Miren la foto. Yo tengo ahora varias opciones:
1.- Cortarme el pie derecho por la mitad
2.- Tirar las zapatillas
Además de esto, he de elegir entre:
1.- Dejar las zapatillas en lo alto de un armario
2.- Educar al perro
También tenía que decidir si buscar a Wilma para darle una torta o ponerme a escribir este post.
Creo que no me cortaré el pie derecho por la mitad…
jajajaja. Creo que es mejor que se las regales.
Es una preciosidad.
Besazo
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Si se las regalo, estamos recogiendo trocitos hasta Navidad!
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También podrías pintar el parquet…
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¿Del color de las zapatillas, para disimular? Pues hombre, sí, es una idea, es una idea. 🙂
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Carmen, qué gusto haber encontrado tu blog, siempre me robas una sonrisa. Descuida, me sobran.
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Me alegro mucho. Muchas gracias por decírmelo. Un abrazo.
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Qué mono. Yo voto por poner las zapatillas encima del armario. Un beso.
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Sí, pero acecha, y tarde o temprano te pilla desprevenida. Lo sé por experiencia!!!! Es una monada, sí. Gracias!
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Es guapa, Wilma. Lo cierto es que si fuese mía la zurra en el trasero con la chancleta (con la intacta, para plenitud de impacto) no se la quitaba nadie (si, lo sé, soy cruel y brutal, pero si no el presupuesto de Carmen en chanclas veraniegas puede ser estratosférico, y estamos en tiempos de crisis).
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Bueno, si yo la cazo con las manos en la masa ( o en la chancla), también la pego un azotazo en el culo, no creas que me corto. Ya se ha cargado otras de mi madre. Tiene como fijación.
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Umhhh. esta semana, en casa, sus hermanos se han comido el cubo de la fregona… Hace dos semanas a mamy se le quedó un poco abierto el cajón de los diversos papeles de cocina, sus hermanos hicieron confeti, la anterior las bajas fueron una de las colchonetas de las gatunas y el felpudo y aunque parezca que todo es cosa de Tizón, estamos seguros que la estrategia es de la buenecita de Doña Elvira. Por otro lado está el marco de la puerta de la cocina que yo me zampé a medias cuando era cachorra, los nenes han seguido la tradición familiar y mamy ya ha tenido que hablar con el carpintero para que en un par de meses se pase por casa a cambiarlo…
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Sí, también Wilma es muy aficionada a la «lectura»… Cuando aprenda a escribir, lo mismo abre un blog y todo 🙂
Curra me lió algunas de pequeña (las patas de una silla y un escabel de mi habitación), y una colcha. Pero es que Wilma es terrorífica! Así es que me la imagino multiplicada por dos y… Uf!
En fin, esto se pasa con la edad. En un año, ya son formales.
Gracias por pasarte. Un abrazo.
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No creemos que Tizón sea el culpable. Lo más acertado, en efecto, es pensar en Doña Elvira que las mata callando.
Pilar y Paco.
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Huy, este comentario me suena a defensa cerrada del perro propio… Se masca la polémica!!
Bienvenidos, y gracias por vuestro comentario.
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Esa perra es adorable. ¡Pero qué mona! En esa foto está para comérsela.
Lo de la chancla es una anécdota. No te quejes tanto 😉
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¡Pero si yo no me quejo! Tenía al lado unos zapatos nuevos y ( por fortuna) no le dió por ahí…
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Has probado a darla de comer??? Asi no se comerá tus chanclas…
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Come como una bendita. Y si puede, se zampa la comida de Curra. Vamos, que no le damos de comer! ¿Esto es una insinuación de que la culpa es mía?? ¡Lo que me faltaba!
Gracias por tu comentario y bienvenida.
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Me parece que darle azotes puede ser peligroso porque parece una perra muy lista y puede presentar demanda en el juzgado de guardia. ¡Ojo!
En casos de crisis económica, meterse en el sindicato puede traer soluciones de chanclas y desbarajustes varios.
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No le di azotes. El asunto se presta más a un capón.
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