencia de mujeres en puestos de alta dirección, pero dejando que cada empresa hiciera lo que mejor le pareciera.

En el conjunto de la UE y entre las 600 mayores compañías europeas, el porcentaje de chairpersons que son mujeres en 2006 era de 3,7 y en 2012 es de 3,2. En los consejos de administración en Europa, en 2010 el porcentaje de mujeres era de 11,8% y en 2012 es de 13,7%, aunque cabe decir que los 10 puntos de crecimiento de Francia (con cuotas obligatorias bajo sanción en caso de incumplimiento desde enero de 2011) aportan, en el último año, casi un punto de crecimiento al total de Europa. Es decir, sin Francia estamos en el 12,9%, un crecimiento del 1,1 en dos años, menor que la media anual entre 2003 y 2010. En España estamos por debajo de la media, con un porcentaje que no llega al 11%. Esto en los consejos. Si nos vamos a la alta dirección de las empresas, el porcentaje de mujeres en 2011 estaba en un 8%.

Así están las cosas, es decir, los progresos son muy limitados y de hecho, ya se ha dejado de hablar de 2015 y se empieza a hablar de 2020… Como le gusta decir a una amiga mía, a este paso las mujeres no alcanzaremos ni el 30% de presencia en los consejos en 2020, aunque podemos aspirar al 20% en 2030…

Hace ya tiempo que las razones ideológicas se han quedado en el camino. El feminismo ideológico, eso que yo llamo el feminismo folckórico, se dedica a debates muy menores y muy vaginales que, por aspersión, contaminan los verdaderos asuntos de envergadura en los que una mayor participación de la mujer puede hacer progresar a toda la sociedad, y no sólo a las mujeres. Porque aquí hablamos de los puestos de poder real, de esos que de verdad hacen que las cosas cambien. Hoy en día, cada vez son más las asociaciones de mujeres directivas y empresariales, cada vez más mujeres altamente cualificadas, inteligentes, que han llegado al puesto que ocupan después de carreras muy difíciles, quienes reclaman  las cuotas en Europa, a la vista de los resultados de una autoregulación. La barrera es cultural y tiende a retroalimentarse, y en mi opinión, tiene poco que ver con la conciliación y con los hijos, porque hablamos en primer lugar de pocos puestos, además de retribuciones con las que una mujer se puede permitir tener ayudas privadas. Mujeres que defendemos la meritocracia y dejar a las empresas tomar sus propias decisiones y gestionarse como a ellas les parezca más oportuno con la menor intervención de los Estados, nos encontramos con que los números que aporta la autoregulación nos llevan la contraria con enorme terquedad: Hoy, como ayer, en caso de igualdad de méritos, se sigue eligiendo al hombre en porcentajes elevadísimos. Creo que esto es un hecho y cerrar los ojos no creo que lleve a ninguna parte.

Con los datos en la mano, estar en contra de las cuotas sólo responde a razones emocionales, me parece a mí. En España las cuotas se asocian a las Aido y a las Pajines, mujeres que no valían ni para fregar escaleras y que llegaron a ministras en virtud de las famosas cuotas y de una frivolidad que, en realidad, escondía altas dosis de paternalismo. Estas operaciones de imagen impostada son un bumerán que se vuelve en contra de nosotras, y se convierten en referencias altamente dañinas para las mujeres. Ya tienen los machistas irredentos algo que agradecerle a Zapi: que les dé razones, ya que nunca les dio la razón. Naturalmente, con estos antecedentes es normal que la sola mención  de las cuotas provoque sarpullidos entre las mujeres cualificadas, aquellas que se consideran preparadas y que no quieren ser asimiladas con esos ejemplos, ni mezclarse con el feminismo de pandereta y griterío. Y yo las entiendo, no crean que no. Es el lado oscuro de las cuotas, ése que coloca a mujeres irrelevantes para cubrir las apariencias. Sin embargo, cuando hay pasta de por medio, en la empresa privada, es muy raro – no diré que imposible, no – ver a floreros en puestos clave de las compañías, con cuota o sin ella. Tonterías, las justas. Así es que yo les pediría que se olvidaran por un momento de las miembras, que miraran las cifras que cito arriba con frialdad y que me den otra solución más rápida y más eficaz que las cuotas.

