Esta mañana, al sacar al perro, una cuadrilla de [pongan aquí lo que se les ocurra] estaba podando un árbol en el parque.
Un hombre subido a una grúa y armado de una sierra mecánica cortaba ramas por aquí y por allá.
Más que podar el árbol, parecía mondarlo.
Por la tarde me he acercado con la perra al mismo lugar del parque, a ver qué tal le había quedado el corte de pelo al pobre árbol. No he podido distinguirlo del resto de los árboles greñudos.
Para mí que, corta que te corta, al final lo ha talado. El hueco era desde luego muy sospechoso.
Podar, mondar, pelar y al final talar.
Qué catástrofe.