Todo lo arregla sacándome a la Castellana y llevándome hasta la Plaza de San Juan de la Cruz. Luego allí ya empieza a orientarse, pero no mucho. Y eso por no hablar de la alergia que le produce la M-30.
– Gire a la derecha y luego gire a la derecha y en la primera rotonda tome la segunda salida.
O sea, a la Castellana. A ver, guapina, que para salir a la A-6 voy mejor por otro sitio que me sé yo. Recalcula.
– Tuerza a la derecha y luego gire a la izquierda
Ya, ya, tú lo que quieres es que dé la vuelta. Que no, que no voy a coger la Castellana para salir a la A-6.
– Cuando llegue a la rotonda, tome la primera salida a la derecha y, luego, a 100 metros, gire a la izquierda.
No me lo puedo creer. Estoy casi en Puerta de Hierro y todavía sigues intentando que vuelva a la Castellana. ¡Que no!
– Dentro de dos kilómetros, tome la salida 8, y a doscientos metros en la rotonda, tome la tercera salida, y, siga hasta girar a la izquierda…
Pero a ver, que ya estoy en la Carretera de la Coruña, que no voy a volver a la Castellana te pongas como te pongas.
– Dentro de un kilómetro tuerza a la derecha y, luego, gire a la izquierda y, luego, gire más a la izquierda hasta dar la vuelta.
Dentro de un kilómetro ya estoy llegando a Aravaca, que es la salida 10, que lo he mirado, que no me fío de ti ni un pelo. ¿En serio quieres que vuelva a la Castellana?
– Ha llegado a su destino.
No es posible, pero si estoy en medio de la nada.
– Ha llegado a su destino y no se hable más. Mendruga.