El odio está a la orden del día. Odio esto, odio lo otro, decimos por pereza cuando realmente lo que queremos decir es que esto nos molesta o lo otro no nos gusta. O que no lo soportamos, que también puede ser. El caso es que se lee muy a menudo esto del odio, y se oye también. Y así llevo yo unos días pensando en escribir este post sobre el odio.
Verán, es que cuando yo pienso en el odio, me imagino a alguien con cara de malvadísimo, los ojos achinados de furor, los dientes apretados y rechinando, y mucha maldad en el alma. Pero si estoy en un probador y oigo que en el contiguo una chica le dice a otra «odio que se me marquen las bragas«, pues me da por pensar que si se tratara realmente de odio, entonces lo que desearía es quedarse sin culo, porque el odio sólo tiene sentido si no dispones de tiempo para renovar tu estilo de lencería o, en su defecto, pedir una talla superior de pantalón. Lo que quiero decir es que odiar que se te marquen las bragas es una idiotez, porque tiene muchos y muy elementales remedios, que van desde ir sin bragas hasta ir sin pantalón, pasando por otras soluciones menos extremas aunque más imaginativas.
Y si han llegado hasta aquí sin odiarse a sí mismos por perder el tiempo, entonces me quedo mucho más tranquila: tampoco me odiarán a mí por hacérselo perder.
Si hablamos en serio, odiar es una pérdida de tiempo y de energía. Hay cantidad de cosas y gente bonita a la que dedicar ese tiempo y esa energía.
Si hablamos menos en serio, creo que voy a tener que hacer un post de todas las cosas que odio.
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S hablamos en serio, estoy de acuerdo. Y si hablamos menos en serio, también, también.
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No entiendo de odios en mi vida…..no me llevarían a ninguna parte ¿verdad? Un beso
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No.
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El abuso del verbo odiar, y me voy a quedar en la banalidad porque no tengo el día para más cosas serias que las imprescindibles, se debe a que la mayoría de la gente no sabe ni lo que significan las palabras. En el caso que cuentas, el del probador, la explicación es mucho más sencilla y ya la sentenció el Eclesiastés: stultorum infinitus est numerus.
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Bueno, realmente lo del probador me lo he inventado, pero podría darse. Hay muchas palabras así, que se usan a diestro y siniestro. Y en este caso, yo creo que es una palabra grave. Pero bueno, yo tampoco tengo mis días para muchas cosas serias.
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Yo les digo a mis hijos: no se dice es feo, se dice no me gusta. Con el odio pasa lo mismo. Se utiliza un lenguaje muy exagerado para todo. Un beso.
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Gracias por comentar.
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Yo odio, cordialmente, a los gatitos de la calle….
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A los gatitos, sean de la calle o no, no hay que odiarlos. Ni siquiera cordialmente. En este blog está prohibido, doña Babu. Los gatitos son nuestros amigos 😉
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Yo me voy a poner profunda profundísima, vengo además de otro post en otro blog donde se odia de verdad y con motivos.
Soy la primera que utilizo mal esa palabra, se trivializa, cuando el odio es un sentimiento muy jodido.
Lo he sentido dos veces en mi vida por dos personas muy concretas, y lo peor que tiene es que a quien desgasta y destroza es a quien lo siente, no al receptor de dicho odio.
Un sentimiento a borrar sin duda alguna, de nuestro vocabulario y de nuestra vida, y que conste que no odiar no significa perdonar, eso es otra cosa.
Besitos Carmen
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El odio desgasta mucho y hay que tener cuidado con él. La verdad es que no sé quien sale perdiendo con el odio, pero me da que el odiador pierde más que el odiado.
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joder ¿que está pasando con word press? un comentario larguisimo y no sale, segundo blog donde me pasa.
Odio que se borren los comentarios!!!!
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Me he sentido retratado (y eso que a mi no se me marcan las bragas), pero has conseguido que no me sienta odiado.
Qué razón tienes!
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¿No se te marcan las bragas? Pues será porque no te las pones, mira tú.
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Pingback: Bitacoras.com
¿Hola?
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Te habías ido al spam, querida.
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