A mí me encanta dialogar. No seré yo quien no dialogue. Por dialogar que no quede. Vamos allá.
– Dialoguemos. Tú con tu kalashnikov y yo con mi dialéctica. Tú con tu cinturón de explosivos y yo con mi retórica. Tú con tu cuchillo y yo con mi elocuencia. Tú con tu bomba y yo con mi argumentación.
Me da que esto que he escrito no funciona. Sobra técnica y falta contenido. Lo intentaré de nuevo.
– Dialoguemos. Tú con tu kalashnikov y yo con mi palabra. Tú con tu cinturón de explosivos y yo con mi escucha. Tú con tu cuchillo y yo con mi lógica. Tú con tu bomba y yo con mi razonamiento.
Nada, hay algo que no va bien. Ah, sí, la actitud. Me faltaba la actitud. Veamos.
– Dialoguemos. Tú con tu kalashnikov y yo con mi moderación. Tú con tu cinturón de explosivos y yo con mi tolerancia. Tú con tu cuchillo y yo con mi educación. Tú con tu bomba y yo con mi respeto.
Chicos, no me sale bien, hay algo que no acaba de funcionarme y estoy a punto de fracasar en mi empeño de diálogo. Jolín, ¡esto es dificilísimo! Pero hay que intentarlo a toda costa. Voy a ponerme seria y a olvidarme de todo lo anterior. ¡Quiero dialogar! Allá voy.
– Dialoguemos. Tú con tu kalashnikov y yo con mis principios. Tú con tu cinturón de explosivos y yo con mi dignidad. Tú con tu cuchillo y yo con mi firmeza. Tú con tu bomba y yo con mi desprecio.
Vaya, algo sí ha mejorado. Sin embargo, hay algo que no acaba de encajar. En fin, la última y lo dejo.
– Dialoguemos. Tú con tu kalashnikov y yo con mi libertad. Tú con tu cinturón de explosivos y yo con mi inteligencia. Tú con tu cuchillo y yo con mi ejército profesional. Tú con tu bomba y yo con mis cazas, mis bombarderos, mi tecnología y mis satélites. Finalmente, tú con tu odio y tu fanatismo de cabra y yo con mi superioridad moral y humana.
Creo que el diálogo me ha salido algo mas equilibrado. A pesar de todo, no sé, me falta algo. ¿Será mandarlos a tomar por culo?