Alarma: delación

Hace un par de años, en San Francisco, estaba esperando un autobús. Llegó una chica y me dijo que estaba prohibido fumar en las paradas, que tenía que apagar el cigarro o marcharme unos metros más allá. Desde luego no discutí, y me fui unos metros más allá. Bastante tenía la pobre tragándose todo el humazo de los autobuses y coches que pasaban por aquella calle atascada. Su cáncer era tan probable como el mío, así que yo disfruté de mi cigarro unos metros más allá, y ella disfrutó de su ingenuidad unos metros más acá.

Del mismo modo que el precio del tabaco es inelástico, la gente no va a dejar de fumar porque se lo prohiban. Con este extremismo se renuncia a educar, para hacer lo fácil, que es prohibir. Ahora yo espero que empiecen a cerrar bares y restaurantes, a organizarse fumatones en las calles y a que no se pueda pasear por la acumulación de terrazas. Y seguiré fumando, convencida de que mis eventuales problemas pulmonares tendrán su origen en la contaminación tanto o más que en los cigarros que me fumo. Allá cada uno con su pedacito de ingenuidad.

Con todo, lo peor es el llamamiento a la delación. Si lo del Estado de Alarma me pareció dictatorial, esto me parece cercano al gulag, directamente estalinista. Eso sí da asco, no las colillas. Me da mucho asco oír a un pobre hombre de una asociación de consumidores darse notoriedad a través de las denuncias. Y me da mucho ascazo la Pajín, aunque, todo sea dicho, más por lo grasiento de su pelo y por su vulgaridad que por las bobadas que dice, aunque sean más nocivas que el humo del tabaco.

Y como tenemos que ser un país sano sanísimo y políticamente correcto, lo siguiente será obligarnos A TODOS a hacer deporte. Nos darán una cartilla, y un vecino comisario validará que nos ve salir cada día con el chandal de Decatlon. El no nos verá llegar, pero dejaremos constancia de nuestros desvelos en el ascensor. Eso ya lo puede olisquear cualquier inspector de sanidad entrenado en hacer cumplir la ley anti-tabaco.

Mi madre tiene 74 años y dice que va a empezar, ahora, a fumar. No lo descarto, ella sí ha vivido en una dictadura y me parece muy normal que se quiera, ahora, rebelar…