Hoy, en caso de igualdad de méritos, se elige a un hombre para un puesto directivo en la mayoría de las ocasiones. Es decir, hoy en día ya hay unas cuotas, no escritas, no reguladas, pero efectivas y que se basan en las mismas razones que la cuota femenina: se elige al directivo en razón de su sexo, pero porque es un hombre. Eso es también discriminación, aunque está escondida y se cifra a posteriori. Hoy, la cuota masculina en la alta dirección es del 85-90%, y cabría preguntarse, no si nos parece más justo (aunque también) sino sobre todo si nos parece realista mirando nuestra sociedad actual. Hoy, en los puestos de alta dirección y en los consejos, ni todos los hombres son más valiosos que muchas mujeres ni todos están mejor preparados. Sí cabe esperar que el porcentaje de idiotas sea muy superior al de las mujeres, aunque sólo sea por lógica estadística. La llegada de las mujeres aumentará la competencia, y aunque sólo sea por eso, desalojará a mucho inútil en esos puestos directivos.

Las razones de esta situación son muchas y muy variadas, pero no hay que buscar las penas en la conciliación. Las razones que culpan a las responsabilidades familiares del famoso techo de cristal pierden fuelle en favor de otras que tienen más que ver con un ecosistema empresarial que promueve al hombre por razones de tradición, colegueo y pereza mental. Al menos eso es lo que dicen los que saben de esto, que son ni más ni menos que los propios directivos y directivas.

A mí las cuotas no me gustan y desde luego, preferiría que la autoregulación funcionara, pero el caso reciente de Francia, que siguiendo los pasos de Noruega, ha logrado doblar las cifras en solo un año, me hace pensar que no son una mala solución para que cambie el panorama. Porque no se trata de romper el famoso techo de cristal, sino de romperlo más rápido, o al menos no con este ritmo tan terriblemente lento que impone la autoregulación. Unas cuotas hasta alcanzar un porcentaje que nos permita olvidarnos de los porcentajes, que deje atrás eso de «le han puesto porque es un hombre/una mujer». Y es que de algún modo habrá que cambiar las cosas, y hoy, pidiéndolo por favor y por las buenas, no parece que valga.

Por si os interesa el tema, os dejo algunos informes muy interesantes que tal vez os ayuden a reflexionar.

Women Matters 2013, McKinsey

Eurobarometer: Women in decision – making position

 PwC: la mujer directiva en España

Qué seria me he puesto y qué largo me ha salido…

¿Conciliación?

Una sucesión de tuits contaba esta historia:

Algo curioso. Una señora farmacéutica contrata a otra señora para las guardias. Esta señora decide q quiere tener hijos, y comienza a … intentarlo, con inseminaciones, 3 intentos durante los cuales está de baja. Hasta que logra quedarse embarazada, con lo q sigue de baja… además dice, que cuando pase la baja maternal piensa quedarse otra vez embarazada, la farmacéutica jefa paga la mitad de la baja… Pues bien, agotada la señora jefa empresaria y sin dinero para contratar a otra persona pide no tener guardias, y se lo conceden… Pero el problema es que se trata de la única farmacia del pueblo, por lo cual 3000 personas quedan sin farmacia de guardia y quieren linchar …. A la empresaria farmacéutica q puya [pilla] depresión, lo malo es q si se da de baja a ella no le pagan nada, así q traga y continúa. afirmando… que cuando la otra se reincorpore la despedirá y volverá a haber guardias, eso si, volverá a quedar mal por despedir a una madre… El mundo a veces es muy complicado, la historia es real y a mi por lo menos me da a entender que nada es blanco o negro» @Raven_neo

Desde luego, nada es blanco o negro. Pero hay veces en que las cosas son más negras que blancas. Y en este caso en concreto, lo más probable es que la farmacéutica contrate a un hombre… Y así, muchas mujeres muy bien preparadas, trabajadoras, con talento, con ganas y ambición, se quedarán por el camino porque alguien temerá encontrarse con una pesadilla como esta si la contratan. Los derechos son derechos hasta que se retuercen, y los llamados avances sociales se pueden convertir perfectamente en retrocesos para la parte de la sociedad a los que iban dirigidos. Sí que es algo curioso.

