Me acosté con una cifra estremecedora de 35 y me desperté con un espeluznante 77. Nadie en mi círculo personal debía estar en aquel tren. El estremecimiento surge de lo inesperado, de la idea de fatalidad, de lo que deja de ser evitable cuando es irremediable, del pudo ser pero no pudo ser y es. Y el número estrecha la cercanía, en una extraña proporcionalidad inversa, como si se pudiera apilar la emoción y como si la tristeza fuera un asunto contable, en el debe los muertos, en el haber la distancia.
Te quitas de la tele, porque no quieres asomarte a ningún espejo, porque ese que llora no eres tú. Esquivas la empatía, no quieres preguntar, ni leer. No eres tú, ni tus familiares, ni tus conocidos más próximos. Galicia está cerca, es aquí porque es España, pero no es aquí porque no es Madrid. Otra vez la proporcionalidad inversa, otra vez piensas que no te tocará la muerte, que sólo la verás de lejos, que podrás contener la pena en la generalidad de un número, sintiendo de lejos la de desconocidos que se abrazan, y se besan, y que lloran, ellos sí, a sus próximos. Hasta que te la encuentras, inesperadamente. Hasta que te sobrecoge lo que no te imaginabas. Y te quedas perpleja. Porque no contabas con que ahora tienes otro círculo, nuevo, incontrolado. Ahora cada día hablas con un montón de personas sin conocerlos personalmente. Se cruzan en tu vida, o tú en la suya, y sabes lo que piensan, lo que dicen. Los lees, te leen. Te hablan a ti y hablan a otros. Y son parte de tu paisaje, se acercan, se convierten en personajes familiares. Como dice @hyperfluo, «porque entrar a tuiter es como ir al bar.» Al bar, o al fútbol…
Y lees a @hombrerevenido: «Un día empiezas a seguir a un tuitero porque te gusta su forma de entender la vida y de reírse de todo… Y terminas roto de pena leyendo a sus amigos despedirle. DEP Juanan». Y te gustaría haber escrito esos dos tuits. Y te dices que, tal vez, puedas escribir un post para decir, simplemente, que lo sientes, y que le echarás de menos cuando «bajes al bar» o cuando entres en tuiter a ver el fútbol, y empieces a leer a todos los que son, de alguna forma también, uno de los tuyos.
Descanse en paz @van_Palomaain y los, hasta hoy, otros 77 fallecidos en ese tren.