– Me voy de viaje.
– ¿Ah, si? ¿Muchos días?
– No, sólo cinco. Bueno, en realidad cuatro, porque el último es sólo una mañana.
– ¿Y dónde vas?
– Pues voy a Venecia y Bolonia, dos días en cada ciudad, aunque Venecia no acaba de interesarme mucho. Voy por quitármelo de encima. Así es que mi idea es acercarme a Padua, que está a 15 minutos en tren.
– Buena idea. Por allí tienes otras ciudades muy interesantes. Padua está bien, y Verona. Verona sobre todo.
– Verona lo había descartado. ¿Vale la pena?
– Sí, claro. Tienes que ir. Vamos ¡Ir a Padua y no acercarte a Verona, con el balcón y las arenas!
– Bueno, pues miraré a ver los trenes.
– Y Mantua. ¡Ve a Mantua!
– Hombre, no pensaba coger coche, pensaba ir directa de Venecia a Bolonia y…
– Pues no puedes perderte Mantua. ¡Y Rávena! ¡Sobre todo no te pierdas Rávena!
– ¿Rávena? Pero es que voy cuatro días y…
– Y también puedes acercarte a Reggio Emilia, que yo fui como sin querer y me encantó.
– No, si yo iría a todas partes, pero es que tengo la limitación del tiempo y…
– ¿Y Módena? ¿No vas a pasar por Módena?
– A ver, es que si seguimos así, por donde no voy a pasar es por Bolonia…
Te pasa por preguntar. Somos unos entusiastas y se nos va de las manos…
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¡JAJAJAJAJA!
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Jajaja. De qué me suena?
Que te lo pases muy bien, Carmen.
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No sé, no sé de qué puede sonarte, jajaja!
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Lo sabía según lo leía 😂
Bien viaje… a donde sea
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Es que son transparentes!
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Pues aunque no te interese mucho te diré que Venecia también está bien con toda su decadencia. 🙂
Pásalo bien!
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Lo comprobaré, gracias!
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Da igual: vayas donde vayas, seguro que todo es bonito. Disfruta el viaje y… la próxima vez no preguntes.
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Preguntaré, preguntaré.
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