Este fin de semana he terminado de leer este libro, Verano, de John Coetzee. Se trata de una autobiografía del autor, aunque no cubre toda su vida sino solo una parte, la del principio de su treintena, cuando él vuelve a Sudáfrica a trabajar como profesor después de haber salido de allí para vivir en Londres y en los EEUU. Su infancia y su juventud están cubiertas en otros dos libros suyos con, precisamente, esos títulos, supongo que para que nadie se pierda.
El libro me ha gustado por muchas razones, pero sobre todo por cómo elige el autor contarnos esa parte de su vida. Coetzee se imagina a sí mismo ya muerto y enterrado cuando un biógrafo imaginario, el señor Vincent, decide escribir un libro sobre el Coetzee de aquella época. Y el periodista elige entrevistar a cinco personas acerca de su relación con Coetzee y sobre Coetzee mismo.
A mí me gusta mucho cuando los escritores hacen estas cosas tan raras. Porque al final, el escritor habla de sí mismo pero desde el punto de vista de otro, cuyo punto de vista al mismo tiempo lo aporta él. Es un extraño círculo, un juego de espejos muy elegante, en donde el lector tiene que estar atento para mirar a varios sitios a la vez. Veamos lo que Coetzee imagina que dice una de las mujeres:
– Mire, señor Vincent, para usted John Coetzee es un gran escritor y un héroe, eso lo acepto, ¿por qué si no estaría aquí, por qué si no escribiría este libro? Para mí en cambio, y perdóneme que diga esto, pero está muerto, por lo que no puedo herir sus sentimientos, para mí no es nada. No es nada y no fue nada, tan solo irritación, algo embarazoso. No era nada y sus palabras no eran nada. Comprendo que se enfade porque hago que parezca un necio. Sin embargo, para mí era realmente un necio.
En cuanto a sus cartas, escribirle cartas a una mujer no demuestra que la ames. Ese hombre no estaba enamorado de mí, sino de alguna idea que se había formado de mí, alguna fantasía de una amante latina que había concebido en su mente. Ojalá, en vez de mí, se hubiera enamorado de otra escritora, otra fantaseadora. Entonces los dos habrían sido felices, haciendo el amor todo el día a la idea que cada uno tenía del otro.
Cree usted que soy cruel cuando hablo así, pero no lo soy, tan sólo soy una persona práctica…»
Y las cinco personas que nos hablan de él lo hacen a su manera: se sientan delante del periodista y hablan, hablan a veces sin control del impacto de sus propias palabras, y de paso nos cuentan su propia peripecia, como dice uno de ellos «un relato sin parte central», porque Coetzee sólo pasaba por allí. Y así aparece el Coetzee amante, el Coetzee en el entorno familiar y en su tierra, el Coetzee profesor y ser social (aunque incomprendido), y el Coetzee más intelectual y político, aunque siempre queda dibujado como alguien reservado, con poca capacidad de seducción, que vive en su mundo y que se relaciona poco, con un cierto desapego por los demás, descuidado y muy raruno. Solo uno de los personajes, el único hombre, centra el relato y explica en apariencia lo que el autor quiere contar y, sobre todo, lo que no está dispuesto a contar.
Como si fuera una guarnición, el libro va acompañado de pequeñas relatos al principio y al final del libro que Coetzee aparentemente escribió en aquella época, principios de historias, de ensayos, de libros, de la época en la que el autor todavía no había publicado su primer libro y cuando, desde luego, no era el escrito consagrado que es hoy. Y con un tono muy diferente al que luego tienen las entrevistas, en las que el autor consigue sacar, en más de una ocasión, más de una sonrisa.
Para los sibaritas, tengo que decir que el libro está realmente mal editado, tiene erratas, faltas de ortografía, y algunos descuidos muy molestos. La editorial, Mondadori, se ve que estaba recortando gastos y no ha querido cuidar, ni siquiera, a todo un premio Nobel. A pesar de ello, un libro muy recomendable y del que me podrían salir cuatro o cinco reseñas. Se lo dejo en una, no por descuido o por ahorrar en gastos como la editorial, sino por no entretenerles más con estas cosas.
La verdad es que no me disgustó pero tampoco me entusiasmo. No sé demasiado frio.
HIce una reseña no sé si la leiste post sobre verano de coetze
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Estimados lectores: si quieren leer una reseña en condiciones, lean la de este comentarista gafotas de aquí arriba. Lo tienen facilísimo porque ha dejado el enlace. Y yo se lo recomiendo vivamente (que sigan el enlace).
En cuanto al libro, hagan lo que les dé la gana, que seguramente es lo que harán.
(Gracias de verdad, ECDLC, muy oportuno!! 🙂 )
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Pues me lo apunto, aunque empecé a leer un libro suyo y lo dejé enseguida.
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Ya te aviso con la edición. Pero a mí me ha gustado.
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