Entre tanto lío de cifras, reivindicaciones, brochazos y mamarrachadas, yo empiezo a aburrirme. Por si acaso Vds también están aburridos de esta barahúnda, les recomiendo leer un libro delicioso, «Mal de escuela», de Daniel Pennac.
Daniel Pennac fue un mal estudiante de pequeño. Un burro. Un zoquete. Ahora es maestro. Después de mucho esfuerzo. Después de encontrar el interés por aprender. Después de que un profesor de verdad – no consigna cuántas horas lectivas trabajaba – le ayudara. Ahora enseña a niños y a adolescentes. A los que son brillantes y a los que son unos zoquetes, como lo fue él. A los que van para primer violín y a los que tocan el birimbao, que de todo pide la armonía. Consciente de que hay que nutrir de buenos músicos tanto la Filarmónica de Viena como el Orfeón Municipal del pueblo. Porque sin saber tocar el instrumento y sin conocimientos de música, ninguna orquesta (nuestra sociedad) tocará bien.
Es un libro de pocas páginas, unas 250 en edición de bolsillo. Pero tiene tamaño suficiente para dar con él en la cabeza – y que duela – a todos los bocazas que están de cháchara sobre este asunto de la educación últimamente. Los que nos hacen perder el tiempo discutiendo sus tontadas a grito pelado y que se pierden en la defensa de sus intereses, y al final se confunden de enemigo.
A todos. Por zoquetes.
Me lo apunto. Para mí, las algaradas de los profesores de secundaria tienen una clarísima motivación política y lo de la calidad de la enseñanza es lo de menos. Y los apoyos de ‘los abajo firmantes habituales’, muchos de los cuales han llevado a sus hijos a colegios privados o concertados, no hacen sino demostrar esos intereses políticos.
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El libro trata algo la «política educativa» pero a muy alto nivel, es decir donde no hay políticos, ni periodistas, y no de manera ideologizada, porque nunca pierde de vista el objetivo final de la educación, que al final es una cuestión social en donde no sólo interviene el profesor, sino también los padres y la organización y tendencias de la sociedad. Y si aporta algún dato es más para ilustrar una idea que para hacer un reproche o para convertir un argumento en una espada dañina. Te gustará. Eso sí, aunque de origen italiano, es francés…
Ya me dirás.
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«las algaradas de los profesores de secundaria tienen una clarísima motivación política» A usted le quisiera ver yo dando un 2º de ESO de 30 alumnos de los de ahora, de una asignatura que no dominas, durante tres meses, a ver qué me contaba entonces…
Ah, y muchos docentes del PP también están en contra de las medidas de la señora Aguirre:
http://educacionalerta.wordpress.com/2011/09/11/carta-de-respuesta-de-un-companero-votante-del-pp/
Pero claro, ser docente es el más relajado y mejor pagado de los trabajos, mire por donde le voy a hacer una relación de algunas de las «ventajas» de ser docente:
-Primera hora: aparcar el coche en un lugar donde haya tránsito de gente para evitar (y aún así lo hacen) que te rayen/pinten el coche, te pinchen las ruedas…
-No lograr silencio (relativo) hasta 5-10 minutos después de iniciada la clase (y la clase es sólo de 50-55 min), pasar lista, plantear la clase (todo esto sin quitarle ojo a nadie de encima para que no hagan nada extraño, como hacerte fotos con el móvil que supuestamente no llevan, cortarse con algo, caerse de la silla por hacer el caballito, tirarse pedos, picar la pared con el boli…) y ser interrumpido sistemáticamente con menor o mayor mala intención, más que nada porque un 20-25% del alumnado NO QUIERE ESTAR ALLÍ (las magnificencias de la ESO), y el demonio, cuando no sabe qué hacer, mata moscas con el rabo.
-Tener que salir CORRIENDO arrastrando el material como una mula de carga porque la otra clase empieza a la misma hora en que termina la primera, más que nada porque si ocurre algo en el aula a la que te diriges (caídas, peleas, meterse un borrador Milán en la nariz) en esos 60-120 segundos en que por ejemplo tardas en llegar a un aula en el otro ala, la responsabilidad legal es tuya (bueno, y del tutor, del equipo directivo… pero primero tuya) ¿Que no tienes el don de la teletransportación? Te jodes. Ah, y tardas dos minutos más en poder empezar a hablar, porque llevas el retraso de llegar desde la otra punta.
