Quizá se hayan cruzado con ello, o tal vez es algo que sólo me encuentro yo. Quería hablarles del recurso de poner símbolos para expresar el estado de una tarea, un proyecto, un resultado o una acción. Ya hablé en una ocasión sobre el «pensamiento ppt«, que consiste en no saber presentar una idea si no se tiene una presentación como soporte. En el mundo de 140 caracteres, los memorándum, las notas, los resúmenes, las exposiciones escritas, son una especie de antigualla en extinción. A veces, cuando te llega un papel bien estructurado y bien escrito (hace unos días me llegó uno), una nota explicativa con sus pronombres, sus sujetos, sus predicados, sus comas, sus puntos y aparte, sus títulos y su frase de resumen se te saltan las lágrimas de la emoción y te dan ganas de ir a buscar al autor para darle un abrazo, en agradecimiento a la cortesía de haberte explicado las cosas.
Lo de los símbolos es algo similar. En vez de poner una frase o comentario para describir el estado en el que se encuentra, se recurre a simbolitos no siempre muy bien comprendidos. Entre otras razones porque la leyenda suele estar tapada por la propia tabla de tareas. Yo los detesto, y huyo de ellos como de la peste. En particular, me horroriza la semiótica del solecito, o la nubecita blanca, o la nubecita negra, con o sin un poquito de lluvia, y en un atrevimiento sin parangón, con un rayo feroz que sale de la nube, en señal de que las cosas van rematadamente mal. Aparte de la vulgaridad, me parece infantil, poco serio y tremendamente hortera. Eso por no decir que no significa nada: un solecito que sale de una nube ¿es que vamos para buen tiempo o para malo? Ver una presentación con códigos de nubes y solecitos y empezar a desconfiar de las intenciones del ponente es todo uno.
Otra variedad son las pelotitas. Pelotitas verdes, naranjas y rojas, que en el ambiente en el que vivo significan respectivamente en curso, en alerta y en peligro grave. A veces se añade la pelotita negra, que es como la muerte. Se ven pocas negras: pones una pelotita negra en una tarea de tu proyecto y te preparas para traspasar el proyecto a otro según vas saliendo de la reunión. Por no mencionar lo que puede dar de sí la semiótica peloteril: recuerdo una empresa colaboradora que nos trajo una presentación del proyecto que hacía para nosotros en la que verde significaba sin empezar, naranja en curso, y roja terminado. Figúrense la que se armó. ¡Las sales, que alguien traiga las sales!
También está el tic y la cruz, que dentro de lo que cabe son símbolos escuetos, binarios y sin zarandajas. Están también los símbolos de más, menos e igual, que valen para comparativas, aunque a veces se combinan con colorines y con gradaciones, y ya es cuando pierden el tono austero y objetivo que pretenden. En alguna ocasión me he cruzado con simbolos de las manos, ya saben, pulgar hacia arriba y pulgar hacia abajo, y me temo que eso no sólo significa OK y KO, sino que estamos cerca, muy cerca, de empezar a ver los horrendos emoticonos invadir nuestro espacio de trabajo. Emoji al ataquerl, que gritaría Chiquito de la Calzada.
Detrás de toda esta parafernalia de semiótica imbécil hay varias desgracias. En primer lugar, el infantilismo que nos invade en todos los ámbitos de la vida. Pones un muñequito y te crees gracioso, piensas que el de enfrente se acordará de sus niños. Ah, los niños. También esa obsesión por tratar de hacer amable lo que no lo es, esa aversión al rigor y a la seriedad, que tendemos a confundir con la antipatía. Con todo, lo peor es la falta de imaginación, la pereza de pensamiento, la confusión entre la simpleza y la simplicidad.
Yo abogo por un mundo de frases expresivas, en los que califiquemos el estado de los proyectos como «va como un tiro«, o «va estupendo«, o «algún problemilla, pero nada que no tenga arreglo«, o «al borde del colapso y yo del infarto«, o «casi que os lo cuento al mes que viene» o «se terminó (y ni yo me lo creo)«. O alternativamente, un mundo de símbolos audaces, con tipos apuntándose la sien con una pistola, gatos fumándose un puro en una hamaca, avionetas que han salido de la órbita terrestre, dragones exhalando fuego, culos en pompa y relojes derretidos.
Pero en fin, he de conformarme con el tiempo, que todo lo cura. La vida.
Una integrante de un grupo de wasap , una de las integrantes nos comunicó a todas que le habían dado la baja por depresión acompañándose de 20 iconitos de la carita con el lagrimón.
Ese día perdió toda mi credibilidad
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Juer….
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Me salió el comentario como anónimo. (póngase aquí iconitos de la lagrimita)
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se pasan
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