Hace un año por estas fechas, me propuse (en público y por escrito) escribir una reseña de cada libro en 2014, tal y como hace ND en su Mesa cero del Blasco. Desde luego, estoy contenta por haberlo conseguido, pero no renovaré la promesa para 2015 porque me parece que tiene alguna desventaja, como es básicamente la obligatoriedad que imponen todos los compromisos. Pero hay más cosas.
De las 160 entradas que he escrito este año, 53 han estado dedicadas a libros. Calculadora en mano, las de este año son un tercio de 2014 y casi la mitad de todas las entradas dedicadas a libros desde que abrí el blog. Y qué quieren que les diga, me parece una proporción que desequilibra por completo el sentido y el interés del blog, sobre todo si se tiene en cuenta que anteriormente el porcentaje de entradas dedicadas a hablar de libros no superaba el 10%. ¡Este no es mi blog, que me lo han cambiado!
Conste que he estado a punto de abandonar el reto de «un libro, un post» varias veces a lo largo del año, y de hecho me he tenido que internar en 2015 para poder completarlo. Muy limpio no ha sido, lo admito. Y también debo decir, para ser honrada, que he hecho una pequeña trampa y me he saltado el post de un librito de unas 80 páginas (La fable des abeilles, de Bernard de Mandeville) que he considerado como extensión de La gran degeneración, de Niall Ferguson, puesto que lo cita en varias ocasiones y tuve curiosidad por leerlo. Eso que nos hemos ahorrado.
Con todo, deben saber que se han librado ustedes de una reseña de La Ley, de Frederic Bastiat, porque no he encontrado el momento de tener la cabeza suficientemente despejada para seguirle la prosa, aparte de que casi me rompo el cuello de una cabezada; de El caudal de las noches vacías, de Mercedes Salisachs porque hacia la mitad del libro me dije que si seguía leyendo sobre aquel cura tendrían que darme a mí la extremaunción antes de acabarlo; de Las batallas del desierto, de José Emilio Pacheco, porque me daba vergüenza ajena tener entre manos durante más tiempo una edición tan paupérrima y tan mierdosa que convertían la lectura en un acto infamante; y de Esta vez es distinto, de Carmen Reinhart, que abandoné porque no entendía nada y me exigía demasiado para mi cerebro, muy castigado este año. Excepto el del tal Pacheco, como digo una edición horripilante, no descarto retomar algún invierno los otros. Ya dije un día que los libros no son abandonados, sino vencidos por otros libros que, en libre competencia, son más seductores.
En resumen, he escrito 53 post de libros pero no he leído 53 libros este año, porque dos libros tienen dos post, y dos post son relecturas. Así que la cosa se queda en 48 (más el de Mandeville), y les pongo el enlace abajo por si acaso se han perdido alguno y quieren echarle una ojeada al post antes de echarle una hojeada al libro.
Y una vez dicho esto, y como les decía más arriba, les anuncio que ya no seguiré con este experimento. No me ha divertido en absoluto, salvo por lo que tiene de voluntarioso y de resistencia a la comodidad. Y puestos a emplear mi poca capacidad de constancia en algo, prefiero dedicarla a producir impuestos. El blog, como la lectura, son dos aficiones que tengo: encadenarlas, aunque sea entre ellas, no las hace ni mejores ni más divertidas.
Ahí va la lista (el orden que sigo es más o menos el de lectura, no el de publicación del post).
– Las solidaridades misteriosas, de Pascal Quignard. Papel. Un libro sorprendente y muy recomendable.
– El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa. Papel. Un gran libro.
– L’affaire Dreyfus. Analyse et decryptage, de Arnauld Cappeau. Digital. Un despropósito.
– Les choses, de Georges Perec. Papel. Una maravilla.
– Noche salvaje, de Jim Thompson. Digital. Una trama interesante con un final incoherente.
– Una habitación propia, de Virginia Wolf. Digital. Un libro interesante, aunque algo rollete.
– Una mujer difícil, de John Irving. Papel. Una buena novela, pero un poco americanada.
– La casa de la alegría, de Edith Wharton. Digital. Un horror y una cursilada.
– El profesor chiflado y Mr. Wert, de Tomás García Yebra. Papel. Una novela muy divertida.
– Cuadernos azules, de Nuria Marugán. Digital. Un libro interesante, pero muy duro.
– Huy, de John Lanchester. Digital. Una sarta de pamplinas escritas por un listo.
– La forja de un rebelde, de Arturo Barea. Papel. Un gran libro.
– 14, de Jean Echenoz. Papel. Una pequeña gran novela.
– Joyland, de Stephen King. Digital. Un buen libro, aunque un poco inquietante.
– Las partículas elementales, de Michel Houellebecq. Papel. Una gran novela.
– El lápiz del carpintero, de Manuel Rivas. Papel. Una buena novela.
– La maquinaria de la libertad, de David Friedman. Digital. Un libro divertido, aunque algo largo.