Un embarazo no es una enfermedad. La baja por maternidad es la única baja que se puede prever y anticipar con el tiempo suficiente para que cause el menor descalabro en una empresa. Y una vez el niño viene al mundo, esa familia que ha decidido tener hijos deberá organizarse. Y organizarse es elegir, del mismo modo que se eligen muchas otras cosas en la vida, no sólo ésta. Y ese asunto es privado, allá cómo lo resuelva cada cual. Si decides irte a vivir a 70 kilómetros de tu lugar de trabajo, no pidas a la empresa o al Estado que te subvencione la gasolina o que te compense por el tiempo que pierdes cada día en el tren. Hay problemas privados que sobrevienen de elecciones privadas. Asumirlo es un acto de madurez y cualquier otra cosa es una anormalidad social.

Al lado de esta señora que decide, privadamente, que los demás le paguemos sus dificultades para embarazarse y todo lo que le ronda, porque está en su derecho – pero sobre todo porque le da la gana -, hay muchas mujeres que han estado con su bombo yendo a trabajar hasta el día que rompen aguas. Que han sacrificado carreras y sueldos por buscar trabajos que les permitieran criar a sus hijos y no perder el tren del mundo laboral al mismo tiempo. Y que luchan porque, en un futuro, no haya que chocar contra un muro que a veces algunas de nosotras levantamos con la indolencia, la cara dura y con una protección muy mal entendida. Porque no vale todo. Los vagos son los peores enemigos de los trabajadores. Y muchas mujeres son las peores enemigas de cualquier ambición que puedan tener otras mujeres.

¿Techo de cristal? Sí, y suelo de barro.

Violencia contra la mujer

IMG-20131124-WA000Hoy se celebra el día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer. El asunto no va más allá de unas declaraciones oficiales, de unos actos de recordatorio más o menos compungidos y del venteo de unas estadísticas que, según como se lean, nos invitarán al horror o a la esperanza, pero que servirán para que, el mismo dato, sirva de crítica o de fanfarria política.

Aquí no hay política que valga. Ni tampoco hay nada que celebrar. En España, la violación es un delito que conlleva la miserable pena de cárcel entre 6 y 12 años. Con esto ya está todo dicho. Un hijo de puta se lleva por delante la vida de una mujer, la deja destrozada de por vida, y entre unas cositas y otras, está en la calle a los cinco años. Eso si no entra por una puerta y sale por la otra, porque tal vez tenga la suerte de toparse con algún juez muy progre que decida que hay que velar por la rehabilitación del cabrón, o un juez muy carca que determine que la chica consintió porque no se resistió demasiado. O sea, progre o carca, un juez que comprende al violador, y que probablemente tiene pensamientos húmedos durante la vista.

Se entiende bien que la violación sea considerada un arma de guerra: cualquier ejército viola a las mujeres del enemigo si además de vencer quiere humillar. Y este instinto de dominio, el considerar a la mujer como un botín de guerra, ese «vamos a divertirnos» que dicen los violadores antes de lo que para ellos es un festín  (y que deberían prohibirse a sí mismos los guionistas de películas), está pegado en la conciencia de nuestros hombres del poder, sea cual sea su educación y su ideología política. Porque la ideología aquí consiste en considerar a la mujer una cosa de la que se puede hacer uso o no considerarlo.

Y de todos modos ¿Para qué queremos leyes? Ayer leía que un hombre había matado a su pareja a palos, A PALOS, en Torrelaguna, un pueblo de Madrid. El bestia tenía doce antecedentes por maltrato ¡DOCE! además de la consabida orden de alejamiento, que supongo que la única que se lo toma en serio es la víctima. ¿Para qué tenemos leyes, para qué hace su trabajo la policía? Contra esto, nuestros gobernantes proponen teléfonos para dar consuelo a la víctima, para ayudarla a romper con el maltratador. Y todo eso está muy bien pero me parece a mí que ayudarían más si encerraran a estos animales hasta que se les pase el calentón. Porque señores, si después de 12 antecedentes la bestia está suelta, no hay teléfono que valga. Sí, ya sé que hay muchas mujeres que no piden ayuda, pero cuando la piden, al menos que les proporcionen algo eficaz, y no órdenes de alejamiento que sirven lo justito ¿no les parece? ¿Cuánta mujer no se atreverá a pedir ayuda después de ver estas cosas?

