En Toulouse, un tipo montado en una moto con casco se pasa una mañana por una escuela judía y se lía a tiros. Como resultado, cuatro personas muertas, 3 niños y un adulto. Todos judios, y el adulto mucho, porque era un rabino.
El primer reflejo, cuando pasa el estupor inicial, es pensar en la ultraderecha francesa, el Lepenismo, un nacionalismo vulgar y corriente, o sea contrario a todo aquello que sea diferente a lo propio (religión, nacionalidad, raza, lengua, gafas, césped…). Todo el mundo, casi sin excepción, clama ante la barbarie y está de acuerdo en que se trata de un asesinato inaceptable. Todos excepto los lepenistas, claro, que pueden comprender que la gente esté hasta la coronilla de extranjeros en su país y un día a uno se le vaya la cabeza…
En poco más de un día, nos enteramos de que debajo del casco de ese mal nacido no iba un cabeza rapada, sino un barbudo de Al Qaeda o de cualquier otra excrecencia islámica. Bueno, era una posibilidad porque, tratándose de judíos, hay que decir que la única diferencia notable entre que el asesino fuera un nazi de cabeza rapada o un barbudo seducido por la Edad Media es la distribución, abundancia y formato capilar. Porque, amigos, las motivaciones y argumentos de estos asesinos no se sitúan en el exterior de la cabeza, sino en el interior, y ahí la diferencia de batido ideológico entre un candidato a miembro de un einsatzgruppen o un muyahidín es indistinguible.
Sin embargo, hay peluqueros exquisitos entre nuestra extrema izquierda (y entre alguna izquierda no tan extrema), que consideran que los barbudos en el fondo tienen su puntito de razón. Y esa razón la encuentran en el pueblo palestino, y más concretamente en los niños palestinos muertos por los israelíes. Esa izquierda retrógrada, con su hipocresía habitual, se alegra cuando un fanático pone unos cuantos niños muertos en la balanza, por aquello de compensar. Y tanto tanto compensan, que terminan por defender lo mismo que los lepenistas…
Hoy he llegado a leer en Twitter que «Si en Francia no hubiesen (sic) colegios judíos, el asesinato no se hubiese producido«. Esto da tanto asco como encontrarse un pelo en la sopa. Y encontrarse un pelo en la sopa es repugnante, lo mismo da si es un pelo corto de la cabeza o uno largo de la barba.
Eing……, ni ideologías ni (perdón) leches en vinagre, la vida, el ser humano, cualquier criatura está muy por encima de todas ellas. Desde luego, no es medieval, es más que animalada brutal, porque al menos los animales, en el peor de los casos, obedecen a leyes naturales.
Asco, no, más que eso, repugnancia, tampoco..;.irracionalidad, mucha, incongruencia, absurdo en su máxima exponencial.Repulsa absoluta!
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Lo disfrazan de ideología, pero solo es fanatismo.
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«Fundamentalizar» según que actos y acentuarlos en según que religión, no es nada cristiano … pero uys! igual decir algo así no es políticamente correcto ¡que somos Europeos!
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No es de seres humanos. El fanatismo puede prender en cualquier sitio, o casi.
Gracias por tu comentario, tan incorrecto 🙂
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¿Cuanto odio tiene que pasar por la cabeza de algien para matar a unos crios? Nacionalismo, religión, lucha de clases… da igual no lo entiendo.
No te olvides que hace cuatro dias un soldado estadounidense mato a un mogollón de crios también en Afganistan…y en principio no era ni calvito ni barbudo.
A mi casi también se me olvida…igual alguien ha hecho hincapie para que se nos olvide.
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Que curioso, siempre hay alguien que se acuerda ¿justifica? con otros hechos tan execrables (los unos como los otros). Pero lo cierto es que tu teoria es la misma que se uso en un pais europeo desde el 39 al 45 ¿Que curioso, no?
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No me parece que sea ese el sentido del comentario anterior. No lo entiendo yo así, ni mucho menos.
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¿Cuánto odio? Puf, no sé. Inimaginable.
No, no me olvido, cómo me voy a olvidar. En principio, tiene pinta de ser un psicópata con un arma, aunque ¿Tú estás seguro que no llevaba la cabeza rapada, aunque fuera figuradamente?
Gracias por tu comentario, con mucho mérito además por todo lo que te hace sufrir el Wp 🙂
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Si no existiera Twitter ese cretino no escribiría esa tontería 😉
Estos actos son aberrantes vengan de donde vengan. Sin embargo, sorprende la prisa que se dan algunos para «colocar» la autoría de los mismos a determinadas ideologías. Lo mismo pasó con aquel psicópata sueco, que después de tacharlo de ultracatólico (no sé qué significa esto) resultó ser masón
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¡Qué pena que no se me haya ocurrido eso para contestarle! Muy bueno, Pater.
Yo tampoco sé muy bien qué es un ultracatólico. Entiendo que un ultra, primero es ultra, y luego puede ser cualquier cosa, hasta calvo.
Gracias por tu comentario.
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El fanatismo no es privativo de ninguna raza, nacionalidad o religión. Se ha dado en todas ellas y en todas las combinaciones posibles. Ahora bien, esto no significa que en cada tiempo los focos del fanatismo estén bien localizados. Y que estándoio sea una cuestión de salud social, si no de puritita supervivencia, aislarlos y combatirlos.
La identificación de la izquierda europea con al causa palestina y ese perpetuo complejo de culpa por el desarrollo social y económico que disfrutamos, hace que algunos se apresuren más a socorrer ideológicamente a los asesinos que a atender a las víctimas presentes o futuras.
Su mundo está lleno de buenos salvajes a los que los cristianos europeos occidentales hemos empujado al fanatismo y al crimen. Y asumen con una naturalidad absoluta que, en el fondo, lo que nos ocurre está justificado.
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Sí, el fanatismo no es privativo de ninguna «sensibilidad», como dice Sarkozy.
Hoy he leído que el canciller palestino decía que este asesino hacía mucho daño a la causa palestina. Y es verdad.
Y lo que dices de la culpabilidad de los cristianos europeos occidentales… en fin, es lo de la otra mejilla, que menos mal que sólo tenemos dos.
Gracias por tu comentario, Almirante.
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