La noche de los tiempos

Pocas novelas justifican 958 páginas. Antonio Muñoz Molina dice de La noche de los tiempos en su página web que iba en un tren por la orilla del Hudson y pensó que ahí «había una historia, quizás un relato no muy largo de un hombre que ha huído de su país en guerra«. Pues menos mal que no se le ocurrió un novelón, porque hubiera necesitado una distribuidora para él solo… Las malas lenguas dijeron entonces, cuando lo publicó, que andaba buscando hacer «la novela», que perseguía su consagración, pero yo no lo creo. Le creo a él cuando dice a continuación que «la historia crecía tanto que yo me sentía perdido en ella, desalentado por su dificultad«. La noche de los tiempos no es un libro fácil, aunque la dificultad a la creo que alude Muñoz Molina me parece evidente: estructurar así una novela y que no te salga un bodrio no es nada sencillo. Para el lector tampoco es una novela sencilla porque necesitas mucha paciencia hasta que te engancha la historia y en el entretanto, te tienes que conformar con una prosa que a mí me parece excelente.

La noche de los tiempos es la historia de un hombre, Ignacio Abel, que va a lo suyo. ¿Y qué es lo suyo? Pues su trabajo, su amante y su pellejo. Y luego lo disfraza de excelencia profesional, de amor verdadero, y de sentido práctico. Muñoz Molina, claro, nos lo presenta de manera muy poética, pero el pájaro es como para echarle de comer aparte. Todo ello situado en un fondo de escena muy atractivo desde un punto de vista literario, como es el Madrid de 1936, cuando «lo monstruoso empezó a parecer normal…«. Muñoz Molina nos enseña el horror de la guerra civil española y lo hace con la lucidez de quien observa la guerra como un proceso devastador. El trato que el autor da a algunos personajes históricos me parece irrelevante para seguir la trama, entre otras razones porque forman parte del decorado y al final lo que cuenta es la neutralidad y la distancia que toma el protagonista, que nos deja ver una sociedad que hoy es muy difícil de entender.

Abel dice que él es un hombre que «se había equivocado acerca de todo, pero más que nada sobre sí mismo«, aunque esto sólo lo reconoce en la página 935 para luego seguir equivocándose: cree que lo que ha fallado es su lugar en el tiempo, cuando su egoísmo y su cobardía habrían salido a la luz en cualquier otra época de la Humanidad, incluso cuando los Neanderthales se paseaban por Europa.

Leí este libro en febrero de 2010, durante unas vacaciones de invierno en la playa, y ahora lo he revisado para Club de Lectura. Se necesita tiempo para leerlo pero no por su grosor sino porque es un libro bien escrito, para leer sin prisas y sin obligaciones de sueño. Claro que esta es sólo mi opinión. Hoy también publican sus reseñas en sus blogs Livia, Bicheo y Desgraciaíto. Y si ya se lo han leído y no temen que se lo destripemos, pásense de nuevo por allí a lo largo del mes: No sé los demás, pero yo desde luego no seré muy amable con el protagonista.

¡A cuadrarse!

Después de mucho penar, de mucho ir y venir, de mucho revisar, repasar y recontar a lo largo de varios días, he encontrado la razón de una diferencia de 4,5 sobre algo en lo que llevo gastado 2.602.

Es muy poco. Es ínfimo. Es irrelevante.

Pero es la diferencia entre que cuadre o no.

Va por ustedes.

Yo tengo pasta pa da y pa regalá, tengo mucha joya, do montañas tengo yo de millone. 

Pasta negra, pasta colorá, pasta verde, pasta morá con la cara de su majestá.

Mogollone, montone, millone de duro, (¡Si tú no tienes pasta ni na…!), ma tocao en la quiniela siete quiñone (¡Si tú no tienes pasta ni na…!). 

Colocone de güiski y de buena yerba. Mogollone y montone de colocones…

(¡Si tú no tienes pasta ni na…!)

Realmente, el dinero es lo de menos.

