Era un paisaje imponente. Un olor inolvidable a pino, a jara, a tomillo, a campo limpio, a campo sano, a campo libre. Venías de El Escorial por el puerto de la Paradilla, pelado y triste, y en el cañon del río Cofio todo cambiaba. Una curva daba paso a un bosque frondoso, y te internabas con el coche en uno de los pinares más grandes de Europa. Y abrías las ventanillas, daba igual que fuera invierno o verano, para respirar, para oler, para disfrutar.
No he sabido si le cazaron, y tampoco qué fue exactamente lo que pasó. El primer rumor apuntaba a un desalmado al que echaron de mala manera de las fiestas de Robledo, que gritó “os vais a acordar de mí”. Yo me acuerdo mayormente de su puta madre, pero para el caso es lo mismo. Llegaba el humo, lo veíamos desde la montaña de referencia, venía hacia aquí. Los bomberos y los voluntarios se dejaron la piel, pero aquello era demasiado gordo como para que no devastara monte y casas. Nos íbamos a acordar de él. Ya lo creo que nos acordamos.
Cuando ahora llegas al puente del Rio Cofio, te espera un monte pelado, desbrozado de los restos de pinos quemados y de la naturaleza calcinada. Tierra removida, ahora desde la carretera se descubre lo que había al otro lado de los pinos, malditas vistas de pueblos que siempre estuvieron ahí, escondidos detrás del bosque, disimulados por aquella carretera de ensueño.
Cada año le toca a alguien. Perturbados que no encuentran manicomio ni ley que los retire de la circulación para que no dañen más. Imprudentes que no encuentran explicación a la catástrofe, porque toda la vida llevan quemando rastrojos o haciendo estúpidas barbacoas. No se cuidan los bosques en invierno ni se sienta la mano contra aquel que lo destroza en verano. No tenemos perdón.
Lo recuerdo, yo acababa de empezar a trabajar en mi actual empresa y una compañera lo decía, que iba en un coche blanco, que el incendio estaba muy cerca de las casas. Espero que lo cazaran, igual que espero que cacen al de este año. Son peores que las alimañas.
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Mira, yo creo que no le cogieron, aunque no lo puedo decir con seguridad. Y si lo hicieron ¿qué le pasaría? Probablemente nada.
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Es terrible. Ayer cuando salimos mi marido y yo a nuestro paseo de la tarde, vimos que venía una enorme nube negra de detrás La Cruz verde hacia acá. Terrible.
Lo peor es que no le pasará nada al desalmado, así que el año que viene abrá otro ó el mismo haciendo salvajadas.
Besazo
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Hace unos años ya ardió Cebreros. Esta vez lo han cogido a tiempo y es menor destrozo, pero un día de viento y acaba con todo. Un asco.
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Es cierto, cada año lo mismo, cada año la misma historia en un rincón u otro de nuestra geografía. Este año nos ha tocado la lotería del fuego y ha vuelto a arder un trozo de isla que ya ardió hace 20 años, que estaba ya casi regenerado y que en su día compró un grupo ecologista con aportes de ciudadanos para evitar su urbanización. Si es que no aprendemos.
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Pues dentro de 20 años llegará otro degenerado. Porque así llevamos…
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Qué pena. Un beso.
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Es tristísimo y es que creo que igual que al maquinista del tren le acusarán de no sé cuantos homicidios involuntarios, algo así tendría que pasar con los pirómanos porque es la muerte de pueblos y pueblos, de su medio de subsistencia, de su patrimonio.
Hay algo en la ley, pero no solo en esta, que está mal. Y no sé por qué no se hacen las cosas bien, la verdad. Yo intento hacer las cosas bien cada día.
Por cierto, wordpress está fallando más que una escopeta de feria a la hora de comentar, una de cada dos veces me da error en los comentarios…
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No es solo el valor del paisaje y el ecológico, como dices. Es que los pueblos se mueren. No nos tomamos las cosas demasiado en serio cuando se tiene que prevenir, no.
WordPress está muy tonto últimamente, sí.
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Es un problema difícil de atajar y año tras año lo mismo. 😦
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Año tras año…
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Curra y Wilma lo notarán mucho en sus paseos, a nosotras el año pasado también nos quemaron uno e los montes, hacia el sur nuestro, de los que íbamos… Fue horrible.
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Lo recuerdo. A nosotros el quemado nos pilla a nos cuantos kilómetros, pero me aterra que haya n nuevo incendio aquí al lado.
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besoss!!
Emilia
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