¿Tiempo libre?

Hola a todos,

Sólo para deciros que después de cinco días en Madrid tengo pendientes demasiadas cosas: descargar las fotos, ordenarlas, subir las que corresponden a la red, mirar otras para hacer un álbum, revisar las solicitudes de amistad en Linkedin, leer y catalogar mi correo físico, revisar mis nuevos seguidores en Twitter (para ver si sigo a alguno), enterarme de cómo funciona Skype, leerme dos libros, pensar dos post bien pensados, buscar a 52 personas en Facebook, ir al teatro, acercarme a firmar un presupuesto de reparación de una ipod, cambiarme al tabaco de liar, informarme en dos gimnasios, concertar una revisión médica, encontrar un libro en casa, hablar con Telefónica, darme de alta en Amazon, atender mis tres direcciones de correo privadas (creo que se impone una fusión), enviar 15 correos muy bien pensados…

Nunca me he organizado tan mal en mi tiempo libre. Será la lorza. Así es que, en vez de colgar un youtube de música, os cambio el fondo de la plantilla para que podáis opinar de algo y no os aburráis mucho si entráis al blog.

 

PS: Lo dejo un par de días para que esto tenga algún sentido…

De vuelta, qué bien

Ayer domingo, cuando volví a mi casa de Madrid, besé el suelo del recibidor. A ver, es un decir, que esto pretende ser un inicio literario, no literal. Realmente, ni caí de hinojos ni me puse como una mahometana cualquiera a dar con la cara en el parqué, entre otras razones porque ese suelo lleva un mes sin que se le pase una triste mopa, pero vds ya me entienden. Que bendije mi casa, vaya, mi amado Madrid, mi adorada rutina y mi querida vida normal.

Hace años, partía las vacaciones hasta el punto de no saber por la mañana qué tenía que hacer, si ponerme el traje de baño o el de chaqueta. Ahora lo que hago es cogerme cuatro semanas, porque dos es poco, tres es lo ideal y cuatro es demasiado, y yo opto por el demasiado y así me encanta volver. Esto, que puede parecer irracional, es racionalísimo, y a las pruebas me remito: ayer abrí con arrebato la puerta de mi casa y hoy he ido casi enardecida- aunque algo empanada – a trabajar.

Tengo un montón de cosas que contarles, y si tienen paciencia tal vez para fin de año se hayan hecho una buena composición de lugar sobre lo que ha sido mi veraneo 2012. Pero alternaré vivencias pasadas con ocurrencias presentes, no se den de baja todavía, por favor. Porque aunque ya les he ido adelantando el veranito que me han dado los bichos rurales, les tengo que contar cosas sobre el Pueblo inglés, sobre el estrés que me provoca el renacer del Feisbuk en mi vida (oh, señor, otra red social que alimentar), mis avances en materia de padel, mi regreso al Gin Tonic simplificado, mi «ingreso» en otro club de libros (y será el tercero, con la consiguiente desazón ante mi velocidad lectora), el descubrimiento de un museo, mi odio cada vez más africano por las piscinas,mi renovado amor por el poblachón, mis paseos mañaneros por el pinar, mis placenteras siestas, mis problemillas de cobertura, y hasta puede que les hable de incendios y de cabrones.

En fin, que lo más probable es que tenga que hacer un planning porque luego llega el largo invierno y hay días que no sé qué contarles, y así me pasa, que me abandonan, no me leen, no me recomiendan, no me quieren, no me comentan y… y no sigo por no parecer Calimero. Hablando de Calimero, a constatar la factura del verano: me fui con 58,5 y he vuelto con 61,2 kilos. Sólo os diré que me ha salido una segunda lorza, se ve que la piel de la primera no da de sí como para albergar más bambas de nata, más patatas revolconas, más cervecitas y más pan de chapata. Pero de esto ya hablaré en otro post, les ruego no se ensañen en los comentarios.

