Alejandro Magno, en guerra con los persas y entretenido con el Sitio de Tiro, recibió una generosa oferta de paz por parte de Darío: le ofrecía 30.000 talentos, la mitad del Oriente y la mano de su hija por tener la fiesta en paz. Entonces Parmenión, valiente y fiel general de Alejandro (antes lo fue de su padre), le dijo:
– Si yo fuera Alejandro aceptaría esas ventajas antes de exponerme a nuevos peligros.
A lo que respondió Alejandro:
– Y yo también, si fuera Parmenión. Pero soy Alejandro.
Ya entonces Alejandro había cortado el nudo gordiano y estaba convencido de que conquistaría todo el Oriente.
Nada como tener un buen proyecto para dar una respuesta convincente.
PS: Por cierto ¿Cuándo van a pedir perdón los macedonios a los tirios por las barbaridades que hizo Alejandro? Si estás de acuerdo, pincha aquí.

