Cuando terminé la carrera, me puse a trabajar en una consultora. Se dedicaba a la gestión de la información y bases de datos, y la dirigía un antiguo profesor. Estuve trabajando allí cinco o seis meses, estudiando temas de turismo. El caso es que un buen día, la consultora, cerró. Y yo me fui a la calle.
Mi situación no era en absoluto dramática. Vivía con mis padres, tenía casa, comida y el sueldo que me habían pagado en la consultora me proporcionaba un buen calcetín para aguantar unos meses pagándome mis caprichos. Por otra parte, ese trabajo lo había encontrado casi sin despeinarme, sin que me hubiera costado acceder a varias entrevistas. Así es que era muy joven, tenía las espaldas cubiertas, una buena preparación y el paso por la consultora me había aportado algo de currículum. Sí, me había ido al paro, pero eso ya lo había descontado cuando estudiaba.
Mi padre había recibido un diagnóstico de cáncer muy feo. Hoy el cáncer se cura, y más el de colon, pero a él le habían dado unos pocos meses, que después, sumando sumando, llegarían a 24, un número que permite medir el tiempo en años, aunque no lo alargue. Así es que ni le quise preocupar a él, ni quise tampoco distraer a mi madre, de manera que no lo conté en casa. Cada mañana me levantaba, me arreglaba como si fuera a la oficina y salía de casa a la hora habitual. Pero en realidad, me iba a casa de una de mis hermanas. Allí me ponía a leer, veía la tele, enviaba currículums, escuchaba música… Me resultaba tan aburrido que opté por decirles que no perdieran el tiempo por las mañanas adecentando su casa. Yo les hacía la cama, limpiaba el baño, recogía el desayuno y pasaba el aspirador por el salón, y así mi hermana y mi cuñado dispusieron durante algún tiempo de una chacha de total confianza, muy discreta y que además les salía gratis. Todo muy conveniente. En especial para ellos, porque aunque yo nunca he sido una gran profesional del plumero, sí que me esmeraba por hacer las cosas con mucha convicción y artesanía y les dejaba el exprimidor del zumo como los chorros del oro.
Esta situación duró un par de meses o tres, hasta que encontré un nuevo trabajo. En realidad, encontré dos: uno para mí y otro para la asistenta que mi hermana contrató una semana después de que yo dejara de pasarme por su casa…
Me parece una historia genial y que te pega todo.
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Si me pega todo es porque es verdad 🙂
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Eso de que el cáncer se cura… Ojalá. Estar en paro cuando vives con tus padres no es tanto problema y a tu hermana le vino muy bien. Un beso.
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El cáncer se puede curar, sí. Hace 25 años era más raro, pero hoy en día ya no lo s.
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Qué genial.
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Bueno, genial, genial… Genial para mi hermana, para ella sí 🙂
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Es que, cuando uno se acostumbra… Mamy, dice que vale más comer lentejas dos veces a la semana que discutir con marido por » es que mira como dejas todo… «
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Completamente de acuerdo. Eso está muy bien pagarlo, y muy justificado.
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Te vino bien encontrar trabajo, pero a la ¡chacha le vio de miedo!
Besazo
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No, perdona, nos vino a las dos bien. Oye! 🙂
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… A mi padre le diagnosticaron ese cáncer hace un año y medio . Parece que el tema está resuelto pero tenerlo obliga a revisiones periódicas …sus descendientes mayores de 40 hemos de «colonoscopiarnos» de vez en cuando, de momento no hay «bicho».
Gracias Carmen, me ha parecido un muy buen «trozo» de tu historia …bss!!!
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Pues tu padre tiene suerte por vivir ahora y no hace 20 años. las cosas han avanzado un montón. Yo también tengo que «colonoscopiarme» de vez en cuando, pero ¿ves? eso tampoco es ya como antes.
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Jaja, que valor, irte todas las mañanas a hacer que trabajabas, y el caso es que al final es lo que hacías.
Yo ahora le hago de chacha a mi hermana, y nos viene a las dos de maravilla, ella tranquila con quien tiene en casa y nadie le va a limpiar mejor, que se lo hago con todo el cariño y he terminado con sus discusiones maritales, y yo que soy la chacha mejor pagada de toda España.
Besitos
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No, peroe stá todo muy bien razonado, creo yo ¿No te parece?
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Que bonito es eso de evitar un disgusto a los que te rodean!
Es verdad que hubo un tiempo
en el que irse al paro se veía como algo provisional y pasajero.
Ahora por contra perder el trabajo, nos parece la mayor de las desgracias posibles
no sé que mierda de valores hemos conseguido montarnos
para que estemos perdiendo la vida
por un trabajo que nos cuesta la muerte.
Acabo de escribir un post al otro lado
planteandome
si algunas infartadas para superar metas laborales idiotas
merecen la pena.
besos me ha gustado mucho
ahora entiendo lo del comentario a mi cuento del otro dia.
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Es que me vino a la cabeza, y hasta que llegó el finde y lo pude escribir tranquilita.
Muchas gracias por la idea. Ahora paso a leerte.
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