 

Conducir

No estoy muy feliz por el post que puse ayer y nada más colgarlo ya estaba arrepentida. De hecho, había escrito este. Pero vi la tele antes… Ay. Así es que hoy les pondré el post de ayer que, aunque recalentado, va fenomenal para que desengrasemos. Hablemos, pues, de conductores.

Yo no conduzco mal, aunque ¿quién reconoce que conduce mal? Casi nadie. Así es que, como todo el mundo, diré que yo conduzco bien, que no es lo mismo que decir que yo conduzco bien como todo el mundo. Con seguridad, sin dar tirones y sin que salga despedido algún pasajero por la ventanilla al dar una curva, a la velocidad adecuada y sin estorbar, respetando a los demás y, lo que es más importante, sin ponerme nunca de mal humor. Esto puede sorprender un poco, porque tengo carácter y cuando me enfado, me enfado. Sin embargo al volante suelo relativizar mucho y es muy raro oirme gritar o enfadarme con otro conductor, o pitar. Creo que el pito (lo que los cursis llaman claxon) sirve para avisar, no para regañar. O sea, que una de mis originalidades es que en el coche yo cambio a mejor, es decir, al contrario que la mayoría de las personas.

Mi amiga M. por ejemplo (podría poner su nombre, pero luego me dice que quebranto su intimidad, ya ves qué bobada, como si no hubiera otras Merches en España), es una persona muy tranquila, que no se enfada nunca, prudente, educadísima y con una enorme paciencia con los demás. Y sin embargo, al volante se pone como una fiera taurina. Regaña a los demás, gesticula, hace pirulas (del tipo de colarse en las filas), pita en los semáforos en cuanto se ponen en verde, mete el morro amenazadoramente como otro se intente cambiar de carril sin pedirle permiso… Es decir, una persona de lo más apacible se convierte en una macarra de tomo y lomo en cuanto se monta en el coche. Yo se lo digo: M. (en la práctica, yo la llamo Merche, porque si no, puede pensar que la estoy llamando macarra) cualquier día vas a tener un disgusto porque te vas a encontrar con uno mucho más macarra que tú, que ya es decir.

Hay muchos tratados y explicaciones sobre el porqué de estos cambios al ponerse al volante. Que si la inseguridad, la sensación de poder que confiere la máquina (tanto mindundi en 4×4 no puede ser sano para la convivencia), que si el miedo y la ansiedad que genera el tráfico, que si el territorio y la propiedad, que si la mala educación, la redondez del volante, la simbología fálica de la palanca de cambios, los efluvios de la gasolina, la mala salud bucodental, el dolor de ovarios en esos días del mes, la falta de sueño debido a los horarios poco conciliadores, las penurias de la afectividad moderna y hasta el mal sexo por las noches… Miren, yo creo que son las prisas y que no vamos atentos. Y poco más.

11 de septiembre

El 11 de septiembre, en Cataluña celebran su fiesta autonómica. Han elegido como fecha el recuerdo de una derrota, que no deja de ser un síntoma. Por mí, como si celebran el cumpleaños de Mortadelo. A estas alturas de la película ya nos conocemos todos y lo de los nacionalistas catalanes es como lo de los futbolistas, que dicen que ya no son felices y lo único que buscan es que les suban un poco la ficha.

Yo no sé vds, pero yo estoy harta de estos plastas. Estoy cansada de esa melancolía, de ese lloriqueo, de esa queja permanente, de lo pesados que son. Me aburren. Me aburre su hipocresía y esa cantinela mentirosa de que ellos pagan todo, como si por allí no hubiera pobres. Agotan, y si agotarme era su estrategia, yo me rindo.

Yo pienso que desde los romanos, ya ha llovido. Los países han nacido y se han deshecho por guerras, por acuerdos y hasta por matrimonios. ¿Y qué pasa por separarse?  ¿Y qué si se van? No está escrito en ningún sitio que tengamos que seguir unidos para siempre jamás. Más se perdió en Cuba… No entiendo la resistencia de los sucesivos gobiernos a hacer un referéndum sobre la independencia en Cataluña. No se por qué es mejor seguir discutiendo por encuestas y medir las cosas por el espacio que ocupan en la calle cuatro mataos. O cuatrocientos. O cuatro mil, me da igual. ¿Qué problema hay en hacer un referéndum y salimos todos de dudas? Si sale SI, se hace un calendario de separación y ya está, tan amigos, que tampoco es un drama. Mira, si en el fondo nos interesa: así el resto de españoles tendríamos 42.000 millones menos de deuda. En cuanto al NO, tendría que llevar una condición: que si sale, los nazionalistas se callen de una vez y dejen de dar el coñazo (esta es una oferta imbatible para que los no nacionalistas se animen a votar, creo yo).