-Tercera hora. Aparte de lo dicho, 15 minutos antes de que salgan al recreo te las ves y te las deseas para que no hablen, para que no saquen el bocadillo, para que no empiecen a recoger el material antes de hora, para que no digan que no saben cuáles son los deberes porque toca el timbre…
-Recreo: si te toca guardia, tienes que vigilar en tu sector que no se lesionen, que no les vendan droga por la reja, que no fumen, que no salten la valla, que no se estrangulen… y le aseguro que hay MUCHOS alumnos en un patio.
-Cuarta hora. Han vuelto del recreo, la mitad llegan entre 5 y 10 minutos tarde, te retrasan aún más para empezar, les tienes que echar la «bronca», además no tienen ganas de nada, y con un poco de mala suerte luego tendrán otra asignatura que requiera cambio de aula, con lo cual empezarán a remugar antes de la hora porque mi compañero les ha dicho con justa y santa razón que no se les ocurra despistarse por los pasillos ni llegar tarde. Y con un poco de mala suerte, como han vuelto tan jocosos del recreo, te tocará poner una amonestación, con la cual tienes dos opciones: A) amonestarlo y dejarlo en la clase dando por saco aún más, porque total ya se la has puesto y lo mismo le da, B) mandarlo a la sala de guardia con el consiguiente riesgo de que haga una barbaridad por los pasillos, baños, etc. En este caso tienes la opción de asegurarte haciendo que otro alumno lo acompañe, pero ¿acaso no es injusto para el otro alumno perder clase? Y además ¿qué me asegura que el otro alumno no me la juegue y deje al interfecto campar por sus respetos?
-Quinta hora. Relativamente normal, pero los niveles de atención descienden a marchas forzadas.
-Recreo de 10 minutos. EL PEOR. Porque ni se desfogan ni se centran. Además, suele coincidir antes o después con gimnasias, plásticas… de modo que no sabes si de verdad deben entrar al edificio (deben quedarse en el patio por norma) para coger materiales, etc., ya que no pueden salir con ellos al recreo y si no llegarán tarde a la próxima clase, o te están tomando el pelo y suben a la clase a cambiar mochilas u otras «gracietas». Pero si los sigues a ellos no vigilas que los otros no entren. Repito lo de la teletransportación.
– Sexta hora. Ya están en vuelo charter, tienen hambre, están cansados, y si luego no tienen clase empiezan a remover diez minutos antes (¿podemos salir?¿falta mucho?¿qué hora es?¿vas a mandar muchos deberes? en secuencia repetida como una salmodia budista)
-Séptima hora (también conocida como «Sólo ante el peligro»). O entras directamente a cara de perro o no hay quien dé clase, y aún así los síntomas de la sexta crecen exponencialmente. Si das media hora de clase clase, es un milagro. Y si es viernes te encomiendas a todos los santos.
Y eso es un día BUENO. Un día en el que ningún alumno se ha fumado un porro y no se pasa la clase descojonándose del color de las paredes, en el que nadie intenta pegarte porque le dices que vas a llamar a sus padres para informarles de cómo va realmente, en el que unos padres que no tienen la menor idea de en qué consiste tu labor (no sólo porque no tienen tu formación académica, sino más que nada porque se han limpiado el culo con las innumerables notas informativas, llamadas, etc., que les has presentado y no quieren ven lo «bien» que trabaja y se comporta su nene pese a que tú has guardado copia de todo para que no puedan decir que es mentira lo que les estás contando) no sólo no escuchan nada de lo que les dices en la reunión, sino que si se calientan un poco porque tú les repites en el tono más educado y preciso posible (más que nada porque padres y alumnos tienen la curiosa costumbre de tergiversar y deformar tus palabras) que su hijo no puede aprobar porque no da palo al agua, te pueden insultar (bastante común) e incluso pegar (poco frecuente en centros normales, muy frecuente en ciertas zonas).
