Mis dos sobrinas, de 20 años, estuvieron en el Arena la madrugada del jueves pasado junto con otras seis amigas. Justo antes de que se formara la avalancha, decidieron marcharse porque aquello ya pasaba de lo insoportable. Se preguntaron ¿Derecha o izquierda? y la fortuna quiso que eligieran el pasillo que no fue. Una vez en el hall, notaron cómo cada vez había más gente: el túnel que ellas habían eludido estaba taponado, ya todos sabemos cómo. Decidieron largarse cuanto antes de aquella trampa, aunque tuvieron tiempo para ver la montonera y lo que estaba pasando. Subieron por las escaleras para salir rodeadas por un tumulto, hasta una grada desde donde se veía lo que estaba sucediendo. El sentido común y el ataque de nervios de una de sus amigas las llevó a intentar atajar por una puerta en donde ponía EMERGENCIA bien grande. Uno de la «seguridad», que llevaba pinganillo, se negó a abrirles la puerta. Le gritaron, le dijeron que había gente muriendo abajo, que aquello era una ratonera, pero aquel tipo sólo atendía órdenes de alguien a quien habían dado permiso para forrarse en una noche. Por fin alcanzaron la salida. La policía no estaba en el recinto, sino fuera. Lo mismo que las ambulancias. Y todavía seguía entrando gente. Un puertas le dijo a una de mis sobrinas ¿Pero por qué os vais ahora? y le respondieron: Porque hay gente muriendo ahí dentro. Pero él siguió cortando tickets. Cuando llegaron todas a los coches, aún necesitaron tiempo para llorar, para soltar los nervios, para respirar y calmarse después de lo que habían visto.
De camino a casa, vieron pasar ambulancias hacia el Arena. Se acostaron temiendo la cifra de muertos. Pensando en todos los amigos que estaban allí dentro, alguno de los cuales se salvó después de estar bajo la montonera, como supieron al día siguiente. Porque ellas vieron, sin saber hacer cálculos, cómo aquello tenía muchísimas más personas de las permitidas, cómo no había vigilancia, ni seguridad, ni servicios de orden, cómo las puertas de emergencia estaban cerradas, cómo sacaban a aquella chiquilla muerta, y cómo, tanto la policía municipal, la nacional, los SAMUR, todos los profesionales que están para protegernos y que saben cómo actuar, llegaron después.
Ahora nos toca asistir al desfile de periodistas del hígado sirviéndonos titulares tendenciosos, lágrimas y truculencia, y al espectáculo de políticos peleándose por asomar en la noticia o para pegarle al contrario con ella. También nos distraerán con asuntos menores, y hasta oiremos que lo que hay que hacer es prohibir las fiestas, la diversión y hasta la juventud si les dejan. Se escribirán sesudas reflexiones a cuenta de los valores, las salidas nocturnas, la responsabilidad de los padres y la música diabólica mezclada con alcohol, drogas y hedonismo, como si todo eso fuera de hoy, y no de cualquier generación que aún tenga memoria para recordar que hacía lo mismo ayer. Y pedirán que se hagan nuevas leyes, reglamentos, ordenanzas y regulaciones, cuando ni siquiera son capaces de cumplir y hacer cumplir las que ya existen. Y discutiremos sobre si la bengala fue antes o después, cuando en aquel pasillo, cualquier desmayo, cualquier tropezón podía provocar la catástrofe.
Esto no ha sido una fatalidad, una cornisa que se desprende por un golpe de viento. Y yo me digo que pago demasiados impuestos como para que el control y la seguridad de estas concentraciones masivas se deje en manos de tipos que sólo van a llevarse la pasta rápida. Diez mil personas son muchas personas para perderle la pista a según qué decisiones y para alquilar según qué responsabilidades. Me digo que pago a demasiados cargos públicos para que, de entre todos ellos, ni uno sólo tenga un poco de sentido común y haga, aunque sólo sea por una vez, su trabajo.
Amén.
Mañana escribo sobre lo mismo en el mismo tono.
Solo me consuela que hay mucha gente con sentido común que opina de la misma manera que tú. Aunque no arreglemos nada con ello, es importante saberlo.
Besazo
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Sí arreglamos algo sabiéndolo y distinguiendo entre las milongas y las realidades, Dolega. Te leeré (como siempre).
