Y pensaréis que tengo abandonado el blog. En absoluto. He pensado muchísimo en él. Procrastinaba, supongo. Desde que ya sé lo que significa ese verbo, estoy encantada con él: lo practico a todas horas. Y es que he pasado una semana con el tiempo libre tasado, haciendo cosas normales, o que a mí me parecen normales y sin el menor interés.
Sin embargo, este fin de semana he tenido tarea, e incluso me he estresado un poco porque debía haber terminado la semana pasada. Y es que tenía que hacer un trabajo para un amigo (no diré el nombre esta vez) que consistía en manipular fotos. Una cuñada suya cumple años y el regalo consiste en un album. La gracia es que cada uno le entregue su foto con ella, dedicada en el momento. El problema es que algunos familiares no tenían fotos en donde aparecieran solos con la homenajeada. Así es que he estado trabajando con fotos de grupo en donde siempre sobraba alguien. Y me dirán «pues se recorta y ya está». Hombre, pues sí, salvo que, en algunos casos, no es tan evidente. Pondré un ejemplo con una foto imaginaria.
Miren la foto. Y ahora imaginen que lo que se pretende es que el chico de la copa del fondo a la derecha se sitúe al lado de la chica con la blusa roja. Y además, hay que pretender que el resto no está. Este caso es relativamente facil, porque el fondo acompaña. A cambio, están situados en planos distintos, y agrandar o empequeñecer es muy peligroso.
Hacer esto sin que se note (o sea, no como la chapuza de la tarjeta de Navidad del Rey, en la que había piernas sin cuerpo y niños sin brazos), no es fácil, y a veces es imposible. Y además, lo que me pedían es que «respetara el acto», es decir, que no cogiera una imagen de una situación distinta.
He entregado 22 fotos para que elijan 7 personas. Hay una muy divertida, en un café, en donde hago «desaparecer» a tres mujeres de la familia. Es como si se hubieran ido al baño. Y otra en donde alargo un sillón, me invento un cojín para tapar una pierna que no debía estar ahí, y desaparecen tres personas que estaban posando de fondo. En otra, un sobrino que está sentado en un poyete cambia de sitio. Con el poyete, claro, porque necesitaba sus piernas colgando para tapar a otro. A veces tienes que bajar un techo, o imaginar cómo continúa el paisaje…
Modificar una foto porque sí es una parida, y más ahora, que se hacen fotos y se pueden ver en el momento, de manera que si no sales bien, la puedes hacer repetir de inmediato. Sin embargo, trabajar con fotos y hacer estas cosas con un fin preciso es muy divertido, casi casi como hacer maquetas. Pero eso ya lo contaré otro día.
Ahora, voy a dar por finalizado el fin de semana. Chin pun.
Te pega todo dedicarte horas y horas a hacer ese tipo de cosas…vaya santa paciencia!!
Me gustaMe gusta
No creas que he dedicado tanto tiempo. Unas 15 horas en dos fines de semana. De hecho, ayer y hoy he estado en el campo con Curra y todo!
Me gustaMe gusta
Si tienes el CS5 con «content aware» lo haces en un momento.
Besazo
Me gustaMe gusta
¿El CS5 dices? Huy no, eso es para los que tienen prisa. Yo lo he hecho con pegamento y medio y unas tijeras. Por eso he tardado tanto…
Me gustaMe gusta
!Me encantan esos detallazos! Son muy divertidos. Besos.
Me gustaMe gusta
No, no, era un encargo. Y lo cobro, no te creas.
Me gustaMe gusta
Me refería al detalle de regarlarlos. Jejeje. Mil besos.
Me gustaMe gusta
Ya 🙂
Me gustaMe gusta
Un trabajo muy Stalinista…. 😉
Buen lunes.
Me gustaMe gusta
Bueno, más un yo me lo guiso y yo me lo como. 😉
Me gustaMe gusta
…yo siempre me he pasado la vida *procrastinando …ahora corto y pego…
asterisco : conocía la palabra, pero no la sabía escribir… 🙂
Me gustaMe gusta
Yo lo que no sé es pronunciarla. Digo «proeso tan malo» y ya.
Me gustaMe gusta