Remar juntos

Qué bonito lo de remar juntos.

La imagen que se te viene a la cabeza de inmediato es deportiva. Bajo el cielo gris londinense, unos mozos bien configurados y mejor vestidos se montan en una trainera sobre el río Támesis para dirimir si ese año ganará Oxford o Cambridge. «Yo voy con Oxford» dice una, «yo voy con Cambridge», dice otra, mientras la emoción sube de tono cuando se da el pistoletazo de salida. Y de pronto, oh, la congoja. James, el lerdo, rema más despacio que los otros siete, mientras el timonel grita desesperado:

– ¡James! ¡James Withaker, escucha mi voz y sigue mi ritmo: uno, dos, uno, dos!

Pero James, que además de débil es más débil físicamente que los demás, no alcanza a llevar el ritmo de sus compañeros. Y la barca se va escorando, se va escorando, y ya no mantiene el rumbo certero que les conducirá a la victoria. Y los del equipo de la otra universidad les sacan un par de pulgadas, y luego un par de pies, luego un par de yardas, hasta que William Townsend, que rema detrás de James Withaker, le agarra por las axilas y, plaf, le tira por la borda.

Well done, dice el timonel, pero a ver qué hacemos ahora con uno menos.

Así que pierden de todos modos, con lo que se demuestra que hay decisiones radicales que no solucionan nada en la vida. En cuanto a James Withaker, la historia dice que se vio arrastrado por la corriente del rio y llegó al mar, y luego en el mar, nada que te nada, llegó a las costas de Boston y se alistó en las traineras de Harvard, en donde también logró que su barca perdiera, aunque por la razón contraria a la sucedida en Inglaterra: en el Atlántico había desarrollado su musculatura de tal forma que ahora era el remero más fuerte entre los ocho del equipo. Así es que, historia conocida, la barca escoraba y escoraba. Esta vez no le tiraron al agua, pero su aventura como remero terminó cuando, al llegar los segundos a la meta, Hugh Connelly, patrocinador de la regata y accionista de la Universidad, le hizo un contrato como Quarterback en el equipo de fútbol de Harvard.

Qué importante lo de remar juntos.

Hay otra imagen que se te viene a la cabeza, y es la de los condenados a galeras, atados al remo en situación de guerra para que no salieran corriendo a la primera embestida del barco enemigo. Esto se veía claramente en Ben Hur, no me lo estoy inventando yo, en todo caso se lo inventó William Wyler. Lo que pasa es que, tal y como se veía en la película, James Withaker no hubiera terminado en el agua, ni le hubieran quitado del remo por debilucho o por excesivamente fortachón. Porque en esas galeras iban un montón de remeros, así es que uno se puede escaquear de remar junto a los otros.

– ¡Boga de combate! ¡¡Boga de ataque!! ¡¡¡¡ BOGA DE ARIETE!!!!,

Y ya puede gritar el gordo calvo que lleva los bongos, y un remero (un antepasado de James Withaker, por ejemplo), puede fumarse un puro o no hacer fuerza, lo que viene a ser hacerse el longuis, que para eso están los otros remeros. Eso sí, algún latigazo se llevará. Pero ¿Qué es un latigazo comparado con que te tiren al agua en medio de una regata de lo más londinense?

La vida.

9 comentarios en “Remar juntos

    • ¿Más cursi? Sí, un timonel con escrúpulos.

      Lo de la barca fue lo primero que se me vino a la mente, para que veas. pero luego lo deseché. Si lo sé, lo pongo, y no me dirías que soy poco romántica, que todo es criticar, Inma.

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  1. Intentaré ser original con el comentario: ¡Qué bien escribes, joía!

    Para mí que James Withaker es del segundo equipo de Sevilla que, aunque no te lo creas, junto con el Sevilla también hacen una regata anual.

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  2. Pingback: Paseo en barca | El blog de Dolega

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