Seguramente conocen ya la historia. Resulta que era una casa de indios de la India con tres habitaciones. Lo que pasa es que allí vivían como 16 ó 17 personas, entre los hijos, los abuelos, los tíos, los sobrinos, los cuñados. Y el pobre patriarca estaba desesperado por la falta de espacio, por el desorden, por el barullo y por la tensión. Así es que se fue a ver a un gurú para que le aconsejara una solución para mejorar su calidad de vida, porque la situación estaba acabando con sus nervios y con la paz familiar. El gurú escuchó pacientemente al hombre y, después de reflexionar, dijo:
– Veamos. ¿Tú tienes un elefante?
– ¿Un elefante? Pues sí, tengo un elefante en propiedad.
– Pues mételo en casa mañana y déjalo que viva ahí con vosotros. Dentro de una semana, ven a verme.
Pueden vds imaginar lo que supuso la llegada del elefante a la casa… Así es que nuestro buen hombre estaba deseando que se cumpliera la semana para volver a la casa del gurú:
– Oiga, esto ya sí que no es vida, la situación es insoportable. El elefante organiza auténticos estropicios con la trompa, y hace sus necesidades un poco por cualquier sitio. Y no quiera imaginar los ruidos, que sus barritos son insoportables, así es que yo no sé qué pasará cuándo llegue la época de celo. Además, si entra en una habitación ya sólo nos quedan dos habitaciones para todos, y si se queda a dormir en el pasillo deja la casa partida en dos. Y no le digo nada de cuando va de un sitio a otro: siempre acabamos dos o tres con magulladuras. Hubo que llevar al abuelo el viernes al hospital porque el elefante se le sentó encima y le ha roto dos costillas, no le digo más. En fin, esto es el horror.
– Claro, lo entiendo. Te voy a decir lo que debes hacer ahora: saca al elefante de la casa y vuelve a verme dentro de una semana.
Y el hombre volvió a su casa y echó al elefante. Al cabo de la semana fue a ver al gurú.
– ¿Qué tal ahora?
– Huy, de maravilla. La casa es muy espaciosa, reina la paz y la tranquilidad a todas horas , tenemos un orden y una limpieza que no podemos creer. Seguimos muy justos, pero hay sitio para todo…
Fin de la historia. En la vida, no todo es cuestión de recursos…
Evidente, no sólo es cuestión de recursos sino que además hay que saber valorar lo que se tiene, siempre puede ser peor. ¡Carpe diem!
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Bueno, y saber organizarse también está muy bien. Y conocer bien los límites…
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Lo mejor, sin duda, ver escrito eso de «los barritos» 😉
Por cierto, ¿alguien tiene un elefante?
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Yo creo que se dice barritos, pero me haces dudar. El verbo es barritar.
Ni lo miro ni lo cambio.
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No conocía la historia. Muy buena.
Seguro que dos semanas después les entraba la morriña y echaban de menos al elefante.
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Pues lo mismo. Lo que no creo es que volviera a ver a gurú!
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Jo, parece la típica fábula para adultos de los cursos de management que dan algunas megaempresas. Que comparado con nuestro sequísimo refranero no tiene color, mejor el elefante que la abuela pariendo o los enanos creciendo.
Pero muy bien contado. ¿quieres un elefante?. Te puedo enviar un par.
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A mí me lo contaron como chiste, aunque referido a un tema de trabajo. Si lo aplicas a la vida real, te salen cosas muy divertidas.
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Qué chula. No la conocía. Me ha encantado. 🙂
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Me alegro mucho. 🙂
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Visto así ..
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¿Cómo lo quieres ver? 🙂
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