Bienvenidos al nuevo curso de Un mundo para Curra. A ver si nos podemos reír, aunque sólo sea un poco.

Enough is enough (¡ough!)

Vivimos en un tiempo de dos capas, la real y la de los gobernantes. Es como Matrix, y a nosotros nos toca aguardar en posición fetal, conectados a un tubo y metidos en líquido amniótico. A la espera de un Neo, tenemos a la prensa de Morfeo y a Montoro en el papel de Sr. Smith.

Qué malos tiempos para la economía y qué buenos para la literatura y la familia. Parece que vamos huyendo del telediario, de los periódicos, de las alertas de la web y del resumen de prensa. Cualquier cosa menos enfrentarnos a la cacofonía de tanta gente cotorreando. El rescate, el euro, el FMI, Grecia, el dólar, la prima de las narices, Moodys, Merkel, el analista, la consultora y la madre que los parió a todos. Y Draghi sale ayer y dice “El BCE hará todo lo posible para salvar el Euro. Y créanme: será suficiente”. Y la prima hace puf, y baja.

La otra cacofonía, la nacional, es mucho más patética y daría risa si no fuera porque nos indignan a todos. Las autonomías y el Estado Central peleándose por las migajas que quedan después de desmenuzarnos a base de impuestos, cotizaciones, tasas, cánones, ivas y céntimos sanitarios, ecológicos, y dentro de poco, estrambóticos, que tacita a tacita les está saliendo un perolo de café que aquí no va a quedar quien duerma. La contabilidad nacional de apuntes de ida y vuelta que nadie comprende, que si tú me diste y yo te doy, que si te adelanté y ahora no pagas, que si el ingreso no era a cuenta, que si todos son injusticias, que si nadie me quiere, que si el otro tiene más, que si aquel recortó menos, que si ahora me enfado y no respiro, que si ándate con ojo que te multo, que si a mí no me multa ni Cristo que venga… Y sale Rajoy, el que sabía lo que tenía que hacer, y dice: “Europa tiene que mover ficha. Nosotros hemos hecho suficiente”. Y la prima hace puf, y sube.

Entre los dos “suficientes” (para qué buscar el notable si estamos todos suspensos), hay una diferencia no precisamente de grado. Draghi tiene la pasta y Rajoy, el gasto. Lo que pasa es que Rajoy tiene un agujero en cada mano y Draghi a lo más que llega es a abrir la boca, porque el puño lo tiene cerrado y además en el bolsillo, que es donde lleva la cartera. Y no porque Draghi sea de la cofradía del puño, que aquí tiran todos con pólvora del rey, sino porque somos un estado en donde lo único fiable son las castañuelas. Creemos que no nos ven, pero se nos ve el cuero de lejos y sin necesidad de prismáticos. Entre la herencia que tenemos y que aquí no hereda nadie, nos hemos quedado a expensas del dinero de la Lotería. Y ya ven vds el espectáculo de una comunidad Autónoma que hoy celebra el gran premio de Fórmula 1 y mañana pide un rescatito. Y el siguiente en pedirlo es un mostrenco que gobierna desde hace más de veinte años una huerta que aspira a ser St Andrews. Pero quedan los mejores, unos con banderas que piden un socorro en toda regla pero dejando bien claro, a grito pelao de segadors, que aquí no les viene a gobernar nadie de fuera. ¿Pero quién va a querer venir de fuera a gobernarnos, a vosaltres o a nosaltres, alma de cántaro, si esto ya no lo gobierna ni dios?