Decía Felipe González que en caso de referéndum por la independencia de Cataluña, el riesgo era que saliera que sí en el resto de España. Pues que no nos pregunten, y eliminamos riesgos. Aunque sin quitarle la razón, yo creo que en cuanto anunciaran el referendum, todos esos “patriotas de aldea” se volverían muy españoles de pronto, por no perder el chollo de la queja. Y sobre todo, el chollo de ser españoles de primera, y no unos catalanes más, normales y corrientes.

Si así lo quieren, que se queden con su país, con sus lamentos y con su dinero. Y también que se queden con su derrota, que a al resto no nos sirve para nada.

Dos kilos de huevos

Ya lo habrán leído: Canal Historia (1) ha destapado que a uno de los leones del Congreso le faltan los testículos. Los dos.

A pesar de ser el motivo fotográfico preferido por muchos turistas que visitan la capital, hasta ahora nadie se había entretenido en mirarles las bajeras a los leones y el hecho había pasado inadvertido. También ayuda que son de bronce y no hablan. Si hablaran, al león se le hubiera notado cierto tono en el rugido y a estas alturas ya le habríamos rebautizado como Rodolfo. Nada de Daoiz o Velarde, no: Rodolfo. Y a falta de partenaire machorro, el otro león se llamaría Sisebuto, que rima con atributo y que por ser un rey godo, está exento de corrección.

Según el zoo, tal y como están sentados los leones, los testículos deberían quedar a la vista. Siempre y cuando se les ponga de culo y uno se tome la molestia de buscarlos, pienso yo, que tampoco los leones quedan tan expuestos como el caballo de Espartero. Como no podemos saber si se trata de una licencia artística del autor, y ante la imposibilidad morfológica de que a un león sentado se le queden los huevos escondidos, sólo quedan dos alternativas: o el contubernio o la escasez, esto es, que los cañones de los que provino el bronce sólo daban para un par de melenas, y no para andarse con más detalles.

La teoría del contubernio conviene descartarla porque si bien el león capado es el de la derecha, desde dentro del edificio la falta de huevos se sitúa a la izquierda. Quizá con la sana intención de evitar la pelotera política a cuenta del león de los cojones (con perdón), los de Canal Historia ya han encargado unos huevos de bronce y ahora están buscando a alguien para que, además de pagarles los dos kilos que pesan, se ocupe de la operación estética y restituyan la dignidad al león impotente.

No sé cómo acabará esto, pero de una cosa estoy segura. A partir de ahora, las fotos de los turistas tendrán otro encuadre. ¿Se apuestan algo?

(1) Aunque el descubrimiento corresponde a un bloguero cuyo enlace he sido incapaz de encontrar. Si alguien me lo puede facilitar, estaré encantada de enlazarlo.

Instrucciones

Hoy he comprado un lápiz para la Ipad. No es más que un puntero especial que permite ser más preciso cuando tratas con la pantalla táctil. La caja traía un librito de instrucciones en varios idiomas que he rescatado in extremis de la basura al ver que se trataba de una «Guía de arranque rápido«. Veamos en qué consisten esas instrucciones de arranque:

1.- Peligro de asfixia (¿Cómo???). No coloques ni dejes el producto al alcance de los niños. Pueden tragarse accidentalmente las piezas móviles (ah, bueno, como con un boli Bic entonces…).

2.- La punta del lápiz puede dejar marcas leves sobre la pantalla (¿¿¿CÓMO DE LEVES???). Si esto sucede, limpia la pantalla con un trapo suave y seco o con otro material (ya, nada de Scotch Brite…), según las indicaciones del fabricante del tablet (entonces mismamente como las marcas que deja el dedo).

