Resulta que el Barcelona y el Athletic de Bilbao han llegado a la final de la Copa del Rey otra vez, lo cual está muy bien. Y ahora tienen que jugarla, claro. Entonces ambos equipos, a coro, piden que esa final se juegue en el Santiago Bernabéu. ¡Otra vez! Ya la liaron hace tres años con este mismo tema, y ya tuvimos que leer un montón de sandeces a cuenta de esta historia.
Exponen dos razones discutibles: es un estadio grande y está equidistante de las dos ciudades. Bueno, vale, aunque el Camp Nou es mayor que el Bernabéu, y sobre la distancia… hombre, si se van a París y a Londres, y algunos hasta Lisboa, no me digan que los kilómetros van a parar a unas aficiones de raza como éstas (y no se me alteren ni empiecen con los tiquismiquis con esto de la raza, que es una expresión sin mayor recorrido. ¡Que los madridistas también somos aficionados de raza, oigan! De raza blanca, eso sí).
A lo que voy. Desde el punto de vista del aficionado, de los sentimientos, no entiendo la petición. Yo soy madridista y no me gustaría en absoluto jugar una final en el Camp Nou. Ni aunque me garantizaran ganarla. Es un estadio que no me apetece nada pisar (aunque en secreto, entre tú y yo, amigo filipino, te diré que sí me gustaría conocerlo). En cuanto a San Mamés, ni me va ni me viene, ni fu ni fa, a mí plin. Así es que tenemos a dos aficiones que detestan profundamente al Real Madrid queriendo venir a su estadio a honrarlo con una final… Yo no sé a ustedes, pero a mí esto me supone un gran misterio misterioso.
Yo creo que todos sabemos a qué quieren venir ésos que tanto gritan y que exigen venir al Bernabéu. Exigen, sí, porque un nacionalista siempre viene de vuelta de algún agravio. Y como ya lo sabemos todos, habrá que parafrasear lo que decía Ignacio Camacho el otro día: el rey puede tener la obligación de aguantar que le piten a él, al himno y a la bandera, pero el Real Madrid no tiene en absoluto la obligación de poner el marco. Hala, ya saben dónde encontrarme.
Tiene su gracia que este nacionalismo tan plasta sólo se dé cuenta de que es español y que vive en un reino cuando llega a la final de la Copa del Rey, no cuando juega las eliminatorias. Y también es muy curioso querer deshonrar una competición justo en el momento en que se tiene la oportunidad de ganarla. Pero en fin, de este desparrame idiotizado que es el nacionalismo se puede esperar verdaderamente cualquier incoherencia. Y cualquier payasada.
Yo creo que estos mamarrachos del pito y la boina aceptarían el Calderón como segunda opción, como hace 3 años: es el Madrit de los maketos, algo es algo cuando el objetivo es insultar. Y ya en la capital, siempre pueden ir a mearse a Cibeles borrachos como cubas a la vuelta del partido. Porque a la ida no lo harán: si pasan por ahí (y procurarán pasar) se detendrán a mirar la estatua con la Puerta de Alcalá al fondo. Y le pedirán a algún viandante que les haga una foto de grupo, el encuadre clásico, por favor, que salga el Palacio. Y el madrileño les hará la foto que le piden, por supuesto. Y con seguridad no les preguntará de dónde vienen. Ni tampoco para qué.
Objetivamente el Bernabéu es mucho más molón que el Nou Camp. Yo preferiría jugar en él siempre. Lo de pitar el himno es una gran catetada.
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Pero el una final del Atleti no creo que se jugará en el Bernabéu, si no es con el Madrid, porque sería una ventaja, me parece a mi.
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Es que no entiendo que los «nacionalistas periféricos» se pongan tan contentos por jugar (y ganar) la Copa del Rey si no consideran que ése es su rey y probablemente además sean republicanos. Ya son ganas de fustigarse. Digo yo que si, por decir un país vecino, Marruecos nos invadiera, oprimiera y expoliara, no me haría ni pizca de gracia que mi Racing jugara la Copa Alauí. Yo creo que lo mejor es crear ya de una vez la Copa del Lehendakari y la Copa del President y nos dejamos de polémicas y de pitidos.
Un saludo
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Ojo, aclaro dos cosas porque he leído mi comentario y se puede malinterpretar:
– cuando nombro Marruecos como invasor lo hago por ser la única monarquía limítrofe con España (bueno, Andorra es principado, podría valer, y Gibraltar ni se sabe lo que es). A ver si alguno se lo va a tomar a mal.
– cuando digo «nos invadiera, oprimiera y expoliara» no quiero decir que crea que España haya invadido, oprimido ni expoliado a ciertas regiones de la periferia donde el nacionalismo centrífugo es especialmente fuerte; sino que eso es lo que sus políticos dicen.
Un saludo
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Yo te había entendido bien, pero haces bien en aclararlo, que siempre puede haber quien le busque tres pies al gato.
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