Niall Ferguson se propone en este libro explicarnos por qué lo que conocemos como Occidente se encuentra en lo que Adam Smith consideraba un estado estacionario, es decir, el estado en el que un país se estanca o decrece. Y sigue a Smith en el arranque del libro cuando éste culpaba a las deficientes leyes y encontraba la buena receta en el libre comercio, en el estímulo a la pequeña empresa, en menor buracracia y capitalismo clientelar. Ferguson nos explica por qué nos encontramos frente a la gran degeneración de las instituciones.
Para ello, abre cuatro cajas negras, que deberían permanecer selladas, que son la democracia, el capitalismo, el imperio de la ley y la sociedad civil, y en las que existe un complejo entramado institucional que nos permite vivir en nuestra civilización y en las que está basado nuestro Estado del bienestar, y cómo todas éstas vienen degenerando por efecto del descuido, de la falta de liderazgo, de un manoseo elástico que nos conduce a la decadencia.
Ferguson nos explica con lucidez lo que ha ido mal en occidente desde los años 70 hasta ahora. El Estado extractivo y no inclusivo, que expulsa a tantos de la propiedad legal y los lleva a la economía sumergida; la mala regulación (reformas que por ejemplo pretenden actuar contra el blanqueo de capitales pero que incluyen entre sus miles de artículos cuestiones relativas a la igualdad de género, o al respeto por la biodiversidad), leyes que tratan de controlar riesgos hechas por tipos que no saben nada de riesgos; la irresponsabilidad frente a las finanzas públicas; la opacidad de las cuentas de los Estados; la inexistente lucha contra el déficit público, que no es más que el triunfo de la desigualdad intergeneracional (esta idea me encanta); el impacto del poder discrecional frente al respeto a la norma; la preferencia de la igualdad frente a la libertad.
No son solo los políticos. La sociedad civil participa en esta gran degeneración, debilitada frente a un poder central fuerte e invasivo y alienada y uniformizada en unas redes sociales que no fomentan el intercambio, sino que únicamente reúne a los iguales para… nada. Y que vive tan tranquila, y el que venga detrás, que arree.
No es optimista Ferguson, como no lo es nadie que mire hoy el mundo desde una óptica liberal, aunque lo haga con lucidez y de manera inteligible. Curiosamente, la degeneración del entramado institucional es lo que hace que se desmoronen las instituciones. Ferguson trata de entender y luego de explicar. Y lo explica bien.
El libro no es largo (208 páginas) y se lee con mucho interés. Su publicación, en 2013, permite que su mirada explique también la crisis actual, sus consecuencias de fondo y la crisis institucional que tenemos frente a nosotros. Un buen libro.