El viaje de Curra

Pues contaré el viaje de Curra, que ha estado un par de días en Murcia.

Resulta que una tía mía tenía que ir a Murcia – desde Madrid – para recoger un certificado de defunción. ¿Por qué? Qué pregunta tan tonta: porque hubo un fallecimiento en mi familia, porque éste se produjo en la provincia de Murcia y porque necesitábamos una copia compulsada para solucionar un asunto que no viene al caso. ¿Que por qué se tuvo que ir hasta Murcia personalmente para recoger un papelito, en una época en donde hay fax, internet, correo electrónico y en un país con 2.698.628 funcionarios? Pues porque que en nuestro muy caro Estado de las Autonomías, una Comunidad no es capaz de enviar una copia compulsada de un certificado de defunción a otra administración.

Así es que mi tía se llevó a Currita para que le hiciera compañía, puesto que esa es su misión en la vida aunque no cobre por ello. Me refiero a Curra, naturlich. Correteo por la playa, comió arena, se pinchó con un rosal, hizo un agujero en el césped, ladró a un vecino, le hizo fiestas a otro, y ha vuelto contenta aunque cansada.  Mi tía también ha vuelto cansada, jurando en arameo, con los nervios de punta y considerando seriamente la objeción fiscal.

Cuánta riqueza tiene la lengua española con la que se puede decir, y está bien dicho, que cuantas más competencias tienen más incompetentes son.