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Normalmente tu blog tiene un tono festivo que me resulta profundamente agradable. Cuando he visto el título me ha dado un escalofrío, más o menos el mismo que tenía a la hora de comer cuando hemos estado hablando de esto con nuestros hijos. Hace bastante tiempo que eludo los sitios demasiado empetados, pero en su momento he estado de fiesta todo lo que ha procedido (y más) y sé que, en realidad, lo que he tenido es suerte. El problema es que en una sociedad organizada no puedes dejar sobre los hombros de la suerte la supervivencia. La organización social comporta que algo así no pasa porque se articulan los dispositivos para que no pase. Algo como esto así sucedía siempre en Hispanoamérica, o en Asia. Algo se está haciendo mal, porque ahora ya no es algo ajeno. Que sean tantos muertos es una animalada, pero es que aunque no hubiese habido ni una, sólo una avalancha y un susto mortal por un imbécil que lanzó una bengala, ya se estaría evidenciando que algo está muy, muy mal (cómo coño la pasó el hijoputa ése? No había controles?). Por cierto, tienes toda la razón en que los mierdas de los medios y los mierdas de la política sacarán toda la punta al hecho, pero de la que no es.
P.S.: Me alegro infinito que a tus sobrinas no les pasase nada.
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No pensaba escribir sobre esto, Hans. Sin embargo, ayer me contaron con detalle cómo fue la cosa y me indigné. Ellas decidieron largarse cuando empezaba el DJ, con eso ya digo cómo estaba el sitio. Mis sobrinas han estado en otros sitios viendo a este DJ, bien organizado. Lo del Arena… en fin, pudieron ser muchos más.
Tú (¡y yo!) hemos tenido suerte, sí, pero seguimos igual: no se deja fumar, pero se dejan pasar bengalas ¿qué te parece?. Hace unos días ha habido algo similar en el Madrid Rio, pero no hubo muertos, y pasó inadvertido. Al final, si no pasan más cosas es porque los jóvenes (esos que ahora todo el mundo se dedica a poner a caer de un burro) al final se libran, como nos librábamos nosotros: porque hay más gente prudente que descebrebrados.
Y ya verás como aquí no pasa nada: ni encuentran al de la bengala, ni condenan al empresario, ni dimite ni Pepe… Tus nietos (y mis sobrinos nietos) seguirán bebiendo garrafón.
Volveré al tono festivo, que es lo que me gusta. Muchas gracias por comentar.
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YO deseo y espero que después de esta desgracia haya un antes y un después. Podrían haber sido sobrinos mios, tuyos o de cualquiera…porque esas macrofiestas son ratoneras peligrosas y parece que no nos damos cuenta. ¡Qué los aforos se sobrepasen! Que no haya medidas de seguridad y prevención…..es un horror.
Un abrazo
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Es un horror tener a tanto incapaz y a tanto hijodeputa suelto, sí.
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Carmencita, se me pone la piel de gallina leyendote… Por lo menos, a pesar del miedo y los nervios que debieron pasar se fueron para el otro lado. Un beso. CCC
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Tienen mucho sentido común, sí, y habían decidido salir de ese horror (por lo visto, petado era poco para cómo estaba) pero también les tocó la lotería, porque era un pasillo u otro. Gracias, CCC.
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Me he emocionado leyéndote. Qué momento debieron pasar tus sobrinas. Y los recuerdos que tardarán tiempo en olvidar. Pobres.
Lo que allí ha pasado es tremendo. Desde el empresario sin escrúpulos hasta el último responsable político, han de rodar cabezas. Y sobre los medios… hoy me han contado que unos canallas de la prensa sensacionalista trataron de colarse en la zona reservada para familiares de la UCi para ver si pillaban a la familia de Belén Langdon. Hay que ser muy asqueroso.
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Pues sí, ahí es donde estar la verdadera irresponsabilidad. Gracias por tu comentario, Mery.
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A mí me parece bien que prohíban las macrofiestas, porque es imposible garantizar la seguridad en un recinto tan grande y con cientos de personas. Un beso.
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Lo de Alcalá 20 no era una macrofiesta, sino una discoteca sin seguridad. Y si a eso vamos, también deberían prohibir las manifestaciones… O como decía Martín Ferrand, el tráfico, porque hay accidentes. No estoy de acuerdo. Lo que habría que prohibir es tener a políticos que cobran por no vigilar y no controlar las cosas. Esto no ha sido un accidente, sino un cúmulo de despropósitos y un acto criminal de un empresario.