Y además de ingobernables, empezamos a ser incomprensibles. Esto es como esa escena de dos pistoleros frente a frente que van dando vueltas, los ojos fijos cada uno en su contrincante y que cuando se dan cuenta están al lado del caballo del otro. Resulta que Rajoy criticaba entonces a Zapi por lo que hace ahora y ahora vienen los de Zapi y se lo critican entonces. Y luego están Aznar y González, que se sacaban la lengua cuando iban juntos al congreso, y que ahora piden un pacto de Estado ¿De qué estado, hijos míos? ¿Del de nervios?. En fin, lo que me parece que Rajoy está haciendo mal a todas luces es comer. Miren, miren cómo se está quedando, todo nariz…

Lo que vds quieran, el mundo es injusto, yo me quiero bajar, voy a llorar, mátame camión, esto es un atraco, son unos indecentes, cabrones, especuladores, mentirosos, que sí, que sí, que todo lo que quieran, pero casi mejor que sigan sin darnos la pasta unos mesecitos más. ¿Por qué? Pues por esto que les dejo aquí (CLICK). Léanlo, y tómense un sándwich, no me vayan a adelgazar.

El códice berlanguiano

Un electricista que trabaja en la catedral de Santiago de Compostela roba un códice del siglo XII valiosísimo y lo guarda en el garaje de su casa envuelto en papel de periódico, porque como se puede suponer a poco que se conozca la idiosincrasia española, no lo había robado para venderlo ni mucho menos para leerlo, sino para fastidiar a un cura. El manuscrito era, hasta hace poco, menos conocido que el Bosón de Higgs, así que si un electricista hace famoso el Códice Calixtino y un lechero nos garantiza la democracia por las mañanas, dentro de poco nos enteraremos de que un barrendero era el que estudiaba nuestros créditos hipotecarios.

El electricista, además de llevarse el códice bajo el abrigo delante de las cámaras de seguridad, estuvo limpiando el cepillo de la catedral durante varios años, a partir de una idea luminosa que convirtió en arte mecánica. No vivía como un marajá, pero la fortuna que había amasado era de consideración. Esto de robar para ahorrar y guardar el dinero en bolsas de basura denota una prudencia ante la crisis que debería servirle como atenuante en el juicio. Eso y que el electricista, como ladrón de catedrales, demuestra mayor maestría que el barrendero en el mismo trance, porque éste hubiera equivocado la utilidad del cepillo de la iglesia y se hubiera puesto a barrer la catedral con él.

Esta historia es digna de una película de Berlanga con guión de Azcona, a decir del almirante @cchurruca. Yo imagino perfectamente a Cassen en el papel de electricista, a Gracita Morales como su mujer, Manuel Alexandre haciendo de deán, Luis Ciges como el guarda de la Catedral y Agustín González como detective encargado del caso. A Luis Escobar lo dejamos en el papel de Arzobispo, José Luis López Vázquez de alcalde de Santiago y Juan Luis Galiardo como presidente del gobierno. Bueno no, como presidente mejor imaginamos a Queta Claver con una barba postiza para que pudiera interpretar con mayor comodidad el papel de personaje increíble.

El Códice, de un valor incalculable, no estaba asegurado. Hombre, esto se comprende: lo que siempre conviene asegurar aquí, en todo caso, es que salga una buena película.

España-Francia

Luego el señor del Bosque nos regaña, y un sector de la prensa nos dice que somos nuevos ricos y que estamos malcriados. Que ya no nos acordamos de los tiempos de penurias, cuando España caía en la primera eliminatoria, eso contando con que pasara la liguilla previa. Que nunca estamos contentos con nada y que así no hay manera.

Pues ¿Qué quieren que les diga? Pues que lo de ser nueva rica me parece un aburrimiento. A ver si Portugal, esos pobres, nos anima un poco y nos da un par de tortas, para que tengamos que pegarles nosotros tres. Y así habrá algo de emoción.

O sea, casi que prefiero lo de «¡qué manera de perder…!», que cantaba Sabina del Atleti. Les dejo con la canción por si la quieren escuchar, que hay que reconocer que tiene su gracia. Y una sonrisa nunca está de más.

¡Por mis blasones!

Ya se habrán enterado vds de que la selección española de fútbol ha ganado una Eurocopa y un Campeonato del mundo luciendo en sus camisetas un escudo que no es el español, sino otro que se le parece mucho (shhh, que no se enteren los franceses, a ver si se van a venir arriba en cuartos). Yo no creo que sea una falta de respeto a los símbolos del Estado, sino más bien una mezcla de incompetencia y dejadez. Falta de cuidado más que falta de respeto, vaya.