¿Que no todos los días damos clase de 8 a 15? Cierto, pero también tenemos las horas de guardia, en las cuales algunos tenemos que vigilar el centro para evitar sorpresas (en algunos centros llevan hasta walkies para mayor efectividad) y otros cuidamos de la sala de guardia, a donde llegan los alumnos que se han enfrentado con el profesor y empiezan a insultarle y amenazan con ir a pegarle y tú tienes que calmarle, el par de alumnos que se han pegado en clase y que si te descuidas se vuelven a pegar allí, una alumna que ha fingido desmayarse y luego está allí tan pancha presumiendo de ello…
Y aún así, le prometo que ADORO esta jodida profesión, y que rabio por volver, porque yo soy una de las afectadas por los recortes, y por ejemplo, me está sorprendiendo (de momento) gratamente Cïscar, nuestro conseller de Educación, porque parece que va a devolvernos (parte de) lo que habíamos perdido con Font de Mora. Y me la suda que sea del PP o del «Raticulín libre» con tal de que lo haga bien. Y como a mí, a muchísimos docentes. Los docentes lo único que queremos es DAR CLASE, pero en unas condiciones mínimas que nos permitan aguantar el tirón y dar un buen nivel (ni me molesto en contar las horas que se echan fuera de horario entre reuniones, materiales, exámenes, sinsabores que te llevas a casa… pero le aseguro que son también muchas)
Y aún así, quien no es docente de primaria o secundaria no lo entiende, se lo aseguro.
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Gracias, Awake. Discrepo en algo contigo, y es en que los que no somos docentes no entendamos la situación que describes, la que se encuentran los profesores cada dia con chavales cada vez más asilvestrados – como algunos padres, que siguen en el árbol comiendo plátanos -. Yo lo puedo entender, porque esos chavales asilvestrados hacen todas esas cosas que cuentas (y más) también cuando salen de la escuela, cuando van en el metro, están en la cola del autobús, en una piscina, en un parque o en un supermercado. La culpa no es vuestra, qué duda cabe, y desde luego yo, que no soy profesora, no lo tengo que sufrir como vosotros, de esa manera tan intensa, pero no estoy menos interesada en que mejore la educación de los que vienen detrás porque tengo y tendré que convivir también con ellos, en la misma sociedad. Todos nos jugamos algo en esto.
Yo creo que la materia prima (los alumnos) con la que trabajáis, la que teneis que pulir, es lo que os provoca el estrés, yo pienso que no es tanto los horarios o los sueldos, ni la organización de la jornada, porque al final, como tú dices, el que se mete a maestro es porque tiene vocación, a los niños (ajenos, y a veces a los propios) no los aguanta cualquiera tantas horas. Con esto no quiero decir que tengais que aguantar de todo, sino que las condiciones laborales no son la causa principal de vuestra motivación profesional, como creo que has querido decir. Me explico un poco más. Un maestro en un pueblito perdido en una escuela con paredes desconchadas y con 25 alumnos de varias edades, y con penuria material (de pizarra, bolis, pupitres, me refiero) puede realizar mejor su tarea que el profesor de un aula con 15 alumnos, ordenadores, sala de relax, jardines y sueldón. Perfectamente. La condición es que esos chavales del pueblito no estén maleados en sus casas y sus padres consideren que el crecimiento como ser humano es un objetivo compartido con el profesor, que están en el mismo bando. Y también con la condición de que en el pueblito el maestro sea una persona respetada por todos pero no solo de palabra, sino también de obra. Lo diré de otro modo, y te hago una pregunta ¿Sería menos grave la situación que describes si tuvieras que aguantarla una hora menos? Digo grave, no penosa. ¿Evitaríamos así que te rompieran el coche o que un padre te agrediera? Yo no lo creo. Lo sufrirías menos tiempo, pero no con menos intensidad (son dos cosas distintas) y desde luego, no cambiaría radicalmente, radicalmente, las condiciones de fondo en las que trabajas. Porque aunque pongan mármol y cincuenta empleados, seguirá siendo un establo: lugar en donde se estabula a los niños. Y perdona la brutalidad de la imagen (hasta a mí, que la he escrito, me lo parece).