Para eliminar la violencia contra la mujer en mi opinión, no basta con bonitas palabras, ya saben, educación, marco de valores, comprensión, rehabilitación… No, que me dejen en paz ya con tantas palabritas huecas y tanta gilipollez. Ley dura, durísima. Ley de hierro, ley sin contemplaciones, sin compasión, sin resquicios, sin trampas posibles, sin perdón, sin posibilidad de redención, sin oportunidad de arrepentimiento, sin vuelta atrás. Ah, y sin protección en la cárcel, que algún efecto disuasorio tendrá para el violador saber que en prisión le van a dejar el culo como para que le quepa un buque en llamas.

Me dirán que debería opinar lo mismo de la violencia contra los hombres y no se lo discuto ni medio segundo: para ustedes la perra gorda. Donde yo quiero llegar es que ningún hombre con poder parece interesado en cambiar radicalmente las cosas. Ni ninguna mujer, que ahí están esas 124 diputadas, tan conformes con lo que sucede. O ese 35% en el Parlamento europeo. Pero en fin, es como pedirle peras al olmo…

Mi abuela decía que en España no faltaban cárceles, sino manicomios. Pero cuando pienso en estas cosas, lo que yo creo es que sobran parlamentos.

 

 

Cañones y mantequilla

Supongo que quien más y quien menos ha tenido que estudiar a Samuelson y recordará el caso que planteaba sobre la elección de los países entre dedicar sus recursos a la producción de cañones o de mantequilla. Y lo que deriva de la elección me figuro que se le ocurre a cualquiera, sin necesidad de estudiar economía, si bien el mérito de este hombre, aparte de otros muchos, fue elegir un caso sencillo y fácil de comprender por todo el mundo.

Hoy me ha venido a la cabeza Samuelson con el asunto del cierre del canal 9 valenciano. Y es que las televisiones autonómicas son los cañones de nuestras autonomías, que sin poder someternos a pepinazo limpio y estando muy mal vista la industria del armamento, nos aturden y adormecen con el soma que tienen más a mano, que es un buen aparato de propaganda y de idiotización. El señor Fabra, jefe del gobiernillo de Valencia sale ahora, se pone una mano en el corazón y afirma:

– Antes de cerrar un hospital, he preferido cerrar la televisión autonómica.

Ya, ya. Se me saltan las lágrimas de la ternura. Lloro ante este arrebato tan emocionante de amor por el bien público…

Para empezar, hace 6 años que estalló la crisis, así es que ya han tardado en arreglarlo. Y para terminar, me parece evidente que había elegido cañones, porque había planteado un ERE de 700 personas y una externalización de contenidos para hacer viable la empresa. Por cierto, que los contenidos a externalizar son los que no suponen un servicio público, o sea, contenidos comerciales tipo Mama-Chicho…. Y ya me puedo imaginar el business plan de la viabilidad, teniendo en cuenta que se quedaban con una plantilla similar a la de Antena 3 pero con un mercado infinitamente más pequeño. Un plan de viabilidad ideado por unos gestores que por no saber, no saben negociar con sindicatos, ni hacer un ERE con garantías de procedimiento… Vamos, un Business plan a lo Mortadelo. O tipo señorita Pepis, que yo ahora recuerdo a Doña Rudi, presidenta de la tontería de Aragón, diciendo que su tele no tenía pérdidas… y sólo una subvención de 50 millones. ¡Señora: ésas son las pérdidas, me da igual lo que le diga su contable!

Claro que me dan mucha pena todas esas personas que se van a la calle mañana, por supuesto. Ellos y toda la industria que hay alrededor. Son los perdedores de esta historia, aunque en realidad, todos estamos perdiendo algo, y no precisamente una televisión de calidad. Porque también hay que sentirlo por todas esas empresas que han cerrado y que siguen cerrando porque las Administraciones públicas no pagan. Ahora hay un nuevo plan de proveedores, el enésimo. Esta vez de 6.500 millones. Eso también significa muchísima gente que se ha ido a la cola del paro porque las administraciones, con una gestión demencial, las han convertido en inviables.