Y aunque la Federación no ha dado ninguna explicación, está clarísimo lo que ha sucedido.

– Oyes, Pepe, que cojas el ejcudo ese que sale en la bandera y que se lo pongan los chicos del furbol en las camisetas pa que luzca el señorío.

– ¿Y de dónde saco yo un ejcudo? ¿Llamo a la Zarzuela?

– No, hombre no, vas a andar molestando, no seas incurto. Mira en el internés ese, que pa eso está.

Así es que Pepe se metió en el internés, puso «EJCUDO DE ESPAÑA» y se topó con la Wikipedia. Lo siguiente fue llamar al taller del chino que trabaja para Adidas y decirle que se lo mandaba por fas. Y envió esto:

El escudo de España es cuartelado y entado en punta. En el primer cuartel, de gules o rojo, un castillo de oro, almenado, aclarado de azur o azul y mazonado de sable o negro. En el segundo, de plata, un león rampante, de púrpura, linguado, uñado, armado de gules y coronado de oro. En el tercero, de oro, cuatro palos, de gules o rojo. En el cuarto, de gules o rojo, una cadena de oro, puesta en cruz, aspa y orla, cargada en el centro de una esmeralda de su color. Entado de plata, una granada al natural, rajada de gules o rojo, tallada y hojada de dos hojas de sinople o verde. Acompañado de dos columnas de plata, con la base y capitel de oro, sobre ondas de azur o azul y plata, superada la corona imperial la diestra, y de una corona real la siniestra, ambas de oro, y rodeando las columnas una cinta de gules o rojo, cargada de letras de oro, en la diestra «Plus» y en la siniestra «Ultra», (del latín Plus Ultra). Al timbre, Corona Real cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesta de ocho florones de hojas de acanto, visible cinco, interpoladas de perlas y de cuyas hojas salen sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en el mundo de azur o azul, con el semimeridiano y el ecuador en oro, sumado de cruz de oro. La corona forrada de gules o rojo. El escudo de España, lleva escusón de azur o azul, tres lises de oro puestas dos y una, la bordura lisa de gules o rojo, propio de la dinastía reinante (Borbón-Anjou).

No crean que es tan fácil hacer bien este encargo. Porque Pepe, aun creyendo que se lo estaba mandando al chino en su propio idioma (en el del chino), todavía tuvo una pizca de sentido común para hacer repetir la primera partida de camisetas, que llevaban esto que ven abajo (1)

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(1) Entiendan esto como una broma. Les ruego que me disculpen por esta EVIDENTE falta de respeto hacia los símbolos del Estado. No he podido evitarlo…

El pollo del tío Pepe

Ya tenemos otro pollo montado en España de esos que nos encantan a los españoles. Resulta que se va a abrir en Madrid un Apple Store en la Puerta del Sol, un tiendón que será probablemente el mayor de Europa. El edificio elegido por Apple es el Hotel París, en cuyo tejado estaba (estaba, porque lo habían quitado para arreglarlo) el anuncio de Tio Pepe, que previsiblemente no volverá porque, en su lugar se pondrá la manzana de Apple. Y el pollo se monta porque hay quien se opone a que se quite el luminoso de Tio Pepe porque considera que… no sé qué es lo que considera, si les digo la verdad.