Y no ayuda el ruido y el follón político que hay organizado, que es el sentido que yo quería dar a mi post y que creo que T. ha recogido. Hay intereses que están muy lejos de buscar soluciones a todo lo que tú dices, y en esto estoy de acuerdo con ella, la verdad. Dime en qué ayudan muchos «abajo firmantes», o esos análisis llenos de cifras y de comparativas (cómo es posible que para cifrar lo mismo se den dos datos diferentes, o que se comparen argumentos de distinto rango – como la enseñanza de idiomas o los ordenadores -, o que el mismo informe sirva de defensa a dos argumentaciones opuestas), o esos políticos buscando titulares (y votos en «más» o en «no menos»), o esos tertulianos que usan la palabra virtualidad cuando quieren decir virtud pero nunca dicen parloteo para describir las tonterías que dicen. Y el drama es que mañana todo este follón habrá pasado pero no porque profesores y CAM hayan llegado a un acuerdo, sino porque otra noticia más «pelotuda», porque otro follón u otra calamidad sustituirá este falso protagonismo que la «educación» tiene ahora. O sea, que les ha dado por ahí como les podía haber dado por las nucleares, por la piratería en el Indico, por el Sahara o por las focas del Artico. Unos zoquetes.
Awake, te agradezco mucho tu comentario porque me ha permitido precisar qué es lo que me aburre de este lio que hay organizado. Y sobre todo, porque permite ver el problema que, realmente, deberíamos combatir. Tanto los maestros de verdad como los maestros ciruela como yo 😉
(Y yo creía que peor que ser maestra sólo era la tarde de un lunes…)
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🙂 , si no creyera que vale la pena hablar aquí no me hubiera molestado en postear, créeme, 🙂
Y ahora vamos al lío.
«Un maestro en un pueblito perdido en una escuela con paredes desconchadas y con 25 alumnos de varias edades, y con penuria material (de pizarra, bolis, pupitres, me refiero) puede realizar mejor su tarea que el profesor de un aula con 15 alumnos, ordenadores, sala de relax, jardines y sueldón»
No, no es cierto, cuanto más y mejor material se tiene y más tiempo se puede dedicar a preparar las clases, mejor docencia se imparte, por mucho que un docente es capaz de virguerías con casi nada (y no sé cómo será en Madrid, pero aquí con tener un cañón de proyección por clase y unos altavoces muchos nos daríamos con un canto en los dientes, poniendo por supuesto el ordenador de nuestra casa, esos lujos asiáticos a los que haces referencia en la escuela pública española no se han visto JAMÁS, y a los docentes ni se nos ocurre soñar con ellos, más que nada por falta de costumbre)
Por otro lado, obviamente estar tranquilo y ser respetado es un factor FUNDAMENTAL que cambiaría diametralmente las clases, claro está, y por el que muchos docentes daríamos gustosos un órgano vital o dos.
Y sí, si no tienes a las espaldas más horas de estrés mental encima, pues claro que das mejor clase. Una hora menos marca una diferencia fundamental, porque el mayor problema de la sobrecarga es que sea continuada, porque entonces no sólo es cuantitativa, sino cualitativa, cuanto más tiempo pasa, las mismas cosas se hacen más penosas, y suma y sigue. Y si el vaso ya está a punto de desbordarse, una hora más no lo vacía.
Por otro lado, la cuestión no es sólo que cada uno trabaje una hora más, sino que la educación avanza mucho menos sin la formación de EQUIPOS docentes para elaborar proyectos educativos, para hacer propuestas que ayuden a alumnos, padres y docentes. ¿Y con qué se forman los equipos? Con personas ¿Con qué personas que están dispuestas a echar AÚN más horas fuera de su horario lectivo? Ah, no, que cada vez hay menos docentes, y que cada docente tiene una vida fuera del centro a la que también tiene que atender, y que además, como les han añadido más horas, pues no les quedan fuerzas ni para mover las pestañas, así que ni proyectos educativos ni gaitas, libro y punto, que además en cuanto te sales del libro los padres dicen que no das lo que tienes que dar.
Y volvemos a lo mismo ¿es que nadie se da cuenta de las horas que tenemos que invertir los docentes fuera del horario lectivo para llevar nuestra tarea a cabo? ¿Del esfuerzo que supone? ¿De la responsabilidad que implica valorar y evaluar a cada alumno, puesto que de nosotros depende el desarrollo futuro de su vida?
