Compresas vintage

Reconozco que este asunto me ha pasado desapercibido hasta ayer. Vi pasar un tuit la semana pasada pero pensé que era una de tantas chorradas que circulan en la red, a las que más vale no hacer mucho caso. Pero no, es cierto: un grupo político en Cataluña se ha atrevido a decirnos a las mujeres que dejemos las compresas y que volvamos a los pañitos de tela que usaban nuestras abuelas. Proponen también las esponjas marinas en sustitución de los tampones y también, claro, la copa menstrual, lo que me hace pensar que, además de un grupo político, es un grupo de psicópatas.

La razón que dan es la ecología. Nos dicen que las compresas y tampones son anti ecológicos. Supongo que no lo serán mucho más que los envoltorios de las patatas fritas, el papel en el que envuelven el pescado, los neumáticos de los coches o, de forma mucho más aproximada, los pañales para bebés. Y sin embargo, parece ser que -y de esto no me había dado yo cuenta- las mujeres ensuciamos el planeta más que los hombres, con esa dichosa menstruación que es, sin duda, un arma de destrucción de los bosques del Brasil.

Qué moderno, oigan. Y qué romántico. Yo supongo que habrán desaparecido en la mayoría de las casas, pero sería realmente maravilloso poder usar de nuevo los pañitos de las abuelas. ¿No rebuscamos por los armarios para encontrar ese chal antiguo o ese sombrero vintage? ¿No nos encanta abrir esos cofres y encontrar esos pendientes de los años 40, o ese pañuelo de los 50? Pues oigan, nada comparable con colocarse en los bajos uno de esos pañitos tan suaves para evitar que se manche la falda. Compresas vintage para todas, no se hable más.

– Huy, qué culo más respingón te hacen esos pantalones.

– Ya, hija, es que llevo puesto un pañito de mi abuela.

En fin, tampoco hay que recurrir a las abuelas para que nos expliquen lo que opinan de la iniciativa, basta con preguntarle a muchas madres. La mía sin ir más lejos, con casi 80 años, recuerda perfectamente los pañitos. Y los cinturoncillos con botones para sujetarlos. Así que me dice, a la hora de escribir este post, que es conveniente que el servicio de salud que va a explicar a las adolescentes que se pongan un paño de tela, explique también la necesidad de ponerse bragones de cuello alto porque, con una braga tanga, lo del pañito es inviable.

Al hilo de esto, me dice mi madre que también recuerda la vida sin lavadora. Y sin lavavajillas. Y sin plancha de vapor. Y sin cocina de gas. Lo bueno de volver a los tiempos sanos y ecológicos es que las mujeres curraban poco fuera de casa, y aunque dentro trabajaban como mulas, tenían la ventaja de no tener que acarrear  el paño de tela sucio en el metro a la vuelta de la oficina.

Yo supongo que lo siguiente será una moción en contra del papel higiénico. Oigan, teniendo dos manos y un grifo cerca, ¿ de verdad creen que es imprescindible someter al planeta a esa presión de desechos a la que nos impele la civilización capitalista del siglo XXI?  ¡Qué falta de progresismo!

 

 

5 pensamientos en “Compresas vintage

  1. Es que somos tan guays que nos pasamos. Lo de los pañales de los niños no te creas, hace años que han vuelto. Y digo yo que ¿no será peor la cantidad de agua y jabón que hay que utilizar para lavar paños y pañales?¿Y nadie se preocupa por la posible extinción de las esponjas de mar si ahora a la mitad de la población mundial le da por ponérselas en sus partes?
    Será que no hay problemas que solucionar…
    Un saludo

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  2. Ésto es lo que Darwin no se atrevió a publicar en su último libro «Teoría de la involución o la lucha por la supervivencia de las especies políticas». La censura habría sido más demoledora aún que con el otro.

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