Yo me imagino al responsable de la marca Apple revisando los dossieres con las ofertas para la ubicación de la tienda cuando se topa con la fotografía (nocturna) del edificio del Hotel París. Una vez recuperado del previsible desmayo, supongo que haría una sola pregunta: ¿Esa cosa se puede quitar? Y claro que eso se puede quitar: se desatornilla, se trae una grúa, y se quita. Tranquilamente. Hasta donde se sabe, el director de la marca Tio Pepe de Gonzalez Byass (empresa tan privada como Apple) no ha querido pujar por seguir teniendo una ubicación tan magnífica. Quizá es que no se ha recuperado del también previsible desmayo al ver el logo de la manzana. En cuanto al dueño del Hotel París, no ha considerado relevante el anuncio como para encarecer el contrato. O tal vez sí, que no lo sé, pero en todo caso, le ha convenido largar el edificio. Y en cuanto al Ayuntamiento, no sé si tiene vela en este entierro (no haré chistes fáciles sobre la opinión de la señora Botella, que también es mala suerte llamarse así para dilucidar sobre este asunto), pero si tanto ama el cartel, que se lo lleve al Reina Sofía o que lo deposite en otro lugar emblemático, ya que por lo visto, la publicidad en lugares emblemáticos se pueden regalar en Madrid con mis impuestos.

¿Que es un símbolo? ¿Una botella de Jerez vestida de bailaor con sombrero cordobés y con el slogan «Sol de Andalucía embotellado» es un símbolo de Madrid? ¿De qué Madrid? Del mío no, desde luego. Y supongo que de un tío con piercing tampoco. Si es para los visitantes de la plaza, que se fabriquen pins, abanicos, pañuelos y goodies diversos con la imagen del Tio Pepe y se regale a los paseantes (a costa de González Byass, claro), pero si tiene que salir la Puerta del Sol por la tele, prefiero mil veces que se vea el logo de una empresa que vende tecnología a un logo anticuado que representa los codigos más pandereteros y elementales de la España kitch de boina y botijo.

Pero en fin, hay que salvar a Tio Pepe. Yo sólo espero que no haya que salvarlo a base de consumirlo. Conmigo que no cuenten, desde luego. No me imagino pidiendo un Tio Pepe en una terracita de la Castellana o en un bar de copas de una zona pija de la ciudad. Ni no pija. Porque empiezas pidiendo Tio Pepe y terminas gritando al camarero para que te traiga cuanto antes un cola-cao, y que te dejen en paz todos los abueletes que se te acercan a ver si ligan.

Esto tiene  todos los ingredientes para que sea considerado como algo que se debe enseñar a futuros diplomáticos en las escuelas de las cancillerías extranjeras, ante un eventual destino del estudiante en esta España soleada en la que vivimos: un país que se moviliza para defender un lolailo de neón con el argumento de que hay que salvaguardar la tradición y los símbolos. Mi sugerencia es que se incluya en el capítulo dedicado a la expresión «adorar al santo por la peana«. Como caso práctico.

Responsabilidad compartida

La responsabilidad compartida no existe. La responsabilidad compartida es un mito inventado para repartir un poder muy escaso y así contentar a más gente. El mito de la responsabilidad compartida destruye la autoridad, la capacidad de decisión y deja el poder en manos de arribistas, gorilones, amantes de las triquiñuelas y tramposetes que echan las culpas de su fracaso a los demás. De esos que viven del cuento y de decir tonterías en inglés. Porque la responsabilidad compartida no es ni más ni menos que aversión al riesgo, miedo al fracaso, dilución de responsabilidad y escondite de errores. En este mundo blandito en el que vivimos, la sociedad acepta sumisamente que llegue cualquier memo con gorra y le prohiba algo por su bien. Ah, el bien del sumiso.

En las organizaciones multinacionales esto está a la orden del día. El asunto consiste en que uno manda y otro decide, pero no decide solo, sino a partir de lo que otro define, aquel avala, ese valida, otro pilota y aquel autoriza. Todo ello sin que falte el acuerdo de los implicados y el consejo del experto debidamente formalizado. Y por supuesto, las cuentas se hacen en otro lado y después se contrastan y analizan con seis o siete hipótesis, una de las cuales considera seriamente la llegada y posterior establecimiento de los extraterrestres. Y se debe respetar la norma, faltaría más: la nuestra, la de la matriz, la del regulador y la del gobierno, para lo que se necesita verificar que sean la misma. Ah, y las encuestas, que no se nos olviden las encuestas, porque el cliente es el rey. Si hay un liderazgo fuerte, esto funciona aunque es muy incómodo. Si no hay tal liderazgo, sólo te queda estar muy incómodo.