¿Y todo ese esfuerzo no vale 12 euros la hora? (1.800 cobra neto de media un interino, dividido entre 150 horas que dedica al mes, es decir, las 37,5 horas por semana reconocidas por convenio y que te aseguro que se echan, subamos hasta 15-20 euros en los funcionarios de carrera que tengan trienios, etc.) ¿Cuánto se paga por unas clases de apoyo de inglés, de informática, etc. en cualquier academia? ¿Cuántos profesionales liberales cobran sólo eso por hora?
Respecto a los contertulios y demás, a mí me la traen al pairo, pero si los docentes salimos a la calle es porque no podemos más. Ya aguantamos sin prácticamente oposición que nos bajaran el sueldo hace poco, precisamente porque éramos conscientes de la que se avecinaba, pero pedirnos más horas es suicida, lo único que se conseguirá es que demos peores clases, y no porque queramos (porque no hay nada que ODIE más un docente que dar una mala clase), sino porque no podremos más. Sencillamente.
Y sí, los padres estabulan a los hijos, y la ESO en realidad lo que hace es frenar el acceso de la población a la vida laboral, para frenar el paro, igual que Bolonia frena la llegada de universitarios.
Pero me alegro que estemos de acuerdo al menos en parte, 🙂
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P.D. Y sí, soy muy consciente de que se están utilizando nuestras protestas como arma arrojadiza entre PP y PSOE, y que hasta que el PSOE no está a punto de perder, oh casualidad, FETE-UGT; CCOO, etc. no nos han apoyado/jaleado… y que si no hubiera unas elecciones de por medio nuestras protestas no hubieran tenido ni la mitad de eco, pero el hecho de que otros se aprovechen de ellas no las hace menos ciertas.
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Creo que ya llegamos.
Dices: «Por otro lado, la cuestión no es sólo que cada uno trabaje una hora más, sino que la educación avanza mucho menos sin la formación de EQUIPOS docentes para elaborar proyectos educativos, para hacer propuestas que ayuden a alumnos, padres y docentes…».
Sí. Un proyecto educativo es un asunto de largo plazo, de proyecto de sociedad y de elegir qué clase de individuos queremos que nos den el relevo en el futuro. Sois la parte que moldea, y os encontrais con la parte que hay que moldear, y eso os llega hecho una piltrafa. Y sin duda, la parte que pone el marco (los que hacen las leyes y tiran decretos) pone un marco defectuoso, en parte porque no saben y en parte porque están de paso.
Dices una cosa en la que yo no había reparado y que me hace reflexionar. Es cuando haces referencia a las academias particulares.
– Lo primero que me viene a la cabeza es que, cuando unos padres tiran de academia (al menos en los casos que conozco), es cuando la criatura necesita un apoyo adicional. Aquí no valen los puntos por proximidad, los hermanos que estudian en el mismo centro o las paridas que se inventan para repartir a los chicos por cada centro, sino que hay un motivo «profesional»: los padres reconocen implicitamente que la selección por méritos es algo con los que sus hijos se encontrarán tarde o temprano en la vida, y tratan de ponerle remedio por su cuenta y bolsillo. Los poderes públicos, de manera general (en cada región pasa una cosa) van por otro lado, y se olvidan de que el criterio para hacer una enseñanza personalizada (cuando no puedes poner un profe por alumno), empieza por hacer una segmentación por capacidad del alumno, no por renta de los padres o por el barrio en el que viven. Y no vamos por ahí en muchos sitios.
– El segundo hilo es que ese gasto de las familias debería salir en los informes de algún modo para evaluar la calidad. Intuitivamente me digo que a más clases particulares de academia, peor es la calidad de la enseñanza en el cole (es la ley de la oferta y la demanda). Si no puedes pagarte las clases particulares, tu hijo cada vez se educará peor. O sea, que las políticas «correctas» que buscan la «igualdad del hijo del proletario y el obrero» al final dejan «al hijo del proletario y del obrero» peor de lo que estaba. Y como lo que se persigue es lo contrario, lo que se puede decir es que los poderes públicos no pueden ser más ineptos. Y por otro lado, tampoco os alivia, porque el malo (malo de «chuky», no de torpe) se queda, porque ese no tiene remedio ni para sus padres.
