Realmente, está el distrés y el eustrés, como saben vds. O como tal vez no sepan, que en esta vida no hay que dar nada por sabido. Y luego está la procrastinación, que yo durante un tiempo he confundido con la emasculación sin, naturalmente, entender nada de lo que me estaban contando, lo que me sitúa a la altura de ese profesor que ha confundido el crepúsculo con el escrúpulo y que se ve que tampoco entendió bien el examen que le estaban haciendo.
Este arranque incomprensible del post me devuelve a lo que yo recuerdo como mis mejores épocas de Un mundo para Curra, en las que me sentaba frente ordenador entre dispersa y sorprendida, sin saber muy bien de qué iba a hablar y con el único objetivo de dejar que mi cabeza se vaciara sin tener que perder la consciencia. Ese es mi descanso, cuando la cabeza se alivia de todo el ruido que se va acumulando en la jornada y suelta el torrente de ideas que va dejando sin ordenar. Un poco como una presa que desembalsa, pero sin estruendo. Y sin humedad, claro. El otro camino para que las ideas reposen y se vayan colocando en su sitio, y se jerarquicen, y se desechen, y se escondan en un recoveco para después contribuir como una tesela más en el mosaico del pensamiento, es el sueño, aunque para aprovecharlo haya que perder la consciencia, algo que siempre me ha parecido una especie de peaje ineficiente de la imaginación. Aparte de que dormir para dejar descansar al cerebro es un camino que utiliza todo el mundo, incluso aquellos que no presentan ningún motivo para el cansancio, lo cual, además de no tener mérito, demuestra que dormir mucho y ser un genio no tienen ninguna correlación.
¿Por dónde iba? No sé. No sé de qué quería hablarles hoy. De que tengo mucho trabajo no, porque mi racional me dice que al final es todo una cuestión de organización, de anticipación y de orden, y mi experiencia sabe que hay que dejar que el barullo repose, que hay que esperar a que todos los caminos abiertos empiecen a resultarnos familiares para que no perdamos el tiempo consultando un mapa y que la costumbre, hasta que toma holgura, es un reposo en el que poder afianzar la valentía.
Oigan, qué bonito esto que acabo de escribir ¿no? Será que he dormido bien. A ver si mañana me animo y les hablo de algo que haya apuntado en mi moleskine de colores. Y resuelvo, de paso, su utilidad.
Jajajá, lo de confundir la procrastinación con la emasculación y no saber de qué me están hablando es divertidísimo!
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Supongo que me hacía un lío con la castración, el caso es que siempre entendía todo en un sentido muy figurado, pero al final… al final no entendía nada.
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Si yo fuera capaz de escribir algo así, te aseguro que sería por no haber dormido en varios días, no por haber dormido (una siesta) bien
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Si no duermes en varios días no sale bien casi nada. Bueno, ni bien ni mal, no sale nada.
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¡Lo has clavaó!, que distinto es cuando se empieza y te pones a soltar sin mas, totalmente por libre que cuando llevas ya tiempo.
Por eso llevo ya tiempo en que, tras estar posteando al menos una vez al día, desaparezco de repente por varios días y es que ni enciendo el PC.
Por alguna razón parece como si de repente te encontraras empachado y se te quitan todas las ganas y una de las razones que encuentras es que «a ver que leches voy a decir», cuando al principio no te planteabas absolutamente nada, encendías el trasto y soltabas lo que te daba la gana sin mas.
Conclusión no llego a ninguna pero eso si, es curioso.
Salud.
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No, conclusión yo tampoco llego a ninguna 🙂
Más que a ver qué voy a decir, es que empiezas a competir contigo mismo, y el objetivo por el que abriste el blog, que era desparramar, se va perdiendo. Se pierde frescura, en los dos sentidos.
Y lo malo es que habrá quien te siga por lo que has empezado a hacer después, y piensan quizá que te has vuelto tarumba. Sólo los que están desde el principio acaban por encontrarse con el original.
Y ya, ya me he fijado que la regularidad y tú estáis reñidos. A mí me pasa algo parecido, no creas.
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Chapeau, o como se dice en castizo, lo has bordao.
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Gracias, gracias!
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Este penúltimo párrafo ha sido como una melodiosa improvisación de jazz. Y me gustaría retomarla, aún no sé ni en qué ni para qué… Un poco como tu moleskine de colores 🙂 smooth!!
Gracias
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Sírvete, que estás en tu casa 😉
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