Si ya padecemos esta falta de claridad en organizaciones muy profesionalizadas cuyo objetivo es ser rentables, imaginen el carajal que tenemos montado con la crisis, de la que por no saber, no sabemos ya ni cuál es el objetivo. Yo lo llamaría la conjura de los necios por parecerme más literaria y porque los protagonistas me recuerdan al desfile de frikis que se pasean por el libro. Nadie sabe muy bien qué hay que hacer con el carrito de las salchichas, pero todos acaban por parecerse a Ignatius cuando nos hablan de su válvula entre explosiones gaseosas. Además de los jefes de gobierno y ministros del ramo diciendo cosas distintas a pesar de la traducción, aparece a veces un tal Rehn, o un Durao Barroso, o la inefable Lagarde, o un señor que se llama Van Rompuy, o ese Draghi, o uno que se apellida Junker y que confundo con Van Rompuy… Y cada cual agarra su salchicha y abre su válvula, porque uno manda, el otro decide, aquel aconseja, ese pilota, otro hace la norma y otro echa las cuentas. Y no crean, que aquí, entre los locales, vamos sobrados de Ignatius para empujar el carrito, desde el Andreu hasta un tal Percival. Esperando estoy a que aparezca Lancelot…

En toda esta realidad paralela Vds. y yo cumplimos un papel muy relevante, que es el de rey y soberano. No se quejen, que nos dejan que llevemos el armiño. A pesar de los calores.

El papelito de las autonomías

Este jueves se celebró el consejo de política fiscal y financiera en el que el Estado y las Comunidades Autónomas llegaron a un acuerdo para reducir gastos y alcanzar un objetivo de déficit común. Muy serios ellos. Un día después, cuatro comunidades hicieron que se tuviera que revisar la cifra porque, ¡ups!, se les había olvidado contabilizar algunos millones de euros. Unas decimillas, que tampoco es para tanto, a decir del Ministro Guindos. Y a todo esto, estamos en Mayo…

18.000 millones es lo que tienen que ajustar las Comunidades autónomas. Son cifras de las que se habla con mucha normalidad, pero son colosales. Miren, si cada euro fuera un segundo, el ajuste nos situaría en el año 1441. O sea, antes del Descubrimiento de América. Y si fueran metros, con el ajuste iríamos y volveríamos de la luna 22 veces. Si consideramos que una casa vale 150.000 euros, el ajuste da para comprarse 120.000 casas, o sea, Jaen entero. En España en 2011 se matricularon 808.000 vehículos. Hagan cálculos y verán como con ese ajuste se pueden comprar todos.

No conviene despistarse en este asunto, porque aquí no cumple ninguno. Y si Cataluña tiene que aportar un 25% del total de los 18.000 millones, en Castilla la Mancha cada habitante tiene que apoquinar 787 eurazos, más que el salario mínimo. Murcia debe ajustar 623 millones, casi lo mismo que Madrid pero ¡con menos de un cuarto de población! Es tal el desmadre que cualquier día se les va a colar el gasto de El Pireo y no se van a dar cuenta. Pero ya lo han arreglado, porque en el Consejo de política fiscal han puesto en un papelito que van a cumplir este año. Probablemente el papelito será un Power point y se titulará ¡PODEMOS!, lo que denota el hábil dominio del lenguaje político, para quien lo mismo da el indicativo de poder que el subjuntivo de podar.

Ayer, dos días después de la firma del papelito, fue la final de la Champions League entre el Chelsea y el Bayern de Munich. Es un acontecimiento deportivo de primera magnitud, nadie lo pone en duda, y es normal que se retransmita. Yo lo estuve viendo en la 1 de TVE, que da señal a toda España. Pero también podría haberlo visto en TeleMadrid. Y en la tele de Galicia. Y en la de Castilla la Mancha… Prime time, un sábado por la noche. Estos son nuestros gestores.

