Leo esta mañana una noticia que no me ha sorprendido en absoluto: más de la mitad de los españoles (un 52%) quiere que la matrícula de su coche vuelva a tener el distintivo provincial. No me choca. La matrícula sin distintivo unifica el mercado de segunda mano y, al hacerlo más grande, lo dinamiza y mejora. Naturalmente, ni me molesto en buscar el respaldo de esto con cifras porque el cambio se hizo en 2000, y después hemos vivido una expansión económica y una recesión de lo más canalla, con lo cual las cifras dirán exactamente lo que se quiera interpretar. No obstante, el argumento racional y económico es inobjetable. Y a él se opone, con ese flamenqueo tan español, más de la mitad de la población que encuentra en el coche el mejor lugar para expresar su sentimiento de pertenencia. Porque un español ante todo es de su pueblo y de ningún otro sitio.
“Adelante, hombre del seiscientos, la carretera nacional es tuya…” decía una canción. Y el españolito, con su matrícula provincial, contesta muy ufano:
– No, no, de eso nada. Mía es la parte de carretera que va de Fuentechorro a Tientalasno. Y a partir de la Sierra de Monjapretá… ¡eso es otra provincia!
Es todo tan hispánico que resulta enternecedor. Pero es que luego el estudio sigue, y resulta que hay casi un 54% que quiere personalizar la matrícula. Tunearla, vaya. Y aquí ya pueden vds esperarse cualquier cosa. Desde el muy sentimental «Te quiero, Juani» al rockero «Elvis forever«, pasando por el protocultureta «muy fan de Chopin» o el indignado «Montoro, cabrón«. No tengan dudas de que el número 69 con todas sus variantes se agotará en hora y media y que, en lo que se refiere a los colores, habrá muchos. Sobre todo si salen baratos. Y saldrán baratos…
Les dejo con la maravillosa canción que da título al post. Para que canturreen e imaginen.
¡Y que viva España y sus 50 provincias!
Un mundo para Curra 
La verdad es que ir por la autovía y no poder pitar al resto de coches de matricula de Bilbao, o meterse con los de Santander, hace que eche también de menos el modelo antiguo.
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Jaja, reconozco que a mi me dio penica cuando desapareció. Me gustaba lo de ir por Barna y decir hala! mira ese es de Soria, o ir viajando y al empezar a ver muchos coches con la M, la sensación de que estábamos llegando. Pero la gente ya se lo monta, para eso están las pegatinas del tipo I love Chotacabras, o el maravilloso burrito para que a nadie se le olvide que eres catalán, que como simbolismo no puede ser más acertado.
Luego estaba la leyenda urbana aquella de que los coches con la B si ibas a Madrid te lo rayaban y viceversa, nunca me ocurrió, pero tenía su gracia, hasta con eso han terminado.
Besos
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Muy de acuerdo con Inmagina. En su momento, se echaba de menos eso de pasar la frontera provincial y sentirte original entre tantos borregos iguales…
Hoy ya ni nos acordamos y a mí, ciertamente, me chupa un pie lo que ponga en la placa (con decirte que mi coche lleva conmigo casi cinco años y aún no me he aprendido la matrícula…).
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«Auto-nacionalismo»…Patético!!!
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Al menos las matrículas entretenían mucho a los niños en los viajes. un beso.
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🙂 Recuerdo
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A ver, a ver, que por aquí parece que vais a estar entre ese 52% que quiere la vuelta de las matrículas provinciales?? ¿Y porque era muy distraído?
Quiero insistir en los argumentos racionales. Y si no, pensad que si desde el principio no hubiera habido distintivo provincial, no lo podríais echar de menos, y os distraeríais con otras cosas.
Gracias, Sinube. Te esperaba.
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Pues por aquí este cambio en el formato de las matrículas le fue muy bien a más de uno. Sobre todo aquellos con matrícula de Madrid
(hace más de 2 horas que empecé este comentario, pero entre una llamada y … ¡me había olvidado!)
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Creo que estoy dentro del 52% que echa de menos los distintivios…
Lo siento. Eso de no saber de donde es el coche, no me gusta 😀
Besazo
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…hubo gente de Gijón que se matriculó el coche en Girona …
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Y de Vigo en Vitoria, y asombrosamente mucho.
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Pues a mi me gusta más el formato actual pero hecho de menos saber de dónde son ciertos coches, aunque eso también tiene sus grandes inconvenientes cuando es una la que va a otra ciudad.
Besos
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