– ¿La salida de la crisis, por favor?
– Sí, a ver. Siga de frente y la encontrará vd al salir del túnel.
– Ah, sí, ya veo. Debe de ser ahí, ¿no?, donde está esa lucecita.
– No, esa lucecita es la calva del Sr. Montoro, que está en una curva agachado con un candil, buscando no sé qué y enredando.
– Bueno, pero me puede servir de referencia, quizá.
– No lo creo, porque el señor Montoro ya viene de vuelta y además se ha dejado el mapa en el coche oficial. Vd hágame caso y siga por el túnel. Vaya despacito, no sea que se vaya a tropezar o escurrir, porque hay tramos muy oscuros, y el suelo está lleno de pegamento y de inmundicias que van dejado los administradores del túnel. Ah, y una cosa: cuando se cruce con Montoro, aproveche que él tiene un candil y acelere, no sea que le quite a vd. los zapatos o algo.
– Muy bien, pues le haré caso. ¿Y sabe si está muy lejos la salida del túnel?
– Pues no sabría decirle, porque por aquí no ha vuelto nadie a decirme nada. Yo diría que tiene para un rato largo, aunque también dependerá de lo rápido que pueda vd ir, o sea, de su propio estado de forma y del peso que lleve a cuestas. Un primo mío alemán me contó que según se va acercando a la salida, se respira mejor. Pero vamos, yo en realidad no lo sé, tampoco le quiero engañar.
– Ya, comprendo. Bueno pues muchas gracias. Fíjese lo que son las cosas, que yo me hubiera fiado de la luz…
– Huy, no se fíe vd de que va a ver una luz siempre a la salida de un túnel. Piense que puede ser de noche. Vd notará que ha salido del túnel por cómo respira, por la amplitud del horizonte, por la alegría de la gente y porque habrá menos pegamento en el suelo. No se fíe de la luz, hágame caso. Tenga vd además en cuenta que vamos para el invierno, y las noches son más largas. Y por otra parte, nada le garantiza que las farolas de la salida estén encendidas. A veces las apagan los dioses por si se confunde algún idiota y se queda parado en medio de la salida, estorbando…
Ah! ¿Quieres decir que nos están engañando? Tremenda decepción tengo ahora mismo, que me lo había creído…JA!
Me gustaMe gusta
No sé lo que quiero decir, tal vez no es eso. Es que cada uno debe buscar su propia salida. Y que por lo visto, Montorito ya la ha encontrado…
Me gustaMe gusta
Buen relato. Mi única duda, tras quedar claro que el del candil es tu ‘amigo’, es saber quién es el que da las instrucciones
Me gustaMe gusta
Cualquiera con dos dedos de frente.
Me gustaMe gusta
El caso es salir como sea. Un beso.
Me gustaMe gusta
No. Como sea no. «Como sea» es como tuvo Zapi crecimiento en 2010. Y éste no creas que le va a la zaga.
Me gustaMe gusta
Mortadelo ahora convertido en cándil!!.
Este se disfrazada de cualquier cosa para conseguir el engaño.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta
perdón, perdón!!, – Candil,
Cuando pienso en este señor, ya no se ni como escribo.
Me gustaMe gusta
Un cretino y un siervo. Bah.
Me gustaMe gusta
Que bueno, me ha encantado.
Cuanto sentido común y cordura.
Lo que tiene que hacer cuando se cruce con el del candil es darle con él en la cabeza.
Cada día está más parecido a Mr. Burns. Yo ya no puedo ni verlo en la tele.
Y que verdad lo de que se queden a la puerta estorbando.
Besazo
Me gustaMe gusta