Me temo que no sé más de esto, aunque sigo recomendando el libro de Pennac: encontrarás a un colega.
En fin, no deberían traeros al pairo los «contertulios» y todos los que están mareando con esto. Entiendo lo que quieres decir, pero justamente, hay que preocuparse mucho de lo que dicen. El ruido que hay no es bueno, no os beneficia nada en mi opinión. Salvando todas las distancias, los controladores no tienen derecho a la huelga porque ganan mucho, y los profesores porque trabajan poco. Ecuaciones como «la única palanca para mejorar la calidad es el número de horas» se parecen mucho a «la disciplina de los controladores mejora la seguridad en el espacio aéreo» (sigo salvando todas las distancias, porque son conflictos que no tienen nada que ver). ¿Tu sabes que hay por ahí unos que han demostrado que el cambio climático es la consecuencia de la desaparición de la piratería? No te rias, que han sido capaces de demostrarlo estadísticamente: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:TEMPERATURASvsPIRATAS.png. Andate con ojo, a ver si te van a militarizar (me permitirás esta boutade después de las cosas serias).
No seré yo quien se oponga a que os paguen mejor y que tengais mejores condiciones para ejercer vuestro trabajo. Me pensaré de nuevo lo del pueblito y no temas, que ya sé que no teneis salas de relax. El estrés no es bueno para nadie. Y de nuevo, gracias por tus comentarios.
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Por supuesto, la frase «los controladores no tienen derecho a la huelga porque ganan mucho, y los profesores porque trabajan poco» debe ir entrecomillada en el texto anterior.
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🙂 La segmentación a la que tú haces referencia para alumnos con necesidades especiales existe, son los desdobles, programas de compensatoria, PDC, PROA, PASE… que casualmente son los primeros que han caído con los recortes, si bien ya eran insuficientes de por sí precisamente por motivos económicos.
Respecto a los alumnos con capacidades normales que van a academias, tenemos tres grandes grupos: los que están inmaduros en ciertas áreas haga lo que haga el docente del IES y/o el de apoyo (mi propio caso con las matemáticas, que hasta que no he sido mayor no me han entrado en la cabeza) y que suponen en torno a un 35%, los que no dan palo al agua así los maten (45%) y los que tienen la desgracia de contar con un mal docente (20%), que también los hay (también llevo unos cuantos años de clases de apoyo a las espaldas). De modo que la mayoría de las veces no sería relevante lo que se gastan sus padres en academias, sino lo que se preocupan o no en que sus hijos estudien, pero en fin…
Respecto al ruido, llevo tantos años oyéndolo que sí, nos hemos inmunizado y no deberíamos, pero cuando le hacemos frente entonces nos dicen que son «algaradas políticas», 🙂
Y ya está bien de tanta seriedad. Te prometo leerme el libro de Pennac, y te recomiendo «Gramática de la fantasía» de Gianni Rodari, un maestro un tanto heterodoxo, pero muy divertido.
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Lo apunto. Gracias.
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Awake, entiendo perfectamente tus argumentos y muchos de ellos los comparto. Lo que no comparto, tal y como dije en mi primer comentario, es la utilización política que se está haciendo de la educación contra las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP. Tengo muy claro que el objetivo es político y me reitero en ello. Se dice, con descaro, que en Madrid se subvenciona la enseñanza privada y no es verdad. También que se favorece a la concertada sobre la pública y tampoco es verdad, puesto que el régimen de la concertada es estatal. Dicen que la Consejera de Educación no se reúne con los sindicatos cuando lo cierto es que se han convocado dos reuniones con ellos y no han aparecido a ninguna. Quieren imponer su modelo educativo y olvidan que el modelo educativo de la Comunidad de Madrid figuraba en un programa electoral que fue votado por abrumadora mayoría y, lógicamente, se va a aplicar.
Sobre el fondo, comparto lo argumentado por CJ y creo que la educación en España necesita una reforma fundamental y, sobre todo, que esté al margen de los vaivenes políticos.
Me permito recomendaros un blog sobre educación que me parece muy interesante: http://blogdelifie.blogspot.com/2011/09/cambiamos-uno-de-los-mejores-sistemas.html
Gregorio Luri, en su blog, http://elcafedeocata.blogspot.com, también habla de educación aunque no sólo.
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