Como esta noche estaré por París, se me ocurre poner este clip de François Hardy, de una canción que me encanta. Aparece Françoise en un estanque que bien puede ser el de los jardines de Versalles, en una barquita de remos. Ella aparece muy propiamente, con un vestido negro muy mono y remando, todo muy improvisado. Y lo que en las primeras secuencias es de una languidez muy propia de los 60, conforme pasa el vídeo ya vamos reparando en que el remo no era el fuerte de nuestra Françoise, porque la barca va un poco por donde quiere y en dos o tras ocasiones ella no le llega a dar al agua. Pero François una mujer esforzada y la mar de atlética, y se pega un palízón de mucho cuidado, porque logra terminar la canción sin dejar de remar durante los dos minutos largos que dura.
En fin, conforme continúa el vídeo y se va acortando el encuadre, aparece el primer plano de esta mujer en todo su esplendor, bellísima, una preciosidad como era a sus veinte años y es difícil apartar la vista y dejar de admirarla. Françoise Hardy ha seguido siendo una mujer bella y hoy, aunque, ya ajada en el final de su sesentena, mantiene la clase todavía. Los años quieren vencer y dejan sus huellas, pero quien tuvo mucho puede organizar mejor la resistencia… Ah, le temps…
On se dit qu’à vingt ans on est le roi du monde, et qu’éternellement il y aura dans nos yeux tout le ciel bleu… on s’en souvient…on s’en souvient…
Ya me gustaría a mí estar en París y no en esta ratonera. En fin… La mujer es bellísima; lleva las canas con mucho estilo.
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