Sí, un Power point seguro. Y no es imposible que hayan usado la Comic Sans…

A trotar por el campo

Vengo de pasar un par de días fuera de la oficina, en unas jornadas de balance que se hacen en medio del año y que, como siempre, han sido muy agradables. El lugar en el que hemos sido convocados es uno de esos sitios en medio del campo en donde se celebran este tipo de reuniones y otras de formación, un sitio rodeado de pinares, con un hotel en medio en el que te proveen de todo para que no tengas necesidad de salir, no vaya a ser que te escapes.

En el desayuno antes de marcharnos, un grupo de otra empresa estaba en el café de bienvenida, con sus saludos, sus besos, sus abrazos y sus maletas. Un compañero que había madrugado para hacer algo de ejercicio nos ha sacado de dudas: son de la empresa TAL S.A., y estos vienen a corretear por el campo, porque el pinar está lleno de señales: papelitos, flechas, dianas y logotipos escondidos. Y sí, iban todos vestidos de Team Building. Sin duda les habrían pasado esas notas que suelen hacer los de Recursos Humanos en las que te explican con mucho detalle todo menos lo que conviene detallar:  «Llevad ropa cómoda y calzado deportivo porque Juanito os dará una formación en la Finca Pepito. Adjuntamos el mapa para llegar y una presentación de Juanito«… Pensándolo bien, las únicas notas de RRHH que contienen algún detalle son las nóminas, y yo creo que es para hacerlas incomprensibles.

En fin, la cuestión es que eso de la ropa cómoda y el calzado deportivo cada cual lo interpreta a su manera. El que va vestido como si fuera al paddle, pantalón corto, polo y zapatillas con calcetín bajo; la que se ha puesto los leggins del gimnasio y va tan mona; el que se trae el chandal del gimnasio y va tan espeluznante; el que va de Coronel Tapioca, con pantalones caqui llenos de bolsillos; el modelo leñador, con camisa de cuadros y Panama Jack; el vaquero, que se imagina caballos y se calza unas botas de montar; la urbana sport, con sus vaqueros pitillo y sus All Stars para pasearse por Gran Vía, a quien acompaña Kent, con los chinos y las zapatillas Ganso azul oscuro;  el extremo, que se pone la camiseta del pub del barrio, unos jeans sucios y unas zapatillas de esas gordas poligoneras; el de las Tenis Reebok (siempre hay uno con unas Tenis Reebok); el extranjero del grupo, que se limita a quitarse la corbata  y meter la americana en la maleta; y finalmente, la recién llegada a la empresa, que no se apea de los tacones aunque cambia la piel por el esparto.

Mientras esperaba a unos compañeros para marcharnos, el grupo recibía las primeras instrucciones. Y me han dado un poco de envidia, la verdad. Y es que tengo que decir que esas formaciones me han parecido siempre divertidísimas.  Recuerdo una en El Escorial en la que nos hicieron ir de una punta a otra de la finca agarrados a una cuerda con los ojos vendados. Lo más divertido es que por medio había ni más ni menos que una piscina (¡Vacía!) y unos parterres por los que tuvimos que trepar, imaginen el panorama. Y en otra ocasión, nos soltaron por los alrededores de Rascafría a buscar pañuelos rojos con un mapa militar que no comprendía nadie, y terminamos corriendo delante de lo que pensábamos que eran toros bravos porque saltamos el cercado que no debíamos… Si el ambiente es bueno, te parece que vuelves al colegio, te pones a jugar y te lo pasas bomba.

Y claro que se aprende, porque el recuerdo es aprendizaje. Así es que a mí no se me olvidará ya qué le pasa a un equipo que no ve por dónde va y por qué no se deben perder de vista nunca las buenas referencias.