El fútbol es un deporte de masas, y eso es algo que deja en mejor lugar a las masas que al propio fútbol, así que háganse una idea de lo malo que es esto que digo. Porque todos sabemos lo que son las masas, ese conjunto de individuos pertenecientes a un bando, despojados de personalidad, a quienes se lleva y se trae a golpe de emociones y a quienes se engaña con relativa facilidad.
Decir las masas es aproximadamente lo mismo que decir la chusma o el populacho. Hoy la masa te condena y mañana te aplaude, sin que medie ningún criterio racional ni explicación alguna: sólo son emociones y griterío, amores y odios. Las masas podrían aprovechar el fútbol para culturizarse con lo que el fútbol tiene de estética, de plástica e incluso de retórica, pero tengo para mí que el resultado es más bien al contrario, no tanto por culpa del fútbol, ese bonito deporte, como por culpa de las masas, esa anormalidad social.
Pensarán ustedes que no se puede caer más bajo, pero sí se puede: basta con escarbar. Así es que el fútbol ha escarbado y se ha ido a juntar con lo que hoy en España se sitúa en un nivel todavía más pedestre, irracional, hooligan y mastuerzo que el fútbol: la política. Sí, futbol y política se han unido. No sabría yo decir quién ha pedido relaciones y quién se ha dejado cortejar, pero puesto que de manipular a las masas se trata, y estamos en España, tengo para mí que es una iniciativa de la política. Y esto no es una buena noticia, porque la política lo ensucia todo, lo enmierda todo, y solo sirve para engorilar más a las masas. Como si las masas necesitaran muchos argumentos para engorilarse más de lo que ya están.
Si decimos que «hoy la masa te condena y mañana te aplaude, sin que medie ningún criterio racional ni explicación alguna: sólo son emociones y griterío, amores y odios» y hablamos de fútbol, sólo nos referimos a algo trivial y sin trascendencia. Finalmente, es un espectáculo. La política debería ser otra cosa, debería ser lo contrario (ya saben, el arte de lo posible), y sin embargo es al revés. Y en estas estamos, con una liga que empieza, una clasificación a la Eurocopa para cerrar, y un otoño llenito de elecciones.
Que el Quijote nos ampare.
Cuando el individuo se vuelve masa, se pierde toda lógica. Un beso.
Me gustaMe gusta