– La delicadeza, de David Foenkinos. Digital. Maravilloso.
– 10 días de julio, de Esteban Navarro. Digital. Un libro mal escrito.
– El héroe discreto, de Mario Vargas Llosa. Papel. Una telenovela muy divertida.
– Retorno al patrón oro, de Juan Manuel López Zafra. Digital. Un libro muy interesante
– Catedral, de Raymond Carver. Papel. Libro de relatos cortos. Pelín petardo.
– ¡Noticia bomba!, de Evelyn Waugh. Papel. Una novela muy divertida.
– Alex, de Pierre Lemaitre. Papel. Una novela trepidante.
– El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Papel. Un grandísimo libro.
– La gran degeneración, de Niall Ferguson. Digital. Un libro interesante.
– El libro de la señorita Buncle, de D. E. Stevenson.Digital. Una libro facilito que está bien.
– El hereje, de Miguel Delibes. Papel. Es Delibes y ya. Gran libro.
– ¿Hay derecho?, de Sanson Carrasco. Digital. Un libro que tiene interés, con zonas algo pesadas.
– Los recuerdos, de David Foenkinos. Papel. Una novela maravillosa.
– 22/11/63, de Stephen King. Digital. Una novela interesante, aunque un poco larga de más.
– Nos vemos alla arriba, de Pierre Lemaitre. Papel. Una buena novela.
– El tiempo mientras tanto, de Carmen Amoraga. Digital. Un libro triste, pero bonito.
– Lugares donde se calma el dolor, de César Antonio Molina. Digital. El 80% que me leí, un petardo.
– En la orilla, de Rafael Chirbes. Papel. Una novela magnífica.
– Salman Rushdie, de Joseph Anton (Salman Rushdie). Papel. El mejor libro que he leído este año.
– La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq. Digital. Una novela aburrida.
– Historia de las hormigas, de Pierre Huber. Digital. Un libro fascinante.
– Las abejas, de Mª Angeles Julivert. Digital. Un libro infantil.
– El sentido de un final, de Julian Barnes. Digital. Un libro soso, muy muy soso.
– Malala, mi historia, de Malala Yousafzai y Patricia McCormick. Papel. Un libro con interés.
– El regreso de Reginald Perrin, de David Nobbs. Papel. Una novela muy divertida.
– Correr, de Jean Echenoz. Digital. Una crónica que está bien.
– La larga marcha, de Rafael Chirbes. Una gran novela.
– Las tribus liberales, de María Blanco. Digital. Un libro muy interesante.
– El libro de los vicios, de Adam Soboczynski. Digital. Una imbecilidad de libro.
– 1290 almas, de Jim Thompson. Papel. Una novela policiaca que se deja leer.
– El hombre que fue Jueves, de G.K Chesterton. Papel. Una novela maravillosa.
Y… La fable des abeilles es un rollete que sólo tiene interés por lo que tiene de fábula. Así que mi consejo es que calmen su curiosidad informándose de otro modo que no sea acudiendo a la fuente.
Chin pun.
Felizzzzz año, Carmen!!!
Me apunto los dos de vargas llosa. Por lo que dices mejor el del celta no?
Chirbes se me está apoderando y haciendoseme bola total!!
Me ha gusttado esto de resuumir la lista de libros en una frase. Me lo apunto pa copiarte la idea.
Bss
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Tú copia lo que quieras. Yo también copio mucho, mira si no lo de escribir una reseña de cada libro.
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Este resumen es genial con el breve veredicto final…
Me apunto los recomendados!!
Un abrazo.
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Hombre, tanto como veredicto… Ni que yo fuera una jueza.
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Mujer, todos somos algo jueces y vamos juzgando, y no tiene porqué ser negativo. Otra cosa es que se haga caso de los veredictos. 🙂
NA: En tu caso, algo me fiaré, en algunos de los juzgados que ya había leído no se alejaba de mi opinión.
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Suscribo plenamente la frase «los libros no son abandonados, sino vencidos por otros libros que, en libre competencia, son más seductores.» ¿Por qué a mi no se me ocurren estas sentencias? Emoticono llorón y triste :*(
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Se te ocurrirán otras, digo yo (emoticono de sonrisa)
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A ti te va lo francés, Carmen. Esa novela que de J. Irving es una gran novela, yo no la veo como americanada, aunque al transcurrir la trama en USA es lógico que se cuelen elementos norteamericanos. Leer 48 libros al años me parece una proeza, la verdad. Me comprometo a pocas cosas y tengo pocos propósitos. El día a día es más que suficiente. Feliz 2015. Felices lecturas.
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Siento que se acaben tus crónicas, que eran francamente buenas. Gracias a tí por el Alto Aragón «Alex» está haciendo furor.
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Mo se van a acabar. Es solo que no me las impongo como una obligacion. Y aunque sean mas cortas o como ñas haces tu, agrupadas, seguire dando noticia. Gracias a ti.
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