3.- Cuando uses Xxx Stylus ten cuidado de que no se produzca ningún contacto directo entre cualquier parte metálica del lápiz y la pantalla táctil (o sea, que no use el lápiz al revés…). Evita tocar o golpear con fuerza la pantalla con objetos metálicos como el cuerpo del lápiz , ya que esto puede dañar o rayar la pantalla (bueno, a nadie se le ocurre darle al Ipad con un tenedor, ni siquiera después de comprar este lápiz… ¿O sí?).

4.- El fabricante no otorga ninguna garantía en cuanto a daños o pérdidas de datos relacionados con el uso de este producto (no he debido leer bien)…

4.- El fabricante no otorga ninguna garantía en cuanto a daños o pérdidas de datos relacionados con el uso de este producto. (Veamos. Si estos señores se sienten en la obligación de avisar de que si el usuario marca «delete» con el boli, el boli no tiene la culpa… Una de dos: o algún cerebro de legumbre ya les ha demandado, o el lápiz es H.A.L. y puede asesinarme)

5.- No pongas el producto (¿Se refiere al «lápiz»?) cerca del fuego ni lo sometas a altas temperaturas (pues no pensaba, la verdad, pero aparte de que se achicharraría el lápiz ¿Pasa algo más? ¿Se me van a borrar los datos del tablet?)

6.- No dejes caer el producto ni lo golpees contra objetos duros. Esto podría dañar el producto (por cierto ¿Nos conocemos? ¿Desde cuando nos tuteamos?).

He escrito este post para no desperdiciar el pobre árbol brasileño que habrá servido para fabricar esta majadería. Para fabricarla sólo: para escribirla habrán usado algún alcornoque.

espacio para foto

¿Tiempo libre?

Hola a todos,

Sólo para deciros que después de cinco días en Madrid tengo pendientes demasiadas cosas: descargar las fotos, ordenarlas, subir las que corresponden a la red, mirar otras para hacer un álbum, revisar las solicitudes de amistad en Linkedin, leer y catalogar mi correo físico, revisar mis nuevos seguidores en Twitter (para ver si sigo a alguno), enterarme de cómo funciona Skype, leerme dos libros, pensar dos post bien pensados, buscar a 52 personas en Facebook, ir al teatro, acercarme a firmar un presupuesto de reparación de una ipod, cambiarme al tabaco de liar, informarme en dos gimnasios, concertar una revisión médica, encontrar un libro en casa, hablar con Telefónica, darme de alta en Amazon, atender mis tres direcciones de correo privadas (creo que se impone una fusión), enviar 15 correos muy bien pensados…

Nunca me he organizado tan mal en mi tiempo libre. Será la lorza. Así es que, en vez de colgar un youtube de música, os cambio el fondo de la plantilla para que podáis opinar de algo y no os aburráis mucho si entráis al blog.

 

PS: Lo dejo un par de días para que esto tenga algún sentido…

Un premio para los amigos

Hoy nos enteramos que han concedido el premio Principe de Asturias de los Deportes a Iker Casillas y Xavi Hernández, el uno portero del Real Madrid y el otro pasador del Fútbol Club Barcelona. No, no es el día de la Marmota, ni estamos teniendo un déjà vu: es que lo de hace dos años fue un premio colectivo y este es personal. Probablemente también les den el de 2014 para celebrar todos los records conseguidos en su carrera futbolística, dado que el de 2013 estará reservado a Don Vicente del Bosque por su contribución a la rebaja del colesterol.

A estos dos ilustres de nuestro fútbol nacional les ha apadrinado Joseph Blatter, quien además de estar condecorado con la Orden de Caballero del Sultanato de Pahang y la Orden de los Dos Nilos de Sudán, es Commandeur de L’Ordre National  de Djibouti y Presidente de la FIFA desde 1998. O sea, que lleva 14 años de dedicación al fútbol en cuerpo, alma y cartera, algo que se explica con dificultad si uno repara en el tiempo que debe emplear en recoger tanta medalla.

