Si lo hace por estilismo, nada que alegar. Si es que viene el sol, nada que decir. Si es que te queda bien porque “tú, con cualquier cosita que te pongas”, me callo. Incluso si es que tiene el pelo sucio, bueno. Pero si te obliga un padre fanático, un hermano ignorante o un marido embrutecido, entonces no. Y si ella lo hace a voluntad porque lo dice su profeta, hay que requisarles el mp3 para que entiendan lo que es vivir en otro siglo. Llamarle a eso “identidad cultural” es como quejarse porque no las anestesian antes de lapidarlas.
Cuánto imbécil hay que no comprende que se empieza con un velo a lo Doña Rogelia y se acaba bajo un burka con el clítoris rebanado. Esclavas, sumisas. Ban them all!
