El Barça ganó ayer su quinta Copa de Europa. Yo no me alegro, porque iba con el Juventus de Turín, club al que llaman la Vecchia Signora y que, aunque va con camiseta de rayas, tiene una equipación tirando a sobria. En el Juventus por cierto juegan Pirlo y Marchisio, que tienen más clase peinándose y son más atractivos que los jugadores del Barça, que dan mucha grima todos. Tampoco es que el peluquero de la Juve sea santo de mi devoción, no crean, porque el peinado de Arturo Vidal es para cruzarse de acera. Hay jugadores que sin duda viven lejos de su madre, una pobre madre que además de no tener televisor se deja llevar demasiado por los sentimientos. En cuanto a Pogba, jugador muy de moda y deseado por tantos clubes, un atleta que diría el Pep, lleva un peinado que le debería prohibir su entrenador, porque así no se puede rematar un córner con ninguna precisión. En cuanto al Barcelona, ya sólo se peinan decentemente Busquets e Iniesta, y a éste último ya le va quedando poco que peinar, dicho sea en mi descargo.
Se supone que yo debería haber ido con el Barcelona, por ser un club español. Pues no, no iba con el Barcelona. Y entiendo perfectamente que los que son de otros equipos españoles no vayan con el Madrid cuando juega fuera. Bueno, ni cuando juega dentro, aunque eso pudiera parecer más lógico, porque es el rival. Pero sólo lo parece porque si se fijan, tampoco es tan lógico ni pasa raramente. Hay aficionados que quieren que pierda el Madrid en la liga o en la copa (o que pierda el Barça, u otro equipo, da igual para el razonamiento) cuando no se enfrentan a su club y no hay intereses deportivos de por medio. Y si en los campeonatos nacionales esto parece muy normal y muy lógico, no veo por qué no va a serlo en un campeonato internacional. Sobre todo cuando hoy en día los clubes de futbol parecen la ONU, con la excepción de los de la boina y la gabarra, aunque esos se quedaron en la añoranza del Día de la Raza, tampoco hay que contar mucho con ellos.
Ayer, en la alineación inicial del Barça había sólo 4 españoles, y en la alineación de la Juve 5 italianos. En fin, si quieren hablamos de patriotismo, pero yo creo que los clubes de futbol son instituciones que están muy por encima de sus futbolistas, que no se caracterizan precisamente por su amor a otros colores que no sean el de los billetes. Claro que lo mismo puede decirse de los aficionados, que hoy vitorean a un jugador y mañana le silban sin piedad cuando se va al eterno rival. O al que no es eterno, pero de pronto empieza a ser eterno por haberse llevado al jugador, como si se lo hubiera llevado preso y con grilletes en las manos. Son las cosas del fútbol, bastante irracional, en el que los cuentos chinos están a la orden del día, y en el que, también cada día, hay que comulgar con ruedas de molino.
Lo que no hubiera cambiado ayer, jugara quien jugase, es la representación de chorizos y de indecentes de la UEFA y de la Federación española, hijas menores de esa alcantarilla que es la FIFA pero bien educadas en el arte del chalaneo, la inmundicia y el meter la mano donde no deben. Bien flanqueados por los directivos del Barça, cuyas imputaciones no les afectan socialmente (igual que no les afecta a Messi y a Neymar defraudar a Hacienda), en ese país de las maravillas que es el Barça dentro de otro país de las maravillas que es Cataluña. Es lo que tienen los amigos de los niños: te cantan que tots al camp, y se nos olvida que ellos también son de este mundo.
Buenísima entrada!!!
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