Ayer estuve de Picnic. He de decir que no es mi plan favorito para ir comer pero mis amigos son muy campestres y muy tolerantes con las hormigas. Tampoco es mi plan favorito para ir al campo, pero mis amigos son muy apañados y les gusta optimizar actividades. Y señores, a mí me falta voluntad para negarme y personalidad para que me sigan en un plan alternativo. Así es que ayer estuve de pic-nic en El Escorial.
Lo peor de los picnics es que nunca sé ni qué ponerme ni qué llevar. Ese nunca tal vez les lleve a pensar que voy de picnic todos los días, pero no es así: el último al que me llevaron fue en el mes de marzo pasado, en El Pardo. Y claro, dos picnics en el mismo año necesitan un momentillo de reflexión, aunque sea mundana.
Yo les he traído una foto para que vean el nivel en el que me muevo. No es Pipa Middleton, sino mi amiga Begoña. Si amplían la foto verán a su izquierda un paquete de All Bran, pero no se lo tengan en cuenta. Espero que ahora comprendan el porqué de mis desvelos. ¿Cómo competir con este campestre chic? ¿un vintage desenfadado? ¿un sport cool? ¿un british concienzudo? ¿un casual falsamente despreocupado? ¡ Yo los sábados tengo la capacidad de decisión bajo mínimos, bastante con que acerté a llevar unos calcetines a juego con los zapatos!.
Sobre el menú, qué decirles: empanadas, tortillas, ensaladas, queso, lomo… todo un despliegue de medios. En cuanto a mí… Verán: no me dio tiempo de pasarme por Mallorca para comprar algo, así que paré en una gasolinera y llevé cuatro cervezas. No piensen nada que ya lo digo yo: quedó muy escueto por mi parte.
Y encima se vino Curra, así es que cogí un tupper para que pudiera beber agua. ¿Y saben de lo que me enteré en el Picnic? Pues que hay unas botellas especiales con bebedero incorporado para mascotas. Anda. Ya lo he encargado por internet: 2,99 €, una cosa que se llama trixie wasserspender. Yo no estoy dispuesta a ir al próximo picnic con un simple perro pudiendo llevar una mascota. ¡ Acabáramos!.
Para BdlH