Mi hijo tendría entonces cinco o seis años, un mocoso. Habíamos salido de casa los dos, y nos disponíamos a coger el metro. Entonces me tiró de la manga y me preguntó:
– ¿Dónde vamos?
– A casa de la abuela, le contesté
– ¿Sólo nosotros?
– Sí, sólo nosotros. ¿Te parece que somos pocos?
– Sí.
– ¿Y si viniera papá?
– Ah, si viniera papá entonces seríamos muchos.
Diálogo ofrecido por P.P., tomando un café tranquilamente, mientras hablábamos de organización, liderazgo y gregarismo. Las conclusiones las dejo para cuando escriba un libro. Lo que ya no sé es el tema que deberé abordar en el libro…
El niño tenía razón. En el término medio está la virtud 🙂
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Es un poco como lo de van dos por la calle y se cae el del medio, no?
Agudo el muchacho, sin duda
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Sí, tres son multitud, por lo visto. Eso, o que la madre le parece una compañía que vamos, como nadie…
Gracias por vuestros comentarios 🙂
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Iba a decir que tres son multitud que es lo primero que se me ha venido a la cabeza pero te has adelantado. El libro escríbelo sobre liderazgo. Está claro que para el niño su padre era muy grande. O imponía mucho.
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No lo dudes: será sobre liderazgo. 🙂
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