Gracias por comentar.
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Cada vez tengo la intuición más clara de que esto sólo tiene que ver con la falta de escrúpulos de unos cuantos por lo que espero, a toro pasado, que esto pueda hacer que no vuelvan a darse esas situaciones en el futuro, pero lo dudo.
Me alegro de que tus sobrinas salieran sin daño de allí.
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Gracias. Yo también lo dudo, la verdad. Como decía Hans más arriba, no han cambiado tanto las cosas desde hace muchos años.
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Desde luego fue una desgracia, pero una desgracia evitable, y la solución no es, para mí, prohibir, sino hacer cumplir las normas, hacerlas cumplir antes, no después cuando no tiene solución, hacer cumplir los aforos, hacer que las salidas de emergencia sirvan para salidas de emergencia, que el personal contratado esté formado, mil cosas que hay que exigir que se cumplan, pero no al amparo de una desgracia.
Y como esto muchas cosas, extintores a los que es imposible acceder porque están bloqueados por palés en supermercados por ejemplo, que los veo a diario, comentas algo y te dicen que si, que ya lo mirarán, pensando en «qué puto plasta eres», luego el día que se produzca un incendio saldrán esos mismos periodistas asquerosos montando el pollo por la falta de control del tema, y es solo un ejemplo.
En fin, prohibamos a la juventud y se acabó el problema ¿no?, gran entrada querida mia.
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Es así: todo lo arreglan apilando leyes, y no se sabe si son buenas o malas, porque no se cumplen. ¿Qué fue de lo del pobre chaval aquel, Ussia, que lo mató un portero de discoteca? Ahí siguen los porteros sin carnet, ni formación, ni nada. O lo de los extintores en los supermercados. Pero lo tapan discutiendo en bobadas partidistas.
Prohibirán la juventud, sí. Al tiempo.
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Nada, podrán hacer todas las leyes y prohibiciones que quieran, cuando lo importante es hacer respetar las existentes, en fin querida mía.
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Tienes toda la razón. Los sinvergüenzas sin escrúpulos que se lucran con estas cosas son el tenebroso reflejo de los políticos sin escrúpulos que se lo permiten. Esto no ha sido una excepción, es la norma. Somos muy felices creyendo que alguien vela por nosotros. No, empecemos a defendernos solos. Es lo único que nos queda.
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Sí, creo que es lo que hay que inculcar: prudencia y vigilancia, y no quedarte esperando al estado. Mira, mis sobrinas van a denunciar. Tal vez no valga de nada, pero que conste al menos ¿no?
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Vaya! Testimonio de primera mano!
¿Sabes lo peor? que yo creo que no es que ocurriera esta catástrofe porque se hubieran incumplido normas, si no que se descubre el incumplimiento de normas sólo cuando se produce una catástrofe, no creo que casi ningún local ni sitios de este tipo cumpla con las normativas, y hasta que no pasa algo gordo no nos enteramos.
Besos
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Testimonio de segunda mano, que yo no estuve. 🙂
Sí, es así como dices. Gracias por el comentario.
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Llevo todo el dia desde que lo lei en el movil, dando vueltas a este post tuyo.
Como lo habran tenido que ver tus sobrinas para decidir largarse a la mitad.
Hoy es de esos dias en los que estoy orgulloso de pertenecer a la blogosfera y de poder enterarme con testimonios claros y bien escritos como el tuyo lo que los medios tradicionales desdibujan con sus partidismos idiotas.
Pero tampoco nos rasguemos vestiduras, nosotros hemos participado en cosas muchiiiiiisimo peores y que podian haber acabado muchiiiiiisimo peor. Pero la edad (que debe ser el institnto de supervivencia de la especie) te hace ver las cosas desde el otro lado…vamos que me imagino dentro de 8 o diez años con mis churumbeles dando vueltas por según que sitios y se me ponen los pelos como a espinete…
No me enrollo más …graacias por este post.
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De nada, gracias a ti.
Sobre lo que dices, hombre, ellas son unas chicas prudentes, pero no son ningunas mojigatas. Lo que me dicen es que allí no se podía estar, y yo las creo.
Sí, claro que todos hemos tenido 20 años, pero no por tener 20 años o por irte de copas uno se merece que le traten como a ganado. Esto no ha sido un accidente, y la culpa no es de la juventud, es lo que yo quería decir.
Lo de los medios es indignante. No. Lo de los medios es tenebroso.
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