Dice Blatter, muy en su papel de commandeur en Djibouti: «No sólo por lo que han ganado en el campo, sino por lo que han demostrado fuera del campo…«. Este ha debido ser un argumento colosal para el jurado, que ha dejado caer por 4 votos al Comité Internacional Paralímpico. Los paralímpicos, además de no merecer reconocimiento alguno (lo de nadar sin brazos está a la altura de cualquiera), no representa en absoluto los valores del Príncipe de Asturias del Deporte fuera de la cancha.

Luego el Sr Blatter, suizo, también se preocupa por las tensiones patrias cuando recalca: «Representan la unidad de España, por encima y más allá de las diferencias entre Madrid y Barça…«. Digo yo que Mr Blatter habrá apreciado alguna división en España y, como conoce bien la diferencia entre los dos Nilos, ni se puede imaginar que nuestros problemillas no son cosa de dos, sino de 17. Tampoco se lo vamos a reprochar, que como buen suizo no querrá meterse en harina de otro costal, no sea cuento que se convierta en ensaimada de Mallorca.

Pero sobre todo, a Xavi y a Casillas les han dado el premio por su gran amistad. Mi corazón se enternece, una lagrimilla brota de mis verdes ojos, y mi silencio se quiebra al preguntarme: ¿Y por qué no les dan también el Príncipe de Asturias de la Concordia?

 

De vuelta, qué bien

Ayer domingo, cuando volví a mi casa de Madrid, besé el suelo del recibidor. A ver, es un decir, que esto pretende ser un inicio literario, no literal. Realmente, ni caí de hinojos ni me puse como una mahometana cualquiera a dar con la cara en el parqué, entre otras razones porque ese suelo lleva un mes sin que se le pase una triste mopa, pero vds ya me entienden. Que bendije mi casa, vaya, mi amado Madrid, mi adorada rutina y mi querida vida normal.

Hace años, partía las vacaciones hasta el punto de no saber por la mañana qué tenía que hacer, si ponerme el traje de baño o el de chaqueta. Ahora lo que hago es cogerme cuatro semanas, porque dos es poco, tres es lo ideal y cuatro es demasiado, y yo opto por el demasiado y así me encanta volver. Esto, que puede parecer irracional, es racionalísimo, y a las pruebas me remito: ayer abrí con arrebato la puerta de mi casa y hoy he ido casi enardecida- aunque algo empanada – a trabajar.

Tengo un montón de cosas que contarles, y si tienen paciencia tal vez para fin de año se hayan hecho una buena composición de lugar sobre lo que ha sido mi veraneo 2012. Pero alternaré vivencias pasadas con ocurrencias presentes, no se den de baja todavía, por favor. Porque aunque ya les he ido adelantando el veranito que me han dado los bichos rurales, les tengo que contar cosas sobre el Pueblo inglés, sobre el estrés que me provoca el renacer del Feisbuk en mi vida (oh, señor, otra red social que alimentar), mis avances en materia de padel, mi regreso al Gin Tonic simplificado, mi «ingreso» en otro club de libros (y será el tercero, con la consiguiente desazón ante mi velocidad lectora), el descubrimiento de un museo, mi odio cada vez más africano por las piscinas,mi renovado amor por el poblachón, mis paseos mañaneros por el pinar, mis placenteras siestas, mis problemillas de cobertura, y hasta puede que les hable de incendios y de cabrones.

En fin, que lo más probable es que tenga que hacer un planning porque luego llega el largo invierno y hay días que no sé qué contarles, y así me pasa, que me abandonan, no me leen, no me recomiendan, no me quieren, no me comentan y… y no sigo por no parecer Calimero. Hablando de Calimero, a constatar la factura del verano: me fui con 58,5 y he vuelto con 61,2 kilos. Sólo os diré que me ha salido una segunda lorza, se ve que la piel de la primera no da de sí como para albergar más bambas de nata, más patatas revolconas, más cervecitas y más pan de chapata. Pero de esto ya hablaré en otro post, les ruego no se ensañen en los comentarios.

Bienvenidos al nuevo curso de Un mundo para Curra. A ver si nos podemos reír, aunque sólo sea un poco.