Sí es verdad que está el bloguerío algo de capa caída. Yo la primera, que este año he escrito casi menos que el primero, y eso que empecé el blog un mes de abril. Hay blogs con telarañas, y otros que se notan forzados, y tú ves el pobre blog como ese pescado que ha saltado del agua y todavía colea, pero le va faltando el aire, y le va faltando el aire, y le falta el aire.
Naturalmente, hay excepciones. Gloriosas, pero excepciones.
Hay quien dice que la culpa es de Twitter. Yo no lo creo. El año que más actividad tuve en Twitter fue también el año que más escribí. Y viceversa: este año apenas piso Twitter (tengo que contar por qué me aburre algún día). Me parece a mí que lo de los blogs es cansancio, un entusiasmo que se va perdiendo. Del mismo modo que se pierde frescura y se gana técnica, yo creo que la aventura del blog, como aventura, es difícil de mantener. Y al final, aunque blogs hay muchos, nos movemos en círculos pequeños. Y quien más y quien menos ya lleva sus buenos cuatro o cinco años, y eso se nota. Esa es mi teoría, aunque si usted tiene otra, estaré encantada de leerla.
En mi caso, les doy algunos números. El primer año, en 2010, escribí 98 entradas y eso que empecé en abril. Luego, los siguientes años, ya completos, estuve en 190, 213 y 186 en 2013. Este año llevo escritas 149 entradas y no creo que llegue a 160. Los números decaen, decaen.
Molinos contaba hace unos días lo maravilloso que es tener un blog, y la de cosas que le ha dado (igual no fue hace unos días, sino hace unos meses, porque no lo he encontrado para enlazarlo, lo siento) (o igual es que no era Molinos, lo siento más todavía, porque les estoy confundiendo), decía que lo maravilloso que es tener un blog y sí, yo estoy de acuerdo en que es verdad, te da más cosas que te quita. Realmente no te quita nada. Aunque sólo sea por la correspondencia y por las cuatro o cinco personas que conoces, ya lo vale. Pero son más cosas. Es simplemente llegar a casa y descargar la cabeza. Pero tiene que venir el post. Forzarlo es una tortura.
¿Ven? Ahí hay un post. La tortura de escribir un post cuando no viene solo, es un gran tema. Me estoy dispersando por momentos.
A veces te sientas a escribir y tienes la sensación de que ya has contado esto o aquello. Otras veces, la hoja en blanco acaba contigo. Ya no es aquello de ir rumiando la entrada a lo largo del día. Ahora, si se te pasa por la cabeza la frase mágica («aquí hay un post»), luego no lo desarrollas, o te da pereza, o llegas a la conclusión de que, tal vez, ahí no había un post. Y es que no es sólo tener la idea. Hay que poner orden, pensar un poco. Lo que yo llamo cocinar el post. Porque realmente el post se cocina en la cabeza. Escribirlo es solo emplatar. Esto es muy de actualidad, Masterchef y eso.
Aquí había un post. Aunque me he dispersado. Eso, o que la cocina nunca ha sido mi fuerte.
Comprendo lo que dices. Fíjate yo que llevo diez años. Lo que pasa es que yo necesito escribir y busco cualquier excusa. Un beso.
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Lo de llevar muchos años con el mismo blog influye, claro, pero a mi me parece que lo que más influye es el ambiente general. Como se nota que los lectores cada vez leen menos, comentan menos… da más pereza escribir, porque da la sensación de que no lo va a leer nadie. Por eso aguanta solo al que le gusta mucho mucho mucho escribir, yo creo
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Pues puede ser tambien. Y en ese caso es como la pescadilla que ae muerde la cola. Un cieculo nada virtuoso.
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A mí me pasa lo mismo. Es imposible mantener la garra y el entusiasmo tanto tiempo.
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Muy difícil, sí. Muy difícil. Pero no imposible.
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Yo creo que es difícil mantener el ritmo, mantener a seguidores y mantener la ilusión. Es un poco todo. Y luego la vida, que siempre se complica.
Me ha entrado curiosidad por el número de entradas, teniendo en cuenta mi primer blog (2007-2012) y el segundo y actual (2012-…) y resula que soy más productiva en esta segunda etapa y más en 2013, que en 2014. En mi anterior etapa, mi mejor año fue con diferencia 2008, pero eso es por los cuatro meses que viví en Creta, que me daba a veces para más de un post diario. Toda una aventura aquella.
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Es difícil mantener la disciplina de escribir, sí. Y cada día hay más blogueros que abandonan el blog y dejan de comentar, creo que incluso porque no están logueados (que palabra más fea) en las plataformas y les da pereza. o nos da pereza. Pero sí se lee más o, al menos, yo sí sé que me leen más. Menos seguidores, menos comentarios, más lectores.
No sé, me has hecho pensar, es curioso.
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