El síndrome postvacacional es como El Almendro, que vuelve a casa cada año. En el caso de los turrones, vienen por Navidad y en el caso de los turrados se presentan a primeros de septiembre, justo cuando las vacaciones se han terminado para la mayoría. La mayoría somos usted y yo, y si me apura soy yo sola. Cuestión de calidad, porque ¿a quién le interesa la minoría cuando se te han acabado las vacaciones?
La desconsideración con el prójimo es lo menos que te puede pasar con el Síndrome postvacacional. La supuesta enfermedad va desde una languidez melancólica que te impide querer o no querer, he ahí el dilema, hasta una subida de gemelos al encender el ordenador, pasando por muchos insomnios y casi ningún desvelo, porque se te acabaron las vacaciones y ya nada te importa. Ah, la vuelta de vacaciones, qué dura es.
Lo que también vuelve, junto con el síndrome post vacacional, es el experto de la radio que lo explica, el programa de televisión que lo trata y el articulista que lo comenta. O sea, que una de las características del síndrome postvacacional es que, de no existir, estaría ya inventado.
En realidad y si se paran a pensarlo detenidamente, el síndrome postvacacional es un artificio, un macguffin social. Es poco menos que mucha pereza y poco más que algo de calor, y lo uno te lo quita tu jefe en un par de minutillos y lo otro te lo curas cogiendo el agua de la nevera. El colmo de la ñoñería es llamarlo “síndrome” y sanitarizarlo -perdón por el barbarismo. O sea, tomarse en serio la palabra síndrome y creer que los bostezos matinales revelan indudables síntomas de depresión. Pero vamos a ver ¿Conocen ustedes a alguien que se haya curado de una depresión el viernes siguiente al lunes en el que le fue diagnosticada?
Y les he hablado del colmo de la ñoñería, que es impostada, pero luego está el colmo del autoengaño, que es real y resulta conmovedor. Hablo de los que vuelven un jueves para evitar pasar el lunes y que de todos modos pasarán el lunes, aunque sea el siguiente, porque los lunes siempre vuelven y porque, en el fondo, preferirán pasarlos aunque sólo sea para comprobar que siguen vivos y que conservan todavía su trabajo. Eso sí, cada año tienes que soportar sus explicaciones sobre el imaginario muletazo al calendario, mientras el síndrome postvacacional se apodera de ti hasta el punto de pensar que de verdad lo sufres y que tenía razón el experto de la radio.
En fin, vivimos en una sociedad con tendencias suicidas y que sólo sabe mirar vasos medio vacíos. Casi nadie repara en que uno vuelve de vacaciones con buen color, con la mente despejada, con el cuerpo cansado pero lleno de nueva energía y atesorando vivencias que se convertirán en extraordinarios recuerdos con el pasar de los años. Ya, ya sé que me he pasado con lo de atesorar vivencias, pero es que a mí el síndrome postvacacional me impregna de inquietudes líricas. Qué le voy a hacer, si casi no hay puentes de aquí a Navidad.
Volví el lunes y mañana es viernes. Lo dicho: un macguffin.
El síndrome es la excusa perfecta para hacerte la víctima en lugar de, como dices, alegrarte de las cosas buenas empezando por tener un trabajo al que volver que no es algo banal.
Me gustaMe gusta
Es la banalizacion del victimismo.
Me gustaMe gusta
Quę razón tienes. Es una ñoñerìa. Un beso.
Me gustaMe gusta
Una tonunada. Para vacunarse, no hay como tener niños pequeños. Deseando volver a trabajar, oigan; empecé ayer y me dan ganas de pedir que me abran el instituto el sábado y el domingo.
Feliz regreso.
Me gustaMe gusta
Jaja! Tienes razón. Igualmente!
Me gustaMe gusta
He vuelto contenta, relajada, descansada, con muy buen color después de pasar tres semanas haciendo sólo lo que me apetecía. ¿Preferiría seguir de vacaciones? Sí. ¿Voy a seguir sin estar de vacaciones independientemente de mi humor? También. ¿Ayuda saber que en unas semanas me vuelvo a ir unos días? Indudablemente.
Si este zen me dura hasta octubre será un milagro.
Me gustaMe gusta
Se hace raro verte con el avatar del gorro de invierno…
Me gustaMe gusta
Es que se me olvidó cambiarlo en wordpress, y total, como ya parece que refresca (emoticono de llorar de risa)
Me gustaMe gusta
Lo mejor para evitarlo: no coger vacaciones (cuando yo era pequeña, esto, ni existía)
Me gustaMe gusta
Un invento.
Me gustaMe gusta