Las televisiones autonómicas nos cuestan 900 millones de euros al año, sólo en subvenciones (a eso hay que añadir la deuda, que también tiene un coste). Eso son 90.000 pensiones de 10.000 euros. En fin, eso es mucho dinero. Pero han elegido producir cañones y seguirán eligiendo los cañones. Y dedicarán algo a la producción de mantequilla. Piensen que de algún modo tendrán que engrasarnos…

Con la AVT

lazo_negro¿Qué te hace pensar que has ganado?

Has estado en la cárcel 26 años, y no 26 años cualquiera. Entre los 29 años y los 55, ni más ni menos. Los años de tu fertilidad, de tu juventud, los mejores años tu vida, los has pasado de la celda al patio y del patio a la celda. Sin estudios que te acompañen, sin un trabajo que dé utilidad y sentido a tu vida, te has agusanado en una prisión. Mientras los demás veíamos crecer a nuestros hijos, mientras otros con tu misma edad amortiguaban la vejez de sus padres y les aliviaban con su compañía, tú estabas mirando una pared que imagino blanca, con unos ojos de odio que sólo saben interpretar una vida oscura, llena de experiencias del color que tiene la mugre cuando se pega al alma.

¿Una luchadora? No hay honor en lo que hiciste, no ha habido honor en agitar el árbol. Has sido una marioneta de carne y has servido para que el que recoge las nueces se forre, y viva de puta madre con vuestro discurso delirante. Y ahora se reparte el botín con otros de su misma calaña, aunque de otra escuela. La escuela de Neguri, la del parlamento de Vitoria, la de las sotanas cobardes e infames, la que reparte poder y dinero, y prebendas. Hoy cuatro paletos con boina calada detrás de una bandera, te adulan y te animan y tú te lo crees, pobre imbécil. Banderas inventadas para consumir la vida de los demás, entre otras, la tuya. Y tú te lo crees, porque sigues siendo una marioneta de carne, aunque ya sin hilos, sucia, abandonada, inútil, avejentada, con la vida desechada. En este último acto, te han entregado como parte de la transacción. Ya no movías ningún árbol, y te han usado como una nuez que se ha caído al suelo por la fuerza del tiempo, una nuez putrefacta. Eso eres. Y unos te harán pasar por luchadora y otros por asesina, cuando en realidad, deberías estar en la Wikipedia por imbécil.

Unos tipos que comen en mesas con mantel de lino te han ahorrado cuatro añitos de carcel, y eso significa que te has comido el 87% del marrón. Si en mi mano estuviera, el resto de tus días habrías estado de la celda al patio y del patio a la celda, hasta sacarte con los pies por delante. El único derecho que te habría acordado es el derecho al olvido de los demás. Porque eres un error de la vida, y hay que sacarte de la sociedad y de nuestras mentes por higiene. Fue un error que tus padres se conocieran, fue un error que te engendraran y fue un error que nacieras y vivieras. Te veo como se mira a las cucarachas, repugnantes bichos que provocan el asco de verlas y el asco de aplastarlas. Un trozo de carne sin alma y sin motivo, eso eres. Una marioneta absurda, un error del tiempo y del espacio, un aborto de humanidad.

Y ayudaste a poner muertos en el tablero, peones como tú, que interesaban a los que viven de puta madre con guerras y banderas inventadas. Esos muertos dieron su vida por una causa justa y noble. No por una bandera, no, eso lo hacen los ignorantes como tú. Detrás de esa bandera que defiendes están los gulags, los campos de exterminio, la preponderancia de una raza y de un origen, la abyección más absoluta. Por eso luchabas, por eso te has pasado 26 años a la sombra. No has conseguido nada más que tu propia putrefacción en vida, una putrefacción justificada por un trozo de trapo. No hay honor en tu vida, solo un vómito de ideología totalitaria.

Esos que mataste defendían una vida en paz y en libertad. Defendían mi manera de vivir, no mi bandera. Y yo hoy voy a honrar a mis muertos, a los únicos de los que tengo la absoluta seguridad que me han defendido de bichos como tú. Los únicos que han tenido honor, los únicos que pueden llevar la cabeza bien alta, aunque estén muertos, y que están representados por sus familiares, por sus amigos y por su memoria.

No es sólo que seamos muchos más. Es que somos muy superiores.