Ayer yo visité la cárcel de Sing Sing y en una de sus celdas solitarias un hombre se encontraba arrodillado al Redentor: Piedad, piedad de mí, mi Gran Señor. Mas cuando me miró, a mí se abalanzó y con voz temblorosa y entrecortada:
– Escucha triste hermano esta horrible confesión, aquí yo condenado a muerte estoy. Yo tuve que matar a un ser que quise amar, y aunque aún estando muerta yo la quiero, al verla con su amante a los dos los maté: ¡por culpa de ese infame moriré! Minutos nada más me quedan ya pa’ respirar, la silla lista está, la cámara también. A mi pobre viejita, que desesperada está, entréguele este recuerdo de mí.
Y entonces, José Feliciano, que una de dos, o fue quien entró en la celda solitaria o alguien se lo contó de muy primera mano, fabricó esta canción para llevarle un recuerdo a la madre del condenado.
Y a mí me da muchísima penina, la pobre viejita, pero reconozcan que lo que es verdaderamente retop es eso de ¡Por culpa de ese infame moriré!
¡Dios! hacía años que no escuchaba esa canción y ya tenía olvidada la cara de José Feliciano. 😀
Besazo
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A mí me la han recordado en el trabajo. Era una variante del tipo ¡por culpa de ese infame m regañarán!
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Qué grande José Feliciano! Me ha recordado a esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=Cjaa-OhDm8Q
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Sí, ya sé que te gusta mucho Feliciano. Sí, la de Joan Baez habla de lo mismo, aunque la historia está más completa. En la de la cárcel de SinG Sing es que no necesita más que una par de frases para contar la historia. Eso